Ancianos, niños y enfermos que viven en extrema pobreza se han quedado sin recibir sus alimentos diarios durante la emergencia nacional. El Centro de Alimentación N°3 del de La Victoria cerró sus puertas un día después que el presidente Martín Vizcarra estableció el aislamiento obligatorio y hasta el día de hoy no ofrece soluciones a sus comensales.

En el gigantesco comedor de la avenida Manco Cápac desayunaban y almorzaban por solo S/1.20 al menos 400 personas. Se ofrecía un menú completo que incluía sopa, segundo y postre, y se permitía el ingreso a todo aquel que lo necesitara. Lamentablemente, todavía no ha sido reabierto pese a las exigencias de los vecinos que llegaban hasta el lugar para poder comer con unos pocos soles.

Son justamente las personas de menos recursos las que debido a la cuarentena no pueden salir a trabajar a las calles y han visto perjudicada su economía y alimentación. Por tal motivo, es necesario plantear opciones para que vuelvan a acceder a una dieta saludable y así fortalecer sus defensas para combatir la pandemia que viene extendiéndose por nuestro país.

La última vez que se usó esta cocina fue el 16 de marzo de 2020. (Foto: Hugo Curotto)
La última vez que se usó esta cocina fue el 16 de marzo de 2020. (Foto: Hugo Curotto)

Trabajadores listos para servir

Juan Suárez, administrador del local, comentó a Perú21 que los trabajadores quieren servir a estos peruanos y peruanas necesitados. “Nosotros estamos dispuestos a continuar en la preparación de alimentos. Todos son bienvenidos. Queremos que el ministerio sepa que estamos listos para apoyar y servir a la gente más humilde”, declaró a Perú21.

Coincide con él Víctor León, encargado de abastecimiento, que todos los días limpia la sede y se asegura que los productos estén en las mejores condiciones para cuando las cocinas vuelvan a encenderse. Él es el encargo de limpiar con minuciosidad los insumos que aguardan ser utilizados en el almacén.

Ambos trabajadores proponen que los menús se entreguen para llevar, tal y como se está haciendo en los comedores de la Beneficencia de Lima, con el fin de garantizar la salud de los comensales durante la crisis sanitaria y evitar la aglomeración de personas. Esperemos que estas sugerencias sean tomadas en cuenta rápidamente para beneficiar a miles de ciudadanos que pasan hambre.

Eran 400 las personas que se alimentaban en este gigantesco comedor, que hoy luce desierto. (Foto: Hugo Curotto / GEC)
Eran 400 las personas que se alimentaban en este gigantesco comedor, que hoy luce desierto. (Foto: Hugo Curotto / GEC)

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