Esta estrategia es un instrumento útil para buscar que más agricultores puedan realizar buenas prácticas relacionadas al ahorro de agua en sus campos. Estos incentivos pueden ser consultorías que busquen resolver problemas asociados para que sigan mejorando en la administración de este recurso. Además, existen otros estímulos como el Certificado Azul, otorgado por la Autoridad Nacional del Agua, que es un reconocimiento a usuarios que son hidricamente responsables. Por medio del certificado, se asigna un valor adicional a la producción agrícola. Y es que en un contexto en el que el Banco Mundial advierte que la producción agrícola aumentará hasta en un 70% al 2050, la gestión del recurso hídrico se hace indispensable para desacelerar el cambio climático.