La Municipalidad de La Molina dispuso el "cierre de sus fronteras distritales" desde ayer. (Rolly Reyna / GEC)
La Municipalidad de La Molina dispuso el "cierre de sus fronteras distritales" desde ayer. (Rolly Reyna / GEC)

Desde que se detectó el primer caso de un paciente infectado con en Perú, los habitantes de Lima no hemos sido los mismos. Lapidamos con la mirada a cualquiera que estornude cerca, desaparecimos las mascarillas, logramos que el alcohol medicinal alcance precios exorbitantes y depredamos la carne, el pollo y papel higiénico de los supermercados.

Pero los excesos no han sido solo de los ciudadanos, algunas autoridades se han unido a esta histeria que en nada ayuda a mitigar los efectos de la pandemia del COVID-19. El ayer ordenó cerrar sus “fronteras distritales” y para ello estableció 14 “puntos de cierre”.

De acuerdo al plan del alcalde, solo un miembro de cada familia que vive en La Molina podría transitar por las calles y sería el municipio el encargado de autorizar tales permisos. En las redes sociales aparecieron imágenes de camionetas de serenazgo atravesadas en la mitad de la pista para que no circulen los vehículos.

Perú21 se trasladó hasta el distrito en cuestión para corroborar si se estaba ejecutando la increíble disposición municipal. Abordamos el corredor rojo en el paradero ubicado entre las avenidas Escardó y La Marina (San Miguel) para recorrer toda La Marina y llegar a la altura de Los Frutales.

Desde el inicio de la ruta, las calles lucían prácticamente vacías. Una mínima cantidad de peatones y vehículos circulaban por bancos o caminaban hacia a algún centro comercial. Los miembros de las fuerzas armadas y la PNP estaban ubicados en las esquinas de las calles y paraderos vigilando el tránsito.

Calles del distrito de San Miguel

En condiciones normales, llegar hasta La Molina tarda alrededor una hora y media; pero hoy, en el segundo día de , solo demoramos 45 minutos en llegar al Óvalo Monitor Huáscar, en la avenida Javier Prado. El bus del corredor rojo se mantuvo con asientos vacíos durante todo el trayecto. Las personas subían con bolsas de compras, algunos con uniforme médico y otros iban como en un día cualquiera.

En el límite entre Surco y La Molina el tránsito estaba detenido, pues, un pequeño grupo de militares y policías paraban a camiones y vehículos menores para solicitar los documentos de sus tripulantes. Este punto de la ciudad fue uno de los señalados por el alcalde Álvaro Paz de la Barra dentro de su plan, sin embargo, a ninguno de los pasajeros del transporte público nos intervinieron.

Control policial y militar en Óvalo Monitor Huáscar.

Tuvimos que esperar unos cinco minutos para poder pasar esta zona de control, luego, el carro avanzó sin ningún contratiempo hasta el paradero de Los Frutales. Esa zona estaba totalmente desolada. Solo pasaban algunas camionetas y autos, pero ningún taxi; por eso tuve que caminar hasta el siguiente “punto de cierre”, ubicado a un poco más de un kilómetro, en la intersección de las avenidas Separadora Industrial y Los Frutales, en el límite con el distrito de Ate.

Ahí hay un puesto permanente de vigilancia del serenazgo de La Molina, una camioneta estacionada a un lado de la calle y dos agentes de seguridad ciudadana. Los bloques que habían impedido el pase el día de ayer ya no estaban. Los carros y los pocos peatones transitaban sin ninguna restricción.

Uno de los agentes de serenazgo se acercó (en plena vía pública) para preguntar por qué estaba grabando, pero al identificarnos como periodistas se retiraron rápidamente.

- ¿Ya no están restringiendo el pase?, perseguimos al miembro de serenazgo.

- No, ya todo está normal.

Y se fue.

Control en el cruce de las avenidas Separadora Industrial y Los Frutales.

Avanzamos por Separadora Industrial unos 500 metros hasta llegar a la avenida La Molina, otra área donde se dispuso la restricción de tránsito. Sin embargo, también estaba totalmente libre. Solo una camioneta de serenazgo estaba aparcada al costado de la carretera, con algunos agentes de seguridad y un par de policías. Pero ninguno prohibía el pase, solo vigilaban la calle.

Esta vez fueron los policías quienes se acercaron hasta donde estábamos grabando, nos pidieron nuestra identificación y se retiraron sin ningún problema.

Cruce de las avenidas Separadora Industrial con La Molina.

¿Se dio cuenta el alcalde distrital que su medida no tenía ningún asidero? Varios vecinos, expertos y autoridades manifestaron en medios de comunicación y redes sociales su disconformidad con la ordenanza y la calificaron de medieval, oportunista, ilegal, inconstitucional, populista.

Esperemos que no haya más autoridades que se sumen a la ola de excesos. Cada ciudadano deberá colaborar en esta lucha contra el coronavirus al no salir de casa. No nos convirtamos el vector de este mal.

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