Dicen que las figuras del toreo nacen para serlo, y Andrés Roca Rey parece haberlo tenido claro desde que tiene uso de razón. A los siete años se puso por primera vez delante de una becerra y a los once estoqueó su primer ejemplar. Mientras sus compañeros de colegio llevaban una vida normal, Roca Rey alternaba sus estudios con viajes a las provincias del Perú y al extranjero para actuar como novillero. En tercero de media entendió que para alcanzar la cima tendría que dejar su país. Así, a los 15 años, cruzó el charco con rumbo a España para iniciar un camino sin retorno.

Aunque siempre aspiró a ser el número uno, quizás nunca pensó que la revolución llevaría su nombre. Hoy está claro que el “gallo peruano”, como lo conocen en España, ha cambiado radicalmente el mundo del toreo. Las plazas se han vuelto a llenar, miles se han aficionado y la fiesta brava ha recobrado un vigor que parecía estar languideciendo. Entre sus seguidores están el rey Juan Carlos de España, Joaquín Sabina, Andrés Calamaro y nuestro premio Nobel Mario Vargas Llosa. Un peruano es el ídolo máximo del arte más español.

El reconocido cronista taurino Pepe Mata escribió sobre Roca Rey: “Tuvieron que pasar cien años para que volviera a aparecer un torero excepcional, que además de revolucionar al arte del toreo, le volviera a dar significado de verdad. Hace un siglo lo estaban haciendo Gaona, Joselito y Belomonte. Ahora cabalga solo, Andrés, y está a mil años luz de los demás (…) Es la primera figura del toreo mundial y como exclamó el inmenso Ludwig Van Beethoven –Andrés lo puede también afirmar–: ¡Andrés Roca Rey, solo hay uno!”.

Solo en 2018 Roca Rey toreó 54 tardes, cortó 89 orejas y abrió 30 puertas grandes en plazas como Madrid, Sevilla, Bilbao y Pamplona. Sin embargo, los números no son lo importante para él. “El toreo no significa para mí torear más que nadie, ni cortar más orejas, el toreo es tan grande que probablemente delante del toro los números son lo que menos importa”, dice el matador.

“Aunque siempre aspiró a ser el número uno, quizás no pensó que la revolución llevaría su nombre. Roca Rey ha cambiado la tauromaquia”.


ROCKSTAR ROCA REY

Aunque la magia sucede en los ruedos, la fascinación que genera Roca Rey trasciende a ellos. Su estilo irreverente y jovial, su pinta usualmente despeinada y su afición por el reggaetón contrastan con la habitual formalidad que rodea al toreo y sus protagonistas. Andrés se ha convertido en una suerte de rockstar de la tauromaquia. Su cuenta de Instagram tiene 150,000 seguidores, es blanco habitual de los medios de entretenimiento españoles, y la gente lo detiene en la calle para pedirle selfies y grabar stories. Por si fuera poco, recientemente lanzó su propia línea de ropa.

Parte del interés que despierta Roca Rey entre aficionados y curiosos tiene que ver con su desmedido valor al torear. El diestro se pone en lugares que muy pocos han conquistado, exponiendo su integridad a un nivel que algunos consideran irresponsable. “No me gusta evitar el miedo, me gusta competir contra el miedo, es lo que te hace sentir grande”, ha dicho.

Como para que no quede duda de su épica vocación para enfrentar el peligro, en lo alto de la plaza de toros que Roca Rey ha construido en Chincha flamea una bandera con la frase “Molon labe”. Esta expresión griega significa “vengan y tómenlas”, y se atribuye al espartano Leónidas I, quien la declamó en la batalla de Termópilas cuando el ejército persa le pidió que depusiera sus armas.

Este arrojo espartano ha sido un ingrediente clave en el camino a la gloria, pero también ha costado caro. El cuerpo de Roca Rey está marcado por cicatrices que él lleva con orgullo, como un testimonio del duro camino que le ha tocado recorrer. De las incontables cogidas sufridas, sin duda la que más le ha costado fue la del 22 de mayo en Madrid, que lo ha mantenido lejos de los ruedos durante meses. La lesión cervical generada por este percance le ha impedido comparecer en 39 compromisos que tenía pactados. Un desafortunado bache en lo más alto de su todavía corta pero meteórica carrera.

Luego de jornadas de terapia que se hacían eternas, Roca Rey tomó la decisión de reaparecer en la plaza que lo vio crecer. El coso de “abajo el puente” donde su hermano Fernando también ha hecho el paseíllo muchas veces. Los aficionados limeños están de plácemes, contando las horas para que Roca Rey pise la arena de Acho y repita los triunfos de 2015, 2016 y 2017, que le valieron tres escapularios de oro, máximo galardón de la Feria del Señor de los Milagros.

Que sea una tarde de sol, que los toros embistan y que triunfe el arte. Y que el “gallo peruano” toree como cantaba nuestra Chabuca Granda: “Que soy un gallazo fiero, de aquellos de vez en cuando, que quiere vivir venciendo o se ha de morir matando”.

TENGA EN CUENTA

* Roca Rey toreará dos tardes en la feria del Señor de los Milagros. Hoy y el 1ro. de diciembre.

* Esta tarde el peruano alternará con las figuras españolas Enrique Ponce y Finito de Córdoba. El ganado es de la Viña y el Olivar, de propiedad de Don Aníbal Vásquez.

* Entradas a la venta en Teleticket de Wong y Metro.


FESTIVAL BENÉFICO

* Como aperitivo a la esperada tarde de hoy, ayer Acho abrió sus puertas para un festival benéfico de toreros aficionados. Torearon los peruanos José Ignacio Bullard, Raúl Aramburú, Alfonso Simpson y Rodrigo Bullard, además de aficionados de España, Ecuador y Perú. Se recolectaron cientos de juguetes para los niños del Rímac.

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