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Luis Giampietri (1940-2023): Una vida combatiendo al terror

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CONGRESISTA. Luis Giampietri también fue parlamentario por el APRA en el Callao (2006-2011).
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“Ahora escucho con frecuencia que hay que hacer el Plan Bukele. Yo diría, ¿por qué no hacemos el Plan Perú?”, se preguntaba retóricamente el vicealmirante Luis Giampietri Rojas en la entrevista publicada en Perú21 el 3 de septiembre último. La conversación se llevó a cabo el pasado 31 de agosto, en su casa de Bolognesi 399, en La Punta. Estaba sentado en su sillón, pero tenía todos sus files y documentos a la mano. Cada vez que hablaba de algún tema recurría a sus archivos. Y a su fiel ayudante el señor Valverde, quien le manejaba el smartphone.
“Hagamos un plan como el que hicimos nosotros para reducir a la subversión. ¿Quién capturó a Abimael? Peruanos. ¿Quién capturó a Polay? Peruanos. Entonces, ¿por qué tenemos que recurrir a extranjeros si tenemos una experiencia vivida ya en esto?”. Habló sobre la escalada de delincuencia común en el Perú. Y propuso retomar la experiencia del GEIN para el sicariato de las bandas internacionales, un planteamiento que compartimos en este diario.
“El que juega la guerra defensiva, la pierde. Hay que salir a buscar al enemigo. El GEIN tiene clara la figura. He trabajado con ellos. Miyashiro ha trabajado con la Marina cuando se capturó a Polay. La Marina aportó mucho a través de las interceptaciones. Tiene que haber más inteligencia en la Policía. No es cantidad, sino calidad”.
El ejemplo de Polay no es gratuito. Giampietri conocía muy bien al MRTA. En el contexto de la entrevista con este diario, la CIDH le había admitido a Víctor Polay, líder del MRTA, una denuncia por sus condiciones carcelarias. Y para el vicealmirante era una gran ironía que quien manejaba las ‘cárceles del pueblo’ o las ‘chekas de Lima’ ahora apelara a los derechos humanos. Giampietri había sido secuestrado por el propio MRTA en la toma de la residencia del embajador de Japón el 17 de diciembre de 1996. “Dormíamos en el suelo”, recordó citando las condiciones vejatorias en las que estuvieron los rehenes. “Como animales. Comíamos lo que podíamos comer”, le contó a este diario. “En cinco meses perdí 17 kilos. Al tercer día los desagües habían colapsado”. Esa anécdota y su rol protagónico en la estrategia del rescate fue contada en su libro, Rehén por siempre: Operación Chavín de Huántar (Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2017). “Hablé con la gente de Tondero. Quisieron comprar mi libro. Les dije que ya antes un grupo de uruguayos había hecho una apología del terrorismo con mi libro”, contó. “Les dije ‘yo quiero que me dejen ver el guion’. Y, como no quisieron, no los autoricé”.
Durante sus últimos años, destapó parte del expediente de Guillermo Bermejo. Denunció sus conexiones con la diplomática chavista Virly Torres, sus conexiones con las FARC, los cocaleros y el MRTA. Pero sobre todo el atentado con ‘bidón bomba’ de 2006, un intento de magnicidio que pudo costarle la vida al entonces presidente Alan García y al mismo Giampietri. “Bermejo es un agente de la subversión”, le dijo a Perú21. “Es un terrorista encubierto. Para mí, es esa la figura. Si me quiere enjuiciar, que se apure porque ya no le queda mucho tiempo. Tengo 82 año”. Antes de terminar, sacó su guitarra, pieza clave del rescate de los rehenes. Y luego, se puso de pie. El instante fue registrado por el fotógrafo Javier Zapata. Se despidió de nosotros así, como los árboles. Siempre de pie.