Patrick Arias trabaja en un call center en el Centro de Lima. La manera más rápida de llegar desde su casa en Puente Piedra es tomando un ‘Anconero’.
“Imagínate pasar seis hasta siete horas al día en un bus. Es mucho. Podría tomar otros buses, pero este es el más rápido”, dice, ya preparado mentalmente para pasar el trayecto de su viaje parado y apretado.
Este viernes, a diferencia de los últimos siete años que va realizando la misma ruta, Patrick esperó por 50 minutos uno de los siempre temidos cúster naranja de Nueva Estrella, famosos por desafiar las leyes del tránsito y de la física. No es para menos que solo entre 2018 y 2025 lideren el ranking de infracciones con deudas que superan los S/8 millones.
Y es que esta semana una de dichas unidades provocó uno de los choques más trágicos en lo que va del año. Irrumpió la vía exclusiva del Metropolitano, dejando un sangriento escenario donde tres personas perdieron la vida y otras 27 resultaron heridas. El propio conductor infractor del bus naranja y su copiloto fallecieron automáticamente.
Desde aquel accidente del miércoles 30, los ‘Anconeros’ han decidido dejar de salir a las calles. No todos y tampoco a toda hora. Pero Perú21 corroboró —realizando el recorrido completo ida y vuelta dentro de uno de estos micros— que la empresa Nueva Estrella ha comenzado a reducir su flota.
Los que salen terminan siendo intervenidos por los fiscalizadores y, tras corroborar las infracciones y deudas impagas, se llevan sus buses al depósito. Para evitar ser capturados, se advierten entre ellos por grupos de WhatsApp mientras manejan, tal como pudo revisar este diario, en los que muchos de ellos avisan con tiempo a los conductores informales las rutas que deben esquivar.

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Temen que, tras varias muertes, las autoridades pongan fin a su imperio de desorden. No obstante, otros prefieren seguir jugándose la suerte.
UN CAOS ANDANTE
Dos parlantes estéreos están apilados uno encima del otro en el asiento del copiloto. A más de 85 decibeles (dB) un clásico de Daddy Yankee retumba los oídos de quienes, como este diario, tomaron un ‘Anconero’ para llegar a sus destinos.
El primer paradero, el grifo de Petroperú en Ancón, luce casi vacío. Tras más de media hora, llega un ‘Anconero’ de placa B5F749. Solo dos personas inician el recorrido en el micro. No saben que, hasta ese momento, ese mismo bus tiene en su haber diez papeletas impagas por infracciones graves.
Un usuario regular, tal como Patrick, le comentó a este diario que está acostumbrado al tipo de conducción de estas unidades. “Hacen carreras entre ellos, sobre todo si el trayecto es directo. Te cobran un sol más, pero paran menos y van más rápido. Sí sé que me expongo al subir, pero es lo que me queda para tener más tiempo en mi casa con mi novia y mi hija”, dijo a Perú21.
Así como él, cientos de personas usan diariamente estos buses exponiéndose a que se metan en vías de emergencia, que se choquen entre ellos por ir tan rápido y que el trayecto sea un caos en todo sentido. El bus en el que viajamos era conducido por un joven que prefirió no identificarse, al igual que el cobrador, ambos de no más de 25 años. Mientras uno de ellos conducía temerariamente, no dejaba de escribir por el celular y reproducir los audios que otros conductores de los mismos ‘Anconeros’ enviaban a un chat grupal llamado Ruteros del Norte.
Allí diversos choferes escribían, minuto a minuto —de la misma manera que los colectivos ilegales—, por dónde los efectivos policiales junto con la ATU estaban parando ‘Anconeros’ para revisar su documentación. Así, el bus en que íbamos no llegó más allá de Plaza Norte en Independencia y procedieron a bajar a todos los pasajeros.
“Es por el tráfico”, respondieron a este diario en un inicio, pero luego aceptaron que era por miedo. “Soy pirata, no puedo ir más allá”, aseveró entre risas. Devolvieron S/1 a quienes habían pagado por llegar más lejos que ese paradero.
Salen, según dicen, porque viven del día a día. Y necesitan comer. Cuando se les consulta por qué manejan como si su trayecto fuese una carrera, solo repiten que en Lima, la ciudad del caos, es esa la mejor manera de transportarse.
Willy, conductor de un ‘Anconero’ que no sale en su unidad desde el jueves, asegura que es por luto. Conocía al chofer Andrés Yopan (39), quien manejaba el micro que el último jueves ocasionó el accidente en la avenida Alfonso Ugarte. No saldrá al menos por una semana. Mientras tanto, usa su unidad estacionada frente al mar de Ancón para tomar alcohol junto a otro conductor.
“Nos han dicho que mejor no salgamos hasta que todo esté en regla, pero ¿qué como mañana?, ¿qué comen mis hijas? Yo vivo de esto”, dijo a Perú21.
Mientras algunos conductores de la flota naranja guardan luto, otros siguen transportando a diario a cientos de pasajeros que solo quieren llegar más rápido, aunque eso implique, incluso, no llegar.