La pandemia del COVID-19 ha cobrado la vida de más de 5 mil personas a nivel nacional. Debido a este lamentable hecho, se ha elevado la demanda de ataúdes en el país. Genero Cabrera, quien fabrica de féretros desde hace más de 30 años en San Juan de Lurigancho, ha duplicado las ventas en medio del estado de emergencia.
Antes de la pandemia, él solía vender alrededor de 50 de estas cajas por semana, ahora entrega más de 100 en el mismo plazo.
“Se está muriendo la gente. También la fabricación está colapsada, porque no podemos abastecer a todas las funerarias. Como el presidente decretó el toque de queda, la madera no ingresa desde la Selva”, señaló.
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A pesar de este incremento en las ventas, Cabrera ha reducido su personal a la mitad, en cumplimiento a las disposiciones del Gobierno.
“No estamos para abastecer a todos, porque a veces piden, le dijo no tengo, quieren dejar plata de adelantado, pero no podemos recibir tampoco, porque si no cumplimos quedamos mal”, explicó el hombre, quien lamentó la muerte los pacientes positivos para coronavirus.