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El Perú sí tiene futuro

Nuestro glorioso pasado lo confirma. Razones para seguir siendo optimistas.

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Recuperar la fe

Volver a creer en el país supone, más allá de lo declarativo, hacerle frente al mercantilismo, el populismo y la corrupción. El periodismo es una de las herramientas del civismo.

 

Por Cecilia Valenzuela

Mi madre decía que una persona de fe sería, siempre, capaz de sobreponerse a los golpes de la vida. Que encontraría en la fe, la fuerza interior para levantarse y vencer al dolor o al fracaso. Enseñó a sus hijos a cultivar su fe en Dios, pero sobre todo en sí mismos y, aquí estamos, reinventándonos las veces necesarias para defender las ideas en las que creemos, luchar por el oficio que amamos, pelear contra la corrupción y la violencia que destruyen, con sus actores cada vez más avezados, las posibilidades de nuestra gente, de nuestro país.

Quienes hacemos Perú21 creemos que El Perú sí tiene futuro, tenemos fe. Y quisiéramos que esta edición especial contribuya a reforzar la confianza y la certeza en nuestra patria. El Perú se está por hacer y somos millones los que queremos hacerlo. Amamos lo mismo: nuestra cultura mestiza, nuestros parajes diversos, nuestra gastronomía entrañable. Nos une la convicción de que la riqueza de nuestro territorio y nuestras cualidades —somos emprendedores, chamberos, creativos— nos permitirán salir del bache que hoy vivimos y, aunque nos faltan liderazgos íntegros, siempre habrá a quien seguir.

En los últimos años ha vuelto a crecer el número de peruanos talentosos que se van del Perú a buscar un destino que creen imposible labrar en su propia tierra. Hemos vuelto a saber de peruanos exitosos que se llevan sus ahorros fuera o, peor, dejan de invertir porque las perspectivas en el corto plazo no pintan certeras. Y volvemos a escuchar que no hay futuro, que esto no tiene solución, que no hay manera.

No es cierto. Hubo tiempos peores y de todos nos recuperamos.

Sin ir muy lejos, en los años ochenta, cuando mi generación terminaba el colegio para empezar a forjarse en universidades, carreras técnicas o militares, el partido comunista Sendero Luminoso le declaró la guerra al Perú. La brutal insania y saña de sus líderes no solo regó de sangre la sierra más pobre y recóndita del país, también se cargó con la vida de miles de jóvenes captados en las ciudades. En medio de ese tremendo escenario, el Perú enfrentó un Niño Costero feroz que destruyó las carreteras de acceso al norte del país y acabó con los servicios y los cultivos en todas sus regiones.

Sobre esas desgracias, el Perú fue testigo del surgimiento de otro grupo terrorista, el MRTA, y soportó una inflación que desbordó la imaginación de los más preclaros economistas.  

Cantidades de peruanos emigraban cada día buscando futuro lejos del caos. Y cuando el populismo arreció, pretendiendo “nacionalizar” de nuevo, como lo había hecho en años pasados un nefasto dictador, un peruano grande alzó la voz, puso sobre la mesa las ideas liberales y convocó multitudes. Con la bandera de la libertad en ristre, Mario Vargas Llosa recorrió el país ayudando a los peruanos a recuperar la fe en sí mismos, en sus talentos y en su patria.

Vargas Llosa no ganó las elecciones de 1990 (nos hubiéramos perdido el único Premio Nobel ganado por un peruano), pero fue en base a las ideas que nos compartió que pudimos reconstruir el Perú de esos días.

Costó, hubo que enfrentar amagos de autoritarismo y conspiraciones contra la democracia, pero con el tiempo regresaron el ánimo y la luz. Con el esfuerzo de todos recobramos credibilidad y crédito, convocamos grandes inversiones, redujimos la pobreza, nos convertimos en la capital gastronómica de América.

Hoy el populismo arrecia de nuevo. El mercantilismo se ceba en alianza con economías ilegales y  políticos corruptos. Desde el Congreso quieren acabar con la meritocracia y la ley.

Nuevamente, todo está por hacer. Hay que hacerlo. Hagámoslo.


 

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Fundación Romero

 


 

Somos libres, seámoslo siempre

Celebrando los atributos de un país privilegiado por la naturaleza y por un carácter emprendedor. Hay que atreverse a ser optimista.

