“Patricia Benavides siempre nos comentaba, desde que estaba postulando, que ella tenía un amigo, al que llamaba ‘el Africano’, y nos decía que él era el que tenía todos los contactos y el que mejor podía ayudarla en diferentes temas; cuando ella estaba postulando, este “Africano” era el que se comunicaba, por ejemplo, con Thornberry y, a través de él, efectivamente, Patricia tenía información de lo que pasaba en el concurso”, relató el filósofo.