El decano del Colegio Médico del Perú habla sobre las cifras de contagiados por el en las últimas semanas y revela sus mayores preocupaciones sobre el futuro.

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¿Cómo analiza la evolución de la pandemia ahora que se ha flexibilizado la cuarentena?

Hemos llegado a una meseta, pero llama la atención tres características. Lo primero es que es muy alto el volumen de pacientes nuevos cada día, son unos 3,500 casos diarios. En segundo lugar, esta cantidad se ha mantenido en un tiempo muy prolongado, ya van casi tres semanas y no hay cuándo, de una manera franca, empiece a disminuir. Y en tercer lugar, han aparecido brotes que no estaban previstos en regiones como Arequipa, Huánuco, Huancavelica y Tacna. Preocupa que pese a tener la experiencia de los meses anteriores en la misma lucha, las nuevas zonas reclaman lo mismo que Loreto y la zona norte. No estamos aprendiendo.

¿Qué lecciones no ha aprendido el Gobierno?

Es espíritu de autocrítica que debe haber en cualquier gestión es muy importante para poder aprender, pero nosotros no estamos aprendiendo. Huánuco, por ejemplo, reclama oxígeno y eso ya lo habíamos escuchado hace semanas, pero en Iquitos. En el Colegio Médico le llamamos la crisis del oxígeno e insistimos con los puentes aéreos para proveerlo. En los puntos de nuevos brotes también piden medicamentos que están escaseando y su precio se ha multiplicado. Ese problema también lo hemos enfrentado ya. ¿Dónde está toda esa experiencia que vivimos? No sé si estamos perdiendo la memoria o es un problema de gestión.

¿No comparte el optimismo del ministro de Salud, , sobre esta meseta?

El 31 de mayo fue el pico más alto que hemos sufrido en el Perú con 8,806 casos nuevos, a partir de ahí hemos bajado de manera escalonada. Por eso, en lugar de una curva, en Perú la figura que más se adecúa es la de una escalera. Desde mayo, cada escalón iba bajando después de diez días, pero ahora se ha estancado y no bajamos al siguiente peldaño. Eso nos abre la posibilidad de que más bien se puedan disparar nuevos casos.

Miguel Palacios: "Hay una meseta de alto volumen"

¿Le preocupa la reactivación del transporte interprovincial y urbano?

Por supuesto, nos preocupa. Sabemos que no puede haber salud sin economía ni economía sin salud. Pero consideramos que es bastante osado abrir ese tipo de transportes y que se ocupe toda su capacidad de pasajeros porque, recuerda, el contagio es de persona a persona y el problema es la cercanía entre la gente, así como el tiempo que permanecen todos juntos durante los viajes. Se recomienda que si alguien se acerca a otra persona, el diálogo debe ser lo más breve posible, algunos estudios dicen que no deben sobrepasar los 18 minutos. Sin embargo, han autorizado viajes que pueden durar ocho horas y las personas están muy cerca. Una buena medida es el uso de una careta facial además de la mascarilla porque es una mayor protección para impedir que las gotículas sean respiradas por las personas cercanas. Si van a viajar, tienen que hablar lo menos posible y en tramos cortos. El Gobierno, como corresponde, está tomando decisiones, y nosotros, como Colegio Médico, es nuestro deber proponer alternativas para que no haya más contagios.

¿Se deben reconsiderar los protocolos para viajar?

Para los viajes más prolongados, el Gobierno debería replantear el aforo de los asientos. Ya ha ocurrido que varias normas han sido rectificadas en el transcurso de la pandemia, así que se debe pensar en la posibilidad de retroceder si vemos que las medidas dadas ponen en riesgo a las personas infectadas. El Gobierno debe monitorear y no dar por sentadas estas medidas.

¿Qué análisis podría hacer sobre la conducta de la población?

Tenemos hallazgos de que los mensajes de prevención no llegan a la población, por eso, desde el Colegio Médico y un equipo que dirige Jorge Salmón se está impulsando una gran campaña –en estos días deben lanzarla– para tratar de alcanzar todos los estratos de la sociedad y alertar sobre las medidas para evitar contagios.

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¿Ha fallado la estrategia de comunicación del Gobierno?

Nosotros, desde febrero, les dijimos a los funcionarios del Minsa (Ministerio de Salud), observamos que en su propuesta había un déficit de una adecuada gestión de comunicaciones. Incluso subrayamos que nosotros no somos expertos en comunicaciones y los ministerios tampoco. De acuerdo a experiencias con otros países, es importante gestionar una gran campaña con profesionales que conozcan el tema. Han pasado cinco meses y a pesar de la buena voluntad y el esfuerzo que ha hecho el Gobierno con las presentaciones del mediodía del presidente y todos los ministros, no han llegado los mensajes a la población.

¿Cuáles son los riesgos más graves que estamos tomando?

Todo lo que implique congestión o hacinamiento tiene el gran riesgo de infección. Este virus tiene un alto poder de transmisibilidad de persona a persona. Podemos volver a desbordar los hospitales y por eso hay que presionar por las camas UCI. A pesar de que se ofreció 2 mil de estas camas para fines de junio, no se cumplió, sigue habiendo un déficit de médicos y enfermeras. Es complicado conseguir oxígeno, medicina como el tocilizumab que no se encuentra en ningún lado y dos ampollas pueden salvar una vida; de igual manera, el bromuro de rocuronio, que te permite mantener entubado a un paciente por 21 días y lo buscamos dramáticamente por todas las farmacias y no hay. Con todas esas deficiencias es muy complicado soportar una mayor cantidad de pacientes contagiados que van a ir a hospitales.

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