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Por Alfonso Bustamante, presidente de la Confiep

¡Feliz día, Perú! Los que hemos tenido la fortuna de nacer en esta hermosa tierra del sol, celebramos cada 28 de julio el aniversario de nuestra constitución como república libre e independiente. Desde el himno nacional, invocamos y celebramos la libertad. Y es que los peruanos llevamos en nuestro espíritu un ímpetu emprendedor, la expresión suprema de la libertad. No en vano somos el país con mayor número de empresas per cápita en el mundo. Los empresarios ocupamos todos los campos de la economía; somos bodegueros, hoteleros, mineros, pesqueros, canillitas, agricultores, emolienteros, chefs, industriales, transportistas y más.

Gozamos de Libertad para emprender, para transformar los desiertos en fértiles valles, para transformar los insumos de la tierra en los platos más apreciados, libertad para elegir nuestro destino, para comerciar, para desarrollarnos y procurar un mejor futuro para nuestras familias. Por ello, debemos defenderla.

El Perú es un país privilegiado en muchos aspectos y tenemos motivos para mirar el futuro con optimismo:

⁃El cambio de la matriz energética, incluida la electromovilidad, ha incrementado la demanda global de cobre y ha disparado su cotización a niveles insospechados. La necesidad de aumentar su producción nos encuentra con las mayores reservas de cobre del mundo y con varios proyectos en vías de desarrollo, colocándonos en una situación privilegiada.

⁃Somos guardianes de culturas milenarias que dejaron profundas huellas que perduran en el tiempo, invitando a descubrir el fascinante legado histórico del Perú, un destino donde el pasado cobra vida. Nuestro país es la joya más preciada aún por descubrir, la que es complementada con la mejor cocina del mundo que de por sí es ya una de sus principales atracciones.

⁃La cordillera de los Andes separa la Amazonía de los desiertos costeros, creando condiciones ideales para la generación de energía hidroeléctrica, solar y eólica en todo su territorio. Además, el país cuenta con vastas reservas de gas natural, cuya explotación y distribución garantizan a los peruanos un suministro energético limpio y económico durante muchos años.

⁃Los climas diversos han permitido al empresario agricultor, posicionar al Perú como principal origen de alimentos frescos saludables y sostenibles. Somos cuna de la papa, el camote, el tomate y cientos de especies nativas aún inexploradas, las que como insumos farmacéuticos serán fuente de salud para las generaciones futuras.

⁃Poseemos la mayor riqueza pesquera del mundo y somos los principales exportadores de harina de pescado. Hoy, estamos listos para sorprender al mundo con una pesca destinada al consumo humano de excelente calidad.

Todo esto y mucho más abre oportunidades para que las personas se desarrollen plenamente. Sin embargo, la política sigue siendo un obstáculo que retrasa nuestro progreso. Entonces, cabe preguntarnos: ¿por qué elegimos tan mal a quienes deben gobernarnos? La respuesta es simple: elegimos al mal menor, lo que significa que siempre hacemos una elección incorrecta. Hemos vivido de promesas populistas que nunca se cumplieron.

El Estado limitó la libertad de los ciudadanos al reservarse la función de proporcionar los servicios básicos de agua, desagüe, educación y salud, así como la provisión de infraestructura básica. Estos servicios no llegan adecuadamente y generan frustración. Esta situación no se corresponde con la realidad económica del país, y los responsables de estas fallas no son sancionados políticamente; siempre culpamos a terceros.

Enfrentemos este nuevo año republicano con optimismo y compromiso. Seamos activos y levantemos nuestra voz en pro del desarrollo, de nuestros derechos y de la libertad. Seamos activistas propositivos en busca de un Perú mejor, el Perú que merecemos. No es posible generar estabilidad y progreso sostenido si dejamos a compatriotas rezagados en el camino del desarrollo. Atrévete a ser optimista. Recuerda que el optimismo es la trinchera de los valientes, mientras que el pesimismo es el refugio de los cobardes.


