Las lacrimógenas que apagaron

Más de 40 jóvenes decidieron acudir a las marchas de la última semana con un único fin: neutralizar las bombas lacrimógenas arrojadas por la Policía. Te contamos sus historias.
Eran más de las 9 de la noche cuando la policía atacó con una lluvia de bombas lacrimógenas a los manifestantes luego de que un grupo pequeño empezó a sacar las rejas de protección. En ese momento se desató el caos. (GEC)

Asesorados solo por tutoriales de Tik Tok y Youtube, con guantes resistentes al calor, cascos, mascarillas para gases tóxicos y lentes de protección, más de 40 jóvenes decidieron acudir a las marchas de la última semana con un único fin: neutralizar las bombas lacrimógenas arrojadas por la Policía.

“Nosotros no devolvemos las bombas, las apagamos”, contó Giuseppe Orellana (32), quien, sin ningún entrenamiento previo, fue uno de los primeros en adoptar la iniciativa vista en protestas de Hong Kong (China) y Santiago (Chile).

Como advirtió la Defensoría del Pueblo el 15 de noviembre, se constató “el uso irracional y desproporcionado de la fuerza por parte de la Policía. Durante varias horas los efectivos policiales de manera persistente arrojaron a miles de manifestantes bombas lacrimógenas”.

“Recuerdo estar ahí porque la gente necesitaba ayuda. Habían buses, transeúntes, personas que nada tenían que ver con la marcha. Empecé solo y luego me organicé con algunos amigos movidos por la solidaridad”, señaló Giuseppe.

Kaly López (28), quien nunca había asistido a una manifestación, se juntó con otros 30 jóvenes y conformó el ‘Bloque de Apoyo’, a fin de brindar primeros auxilios y neutralizar los gases lacrimógenos, en el cruce de las avenidas Piérola y Abancay, en el Centro de Lima.

“Hubo gente que estuvo lanzando piedras a la Policía, pero también habían ancianos, señoras, personas con sus hijos en brazos, bailarines y los voluntarios que fueron atacados sin ningún motivo”, lamentó.

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Producto de la violencia registrada en las manifestaciones, uno de sus compañeros resultó con la mano quemada debido a los perdigones.

El estudiante Iván Atilano (23) apagó las bombas por su cuenta. Confesó que, en la primera marcha nacional, la estampida de la multitud lo sorprendió cuando llegó a la Av. Abancay, por lo que se enfocó en “ayudar a quienes trataban de huir. Vi gente arrodillada en el piso producto de la asfixia”.

El 14 de noviembre, Atilano se concentró cerca a la Estación Colmena del Metropolitano, donde había varios jóvenes –entre hombres y mujeres– con bidones de agua, conos y escudos improvisados para protegerse mientras neutralizaban las bombas.

“Vi la primera bomba a tiempo, corrí, la cogí con el guante, la metí al bidón con agua y salí mientras agitaba el bidón. No puedes dejar de moverlo porque el polvillo sigue saliendo hacia ti”, expresó.

MANEJO POLICIAL DEL GAS

Para el exgeneral y exdirector PNP, Luis Montoya, hizo falta un trabajo de inteligencia operativa por parte de la Policía durante las manifestaciones.

“Cuando el orden público es rebasado, la PNP tiene protocolos. Se usan señales, los megáfonos, rochabuses (buses que disparan agua) que no hemos visto ahora. Las represiones se hacen contra un violentista pero no contra un manifestante”, recalcó a Perú21.

Solo cuando el ataque “es muy fuerte”, se usan las lacrimógenas. “Una cosa es la bomba y otra cosa es el proyectil, que se usa solo a una distancia prudente y nunca directamente contra el cuerpo”, precisó.

DAÑOS A LA SALUD

El neumólogo pediatra y presidente del Comité de Asuntos Contenciosos y Procedimientos disciplinarios del Colegio Médico del Perú, Ildauro Aguirre, recordó que los alcances de las bombas lacrimógenas tienen efectos inmediatos.

Para contrarrestarlos, “se debe usar un pañuelo mojado con agua para cubrir la nariz y la boca y evacuar hacia un lugar despejado, evitando los espacios cerrados”.

Advirtió que las personas que viven en zonas aledañas a donde se lanzaron las bombas, deben desinfectar sus casas.

En tanto, Gianella Barreda, oftalmóloga de la Clínica San Pablo, señaló que “frotarse los ojos podría causar úlceras corneales. A una distancia de 2 metros puede producirse una conjuntivitis pero en forma más cercanas pueden producir lesiones químicas severas”.

Respecto a los daños que pueden ocasionar estos compuestos en la piel, Sandro Tucto, dermatólogo de la Clínica Ricardo Palma, indicó que tras los efectos inmediatos, a corto plazo se puede producir una dermatitis por irritabilidad.

“Dependiendo del tipo de piel podríamos ver quemaduras y ulceraciones, también depende del tiempo de exposición. La impregnación en la ropa es otro tema, lo ideal es que una vez que se ha salido del lugar donde están los gases, se haga el cambio de ropa y lavado inmediato”, enfatizó.

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