La Ballena Azul ya no es un juego. (Perú21)
La Ballena Azul ya no es un juego. (Perú21)

Redacción PERÚ21

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Ahora, con las computadoras, los smartphones y las tabletas, entre otros dispositivos electrónicos, tenemos un mar de información. Todo lo que ocurre en el mundo está a un clic de distancia. Todo, absolutamente todo: lo bueno y —lamentablemente— también lo malo.

Entre esto último ha comenzado a circular un macabro juego creado en Rusia y que, rápidamente, se extendió por Europa, Asia, América y llegó a esta parte del mundo. Se trata de Ballena Azul, un juego que desafía a sus participantes con 50 retos. El último de estos es el suicidio.

Tal ha sido la preocupación que ha generado este tema que la jefa de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana, Killa Miranda, lo calificó de "perversión".

"La Ballena Azul no es ningún juego. Ninguna situación que les haga daño a nuestros hijos se puede llamar juego. Es un hecho perverso que puede conducir a nuestros niños y adolescentes a situaciones peligrosas", manifestó.

Demandó a los padres de familia y a toda la sociedad que tengan claro que no debemos hablar de esto como un juego. "Para referirnos a esto tenemos que eliminar de nuestro vocabulario la palabra juego, porque no lo es", remarcó.

Para prevenir que los escolares ingresen a estos grupos, la funcionaria anunció que se darán charlas a los estudiantes y a los padres de familia sobre este tema.

De otro lado, el capitán PNP David Silva, de la División de Investigación de Alta Tecnología (Divindat), explicó en qué consiste esta amenaza que se encuentra en las redes sociales.

"Tienen que seguir la secuencia de instrucciones dadas por un curador o administrador. Estas consisten en una serie de retos, como las autolesiones, que van aumentando hasta llegar a la muerte", advirtió.

Advirtió que las personas en mayor riesgo son las que tienen un perfil depresivo, que a su corta edad comienzan a inspirarse en personajes suicidas. Destacó que las tendencias suicidas se vuelven más claras en las redes sociales porque estas ofrecen anonimato a las personas. "Entonces lo que no pueden expresar públicamente, lo pueden hacer a través de este tipo de actividad", sostuvo el oficial.

La solución es tan simple como —para algunos— compleja: mejorar los vínculos afectivos a todo nivel (familiar, amical, escolar, etc.), tal como lo destacó el psiquiatra Rolando Pomalima, especialista en tratamiento a niños y adolescentes del Instituto de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi.

¿Y cómo se consigue eso? Con el diálogo, que se debe iniciar en casa, con un 'examen de conciencia' sobre el tiempo y la calidad del mismo que se le dedica a los hijos y a todos los integrantes de la familia, destacó Pomalima. Esta tarea también debe hacerse en la escuela, de profesor a alumnos y entre compañeros de aula.

Destacó que otro punto importante es no ocultar las cosas. No por no mencionarlas van a desaparecer. Y es que este es un tema que se puede tocar en casa, analizarlo y hasta discutir, respetando la opinión de todos, sin discriminar a nadie, para darles herramientas de prevención, principalmente, a los más pequeños y a los adolescentes.

Por su parte, la especialista de Convivencia Escolar del Ministerio de Educación, Patricia Giraldo, pidió a los padres de familia que estén atentos a la rutina y a los cambios de humor de sus hijos, en especial a señales de alerta como irritabilidad, tristeza y aislamiento social.

Subrayó la importancia de que los padres conversen con sus hijos sobre los riesgos y amenazas del uso de Internet y recomendó que la computadora se ubique en un lugar visible de la casa para saber qué cosas están haciendo los menores.

Rolando Pomalina, psiquiatra:

"Se deben buscar más vínculos afectivos con los adolescentes"

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