 

La educación como primer paso para lograr un Perú mejor

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Página 5

 

Los altos índices de pobreza en la población peruana han golpeado con fuerza diversos aspectos esenciales en su vida diaria. Uno de los más afectados es la educación. Y aunque alcanzar una óptima calidad de la enseñanza es el mayor desafío, existen muchos otros que no son menores. El primer reto es entender la educación no solo como un proceso fundamental en el desarrollo del individuo sino como una presencia integral. Es decir, que requiere nutrir todas las dimensiones del ser humano y proveerlos de las herramientas fundamentales para un crecimiento personal que redunde en el futuro desarrollo del país y en la construcción de una mejor ciudadanía.

 

Hacer frente a los retos

En ese sentido democratizar el acceso a una educación de altos estándares, así como adquirir y actualizar capacidades para ir acorde a los nuevos tiempos y disminuir la brecha tecnológica, resulta vital. Sin embargo, la realidad nos dice que la digitalización, la virtualidad y la tecnología siguen siendo palabras poco conocidas para buena parte de los peruanos, a pesar de que sin ellas la rutina laboral actual resulta impensada. Mientras la Inteligencia artificial gana terreno, las escuelas sin Internet y con una nula infraestructura tecnológica se extienden. Según el Ministerio de Educación, hasta antes de la pandemia, el 60% de las instituciones educativas peruanas no tenía equipamiento tecnológico adecuado y el 79% no contaba con acceso a Internet. En 2022, el INEI, por su parte, reportó que el 84.1% de la población de Lima Metropolitana utiliza Internet, mientras que en las áreas rurales la cifra apenas alcanza al 46.8%.

Es claro que la misión es enorme, pero desde hace algunas décadas diversos esfuerzos empresariales y privados van empujando el coche de la educación. La formación de habilidades blandas, relacionadas directamente con la inteligencia emocional, el pensamiento crítico y la resiliencia, han cobrado relevancia. El interés por potenciar la educación inclusiva que no distingue edades, género, origen, idioma, etnia o condición social o física es cada vez más fuerte. Pese a estos avances, el informe Ruralidad y Educación en el Perú (2020) da cuenta de que en la zona rural apenas el 54.8% logra terminar la educación secundaria. Otro dato que evidencia las desigualdades lo da la Encuesta Nacional de Hogares. Allí se señala que más del 75% de estudiantes que abandonaron la escuela lo hizo por problemas económicos.

Convencidos de que la educación es la base para lograr un mejor futuro, organizaciones como Fundación Romero, a través de Becas Grupo Romero (www.becasgruporomero.pe), están abriendo oportunidades para millones de peruanos. Estas acciones cargadas de solidaridad y confianza en el talento peruano, se dan a través de programas con cursos 100% gratuitos que promueven el emprendimiento y empleabilidad. Entre ellos destacan: Generación Plateada, dirigidos a personas mayores de 50 años; Señas de Progreso, interpretados en Lengua de Señas Peruana; Lenguas Originarias, doblados al quechua y aimara; y Becas para la Inclusión, para personas en situación de vulnerabilidad económica y usuarios de los programas sociales del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).

Está demostrado que la educación es un instrumento que derriba obstáculos sociales y económicos y que una generación cada vez mejor formada tiene, como consecuencia, trabajadores más productivos y emprendedores capaces de gestionar eficazmente sus negocios. Ese es el camino para hacer del Perú el país que todos soñamos.

 


 

Razones para ser optimistas

Tenemos todos los ingredientes para cocinar el bienestar y desarrollo. Nos falta una receta clara, unos cocineros honestos y competentes, y una voluntad común por sentarnos a la mesa como compatriotas.

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Optimismo

 

Por Luis Carranza, exministro de Economía

La gran incertidumbre política, agudizada por los conflictos, los casos de corrupción y el debilitamiento de las instituciones públicas nos llevan a ser pesimistas sobre el futuro.

Siendo eso cierto, y fuente de preocupación, cuando reflexionamos sobre las fortalezas y oportunidades que tenemos en el Perú encontramos buenas razones para pensar que podemos tener un futuro promisorio.

Gran fortaleza macroeconómica

A pesar de tener las crisis políticas recientes y de las políticas populistas y erráticas de los últimos tiempos, el Perú todavía es el país más sólido de la región en términos macroeconómicos. Venimos cometiendo errores: grandes obras innecesarias (como la refinería de Talara), destrucción del ahorro previsional, despilfarro del fondo de estabilización durante la pandemia, entre otras medidas inadecuadas; pero a pesar de eso tenemos uno de los ratios de deuda pública más bajos de la región, el más alto nivel de reservas respecto a producto y un sólido y capitalizado sistema financiero.

