Óscar y Rosalía cumplieron un año juntos. (Piko Tamashiro)
Óscar y Rosalía cumplieron un año juntos. (Piko Tamashiro)

Redacción PERÚ21

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Óscar Tafur ya había bromeado con eso varias veces: "Mi amor, nos vamos a casar pronto", "serás mi esposa y tendremos mil hijos". Rosalía Núñez solo reía, sabía que con 21 años la palabra matrimonio ni siquiera se aproximaba a entrar en su vocabulario.

Pero la noche del 1 de febrero de 2016, Óscar dejaría de bromear. Después de seis años del primer beso, se colocó al frente de Rosalía, la tomó del brazo y la miró fijamente. El momento estaba preparado para esa pregunta que daría pie esa aventura juntos.

Pero no hubo ningún tipo de pregunta.

"Nos casamos en dos semanas", le dijo Óscar, avisándole más que pidiéndole matrimonio. Rosalía se emocionó, lloró pero a los minutos también pensó en su mamá. ¿Qué le diría? ¿Qué haría para que finalmente acepte a Carlos, el chico de 19 años al que nunca pasó?

La boda

El 14 de febrero de 2016, un batallón de parejas aguardaba en la Costa Verde, a la altura de San Miguel. Bajo el inclemente calor de verano muchos de los novios esperaban su turno a cuello cerrado, custodiados por una corbata de ocasión, otros, menos valientes, llevaban la camisa entre abierta. Óscar era de los primeros: vestía un terno negro clásico, de esos que la gente utilizaba para casarse.

La alcaldía de San Miguel había escogido San Valentín para llevar a cabo un matrimonio civil masivo al cual asistieron 101 parejas.

Rosalía sobrepasa el metro setenta y cinco de altura y era la novia más grande de aquella mañana. Su enorme cabello ondulado lucía recogido y un collar de perlas daba inicio a su largo cuello. Su vestido blanco dejaba al descubierto sus hombros morenos.

Ambos sostenía un cartel con el número 79 bajo el brazo. Ese sería su turno en este espectáculo interminable frente al mar, pero todo cambiaría minutos antes de iniciar.

Su juventud les evitó la burocracia. Óscar con 19 y Rosalía con 21 eran la pareja más joven en casarse aquella mañana. Ellos recién caerían en la cuenta de eso cuando el alcalde los llamó al estrado al iniciar la ceremonia. Serían uno de los primeros en pasar ceremonia y se irían temprano a celebrar

Vidas duras

Óscar y Rosalía se conocieron el 2010 en la Iglesia Bíblica Internacional "Jesús rey de reyes y señor de señores", ubicada en Chacaritas, una de las zonas más 'picantes' del Callao. La historia de vida de cada uno es una combinación de temores, abandonos y precariedad.

La iglesia, cuenta Óscar, le cambió la vida cuando esta ya no podía estar peor.

"Un día mi madre llorando me dice que la acompañe y por evitar que me continúe hablando, acepté. Yo llegué a la iglesia con gorra, amargo, cruzado de brazos y desafiante. ¿Qué iba a hablar ese hombre que está aquí adelante que dice que esta cerca de Dios?", cuenta sobre la noche que pisó la iglesia.

"Cuando terminó el servicio terminé como un niño llorando. Por primera vez conocí qué es lo que era un padre", agrega.

Ante de cumplir catorce años, él ya había probado gran cantidad de drogas, robado y vivido en la calle por varios días. "Todos los Día del Padre le daba el regalo a mi mamá, a veces cuándo me pasaba algo sentía que no tenía alguien que me defendiera, estaba solo", cuenta con la voz entrecortada desde la casa donde ahora vive con su esposa.

Rosalía es hija única pero tiene 10 hermanos de diferentes padres. Conoció a Óscar en un momento especial en su vida y desde que lo vio sabía que pasaría largos días junto a él. El primer paso lo dio ella, revela entre risas. "Le pedí prestado el celular a su mamá para hacer una llamada y en un descuido apunté el número de él. A los pocos días lo llamé para invitarlo a salir".

"Lo mejor de todo es que comenzamos siendo amigos y el amor fue consecuencia de eso", cuenta Óscar, quien se dedica a la venta de polos con mensajes cristianos.

Un año juntos

Óscar y Rosalía se casaron por civil el 14 de febrero y dos semanas después confirmaron su decisión en una boda religiosa. Desde allí han pasado por tres casas distintas hasta llegar a comienzos de febrero a un pequeño departamento en Ciudad del Pescador, también en el Callao.

En su vivienda nos reciben los gritos de un niño. David recién tiene tres meses de nacido pero parece de más. Solo los brazos de su madre pueden calmarlo. "Fe un milagro", repite ella.

"Mi esposa no podía tener hijos. Porque hace unos años le extirparon una trompa y la otra estaba deteriorada. El tratamiento era carísimo pero Dios nos había prometido y así fue. Un día yo estaba trabajando y ella me llamó para darme la noticia: vas a ser papá", cuenta emocionado Óscar.

Los problemas que tuvo Rosalía se debieron a la pérdida de un bebé que sufrieron ambos cuando aún eran enamorados. "Éramos cristianos pero también desobedientes y a causa de eso perdimos un niño, actuamos mal. Es lo más triste que nos ha pasado juntos y luego de eso pensamos que nunca más nos convertiríamos en padres", narra.

Luego de un año de casados, esta pareja se toma bastante tiempo para enumerar los problemas que han pasado. Sonríen, pero igual confiesan que ha sido difícil mantener este matrimonio que este catorce cumplirá un año.

"Comencé a conocer su verdadero carácter y ella, el mío. Chocábamos en varias cosas, pero no por los típicos problemas cómo por salir a la calle o emborracharse, no. Los nuestros eran un poco tontos, a veces yo quería que el mueble esté allí y ella no y por eso discutíamos", relata un poco avergonzado, Óscar.

"Pero también mucha gente nos abandonó, gente que no daba ni un sol por nosotros", agrega Rosalía, sin dejar de soltar a David.

La pareja responde con madurez a cada pregunta formulada. Quizás esas actitudes los han llevado a ser líderes en la iglesia a donde asisten e incluso a dar consejos matrimoniales a matrimonios con más aniversarios encima.

Pero ¿qué mueve a dos jóvenes a casarse en un país donde 14 mil parejas se divorcian cada año? Aquí Óscar nuevamente da una respuesta que le agrega 30 años de madurez a los 20 años que tiene en la actualidad.

"Primero, nos casamos por amor a Dios, ya que si nosotros no hubiésemos conocido a Dios no sabríamos lo que es el amor. En segundo lugar, por amor a nosotros: porque se formó algo especial, algo que no te lo puedo describir con palabras. Por último, por obediencia, porque nosotros no queríamos pecar", explica, mirando siempre a Rosalía y a David.

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