Redacción PERÚ21

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Esribe: Kenyi Coba 

Antiguamente, su impresionante color amarillo podía verse en todo su esplendor en los cerros que amurallan el distrito del Rímac, pero hoy, en pleno siglo XXI, apreciar la flor de Amancaes, el símbolo de Lima, es casi un lujo que tienen algunos que se dirigen hasta los escasos lugares donde hoy se refugia. 

Durante la colonia, esta hermosa flor adornó el valle de Amancaes, en el Rímac, pero al pasar los años su territorio fue invadido por nuevos pobladores y la flor de Amancaes dejó de florecer por un largo tiempo.

Hoy sigue adornando, a menor escala, el famoso lugar que le dio origen a su nombre, pero corre el riesgo de desaparecer por obra y gracia del ser humano, pues invasores continúan colocando esteras hasta en la cima de los cerros de la zona.

No está sola. 

Distintos grupos ecológicos se preocupan por su cuidado y hasta realizan paseos por lo que queda del valle de Amancaes (durante los meses de junio y julio, en los que florece) para enseñarle a sus visitantes lo importante de su conservación.

Los voluntarios del Circuito Ecoturístico de Lomas de Amancaes realizan una maravillosa labor en esta zona olvidada de la capital donde también protagonizan campañas de limpieza y reforestación.

Otro punto donde se puede observar al símbolo de la ‘Ciudad de los Reyes’ es al sur de la capital, en Pachacámac: las faldas de las lomas de Lúcumo son el espacio que escogió esta milenaria planta para florecer.

Un grupo de atentos vigilantes la cuidan celosamente ante el peligro humano. Ellos son el Grupo GEA, soldados de la naturaleza que la protegen de cualquier peligro y también realizan paseos educativos para que pueda ser apreciada en vivo.

Un hecho anecdótico ocurrió en mayo del de 2018, cuando los jardines de la histórica Quinta Heeren, en Barrios Altos, fueron escenario del brote de esta flor la cual, por primera vez, escogió un lugar cercano al piso para florecer porque siempre lo hace en la parte superior de las lomas.

Estos son algunos de los puntos cercanos a la capital donde podemos apreciar a la hermosa flor de Amancaes, que poco a poco viene reclamando territorio para seguir sorprendiéndonos con su imponente tono amarillo.