Esto quiere decir que se puede utilizar la palanca fiscal y financiera sin ningún problema para sostener un fuerte proceso de crecimiento de la inversión privada y pública.

Economía muy competitiva

A pesar de todos los problemas regulatorios y rigideces innecesarias que hemos ido creando, nuestra economía sigue siendo una de la más competitivas de la región. Esto gracias a los tratados de libre comercio, las reducciones arancelarias y la cultura de competencia creada en el país. El ejemplo más claro y directo es lo que pasa con la inflación. Cuando hay inflación de oferta, como el aumento de precios de energía y de materias primas agrícolas que tuvimos recientemente, en las economías poco competitivas, las empresas trasladan directamente los mayores costos y la inflación tiende a durar más tiempo. Por el contrario, en economías competitivas, las empresas no pueden hacer los traslados totalmente y tienden a buscar eficiencias que les ayuden a compensar parcialmente los mayores costos. Por lo tanto, en economías poco competitivas, los bancos centrales que quieren estabilizar precios deberán subir mucho sus tasas de política monetaria para evitar que la inflación se generalice.

En el pico del proceso inflacionario, la tasa del BCRP llegó a 7.75% mientras que las tasas de los bancos centrales de Chile, Colombia, Brasil y México se tuvieron que subir a dos dígitos para controlar el proceso inflacionario.

Es el mejor reflejo de la competitividad de la economía peruana frente a las economías más relevantes de la región.

Gran riqueza natural

Gracias a las condiciones naturales y nuestra geografía tenemos proyectos mineros por valor de 54 mil millones de dólares y proyectos agrícolas por más de 15 mil millones de dólares. Sacar esos proyectos adelante garantiza tasas de crecimiento entre 6 y 7% como promedio anual durante los próximos 15 años. Tomando en cuenta la generación de empleo, la mejora de la infraestructura y el desarrollo de industrias de proveedores (lo que Marshall llamaba las economías externas) nos llevaría a liderar el crecimiento en la región.

Posición geográfica privilegiada

El comercio de Asia en general, y China en particular, viene creciendo consistentemente con Sudamérica, siendo ya el primer socio comercial. Del total de las exportaciones, China recibe 24% e importamos el 21%, muy por encima de la relación comercial con Estados Unidos.

Como China e India seguirán creciendo, llegando a ser la primera y segunda economías del mundo en 2050, la relación comercial con Asia seguirá creciendo. Los flujos de transporte deberán optimizarse y allí Perú debe jugar un rol fundamental. Así como Lee Kuan Yew tuvo la visión de convertir a Singapur en el hub logístico en el sudeste asiático en los 60, esa misma visión deberíamos consolidar para Perú, convertirnos en el hub logístico del comercio entre Asia y Sudamérica.

Si tenemos todos los ingredientes para un buen futuro, ¿que nos falta? La receta. Solo nos falta tener claridad de ese futuro promisorio, entender cómo funciona la economía y alejarnos de las utopías. Esperemos que a partir de nuestros 200 años de vida republicana empecemos a consolidar esa visión de prosperidad que tenían nuestros grandes próceres.



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Infografía 2



 

Hay buenas noticias

Buscando un espacio para el optimismo más allá de Machu Picchu y el cebiche. Fortalezas y resiliencias comprobadas demuestran que esa posibilidad es real.

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Ferrari

Por Gianfranco Ferrari, CEO de Credicorp, miembro de EsHoy

Todos los 28 de julio, sobre todo en los últimos ocho años, los peruanos nos debatimos entre nuestro amor por el país y nuestra preocupación y frustración por su futuro. Como dio a conocer una encuesta de Ipsos publicada por estas fechas el año pasado, sentimos orgullo (32%), esperanza y optimismo (29%), pero también tenemos pena (26%) y sentimientos encontrados (22%).

