Kenyi Coba

En 1912 y tras varios años de arduo trabajo, los hermanos y arquitectos italianos Masperi inauguraron un imponente edificio en el cruce de la hoy conocida el cual albergó las tiendas más exclusivas de la época.

La construcción conectaba sus cuatro pisos a través de hermosas escaleras de mármol europeo, despampanantes arañas que caían de sus techos y una decoración Art Nouveau en su fachada hacían que todos se quedaran sorprendidos al verla.

“Era tan hermoso el edificio, que muchos no lo podían creer. Esto lo llevó a convertirse en el primer edificio de la hoy plaza San Martín, porque esta se construyó años después”, contó el historiador Marco Antonio Capristan.

En ese mismo año, una elegante cafetería abrió sus puertas en el primer piso del edificio. Fue la italiana Giacoletti, una especie de Starbucks de comienzos el siglo XX, donde se ofrecían unos sabrosos pasteles y bebidas que eran la debilidad de los limeños de la época que 'jironeaban' por el Centro de Lima.

“Por la cafetería que había en el primer piso se hizo conocido el edificio, que en los pisos superiores tenía negocios más pequeños donde también se ofrecían productos exclusivos. La elegancia era parte del Giacoletti”, agregó el investigador.

Pasaron los años y en 1914, empezó la demolición de la estación de bomberos que se encontraba frente a él para darle paso a la primera plaza republicana del Perú, la plaza San Martín. 

Ante ello, la fachada del Giacoletti tuvo que sufrir su única remodelación y pasó a tener un estilo Neocolonial, el cual conocíamos hasta ahora.

Luego Giacoletti dejó el edificio y dio paso a otra cafetería, Juan Romano, la cual fue la pionera en ofrecer pavos en Lima para celebrar Navidad.

En los años 70 Juan Romano cede el espacio a la pollería El Cortijo, una de las más exclusivas de la época y el primer restaurante de este rubro que se asienta ahí.

En la década de los 80 Parrilladas San Martín toma la batuta luego de que El Cortijo se mudara a Barranco, pero no duró mucho tiempo por la crisis que soportó el país en aquella época, la cual motivó el cierre de múltiples negocios.

Fueron varios restaurantes que quisieron cobrar el encanto de antaño en la planta baja del Giacoletti, pero no tuvieron éxito y es en los primeros años de la década del 2000 que Roky’s abre una sucursal allí, hasta que un voraz incendio destruyera su local y todo el bello edificio que fue testigo de múltiples acontecimientos históricos.

La majestuedad del edificio Giocoletti quedó en cenizas. (Foto: USI) 
La majestuedad del edificio Giocoletti quedó en cenizas. (Foto: USI) 

“Lima perdió un edificio histórico porque fue testigo de muchos eventos. Fue el primer edificio de una plaza republicana, estuvo en la inauguración de la plaza San Martín, se abrió la avenida Nicolás de Piérola, una de las más exclusivas de antaño, decenas de manifestaciones, etc.”, sentenció Capristan.

El Ministerio de Cultura y la Municipalidad de Lima informaron que se evaluará la demolición del inmueble siniestrado, pues no tienen autoridad sobre él al ser propiedad privada y más aún considerado como patrimonio de la ciudad.

“Una vez que terminen los trabajos de los remoción de escombros, entraremos para evaluar el daño en la estructura. Se evaluará si se demuele o no”, indicó un representante de la Municipalidad de Lima.

Este caso hace recordar a los peruanos el incendio que destruyó una de las elegantes casonas que adornaban la plaza Dos de Mayo, en el Centro de Lima, el pasado 16 de octubre de 2016, la cual hasta el momento no ha sido remodelada. 

El predio fue declarado inhabitable hasta que años después, una empresa española lo compró y tiene en planes construir un centro comercial respetando su fachada y elegancia. Hasta el momento no hay nada concreto. 

El teatro Colón y el edificio Giacoletti