Y esta contradicción se justifica: inflamos el pecho por nuestra gastronomía (47%), pero nos avergüenza la corrupción (50%). Reconocemos nuestro arte y cultura (42%), pero nos preocupa la delincuencia (49%). Apreciamos la riqueza de nuestros recursos naturales (33%), pero consideramos que falta justicia (43%). Valoramos nuestra maravilla del mundo (28%), pero sentimos rechazo por nuestros políticos (34%). No ayuda, además, que el año pasado nuestra economía se haya contraído y, lo más preocupante, que hayamos retrocedido en los niveles de pobreza que ahora es del 29% de la población. No sorprende que la inestabilidad y la incertidumbre hayan forzado a tantos jóvenes talentos a buscar suerte más allá de nuestras fronteras.

Entonces, ¿queda espacio para el optimismo? ¿O tendremos que, para siempre, aferrarnos al cebiche y a Machu Picchu como consuelos para nuestra realidad?

Sería absurdo negar que hay muchísimo por hacer, pero lo sería aún más insinuar que no tenemos las herramientas y los medios para hacerlo. Y creo que el 28 de julio, fecha en la que conmemoramos la fundación de nuestra república y miramos hacia atrás para rendirle homenaje al empeño de los héroes que la hicieron posible, es una buena oportunidad para recordar esto último. No tanto para obtener inspiración patriótica, pero sí para recordar que de peores situaciones hemos salido y que por lo que hoy estamos pasando, con la inestabilidad y una economía en recuperación, nos coge mejor equipados que en el pasado para encarar la adversidad.

Sin ir muy lejos, todos los de mi generación recordamos con nitidez cómo estaba el Perú a finales de los ochenta. Muchos peruanos elegían migrar para alejarse del salvajismo terrorista, de la crisis económica y de la hiperinflación que nos hacía más pobres cada día. Nuestra economía no crecía, no podíamos estar tranquilos en las calles y la comunidad internacional nos veía como parias. En los años siguientes, y con la llegada del nuevo milenio, la historia sería muy distinta: creceríamos a niveles envidiados por nuestros vecinos (4.5% de promedio anual entre 1994 y 2022) y reduciríamos la pobreza históricamente, pasando de tener a la mayoría de nuestros ciudadanos en esa situación (58% en 2004) a que afecte al 20% en 2019.

Estoy convencido de que hoy podemos dar un salto similar. Por un lado, porque los cimientos económicos los mantenemos: tenemos un Banco Central de Reserva independiente que desde comienzos de 2000 nos ha permitido tener una de las inflaciones más bajas de América Latina y una moneda poco volátil; ya llevamos décadas librados del lastre de una economía abarrotada de empresas públicas deficientes; y, aunque con algunos exabruptos e intenciones populistas por aquí y por allá, el Estado mantiene un rol subsidiario.

Por otro lado, mantenemos fortalezas en el mercado internacional que tenemos la capacidad de aprovechar: somos los segundos exportadores de cobre y zinc en el mundo, los terceros de plata y los novenos de oro. Además, somos los primeros exportadores de harina de pescado y arándanos, los segundos de espárragos y los terceros de palta.

A todo esto, se suma que, incluso dentro de las crisis políticas que hemos padecido en los últimos años, el país y sus instituciones se han mantenido resilientes. Todos los problemas encarados, desde vacancias a intentos de golpe de Estado, han sido administrados correctamente por los cauces constitucionales y democráticos.

Pero claro, trasladar nuestras fortalezas y nuestra voluntad de mejorar la situación a acciones concretas no es tan fácil. La verdad es que canalizar nuestras virtudes demanda que tengamos líderes comprometidos con la causa de un mejor futuro. Ahí, a mi juicio, también hay buenas noticias, porque depende de nosotros decidir a quiénes vayamos a dar las riendas del país. Y camino a las elecciones de 2026 tenemos todavía muchísimas oportunidades para involucrarnos, para evaluar las intenciones de quienes empiezan a perfilarse como candidatos y de emplear la experiencia que hemos obtenido a lo largo de estos años difíciles para apostar por la estabilidad y, sobre todo, por personas que no desaprovechen nuestras capacidades, sino que las canalicen para que el milagro peruano del que tanto se habló a principios del milenio sea una constante.

Sé que es posible, pero tenemos que involucrarnos. Tú, yo y todos los peruanos

¡Feliz 28!


 




 

 

Las ideas que nos unen

Siguiendo la ruta histórica del optimismo peruano a fin de encontrar la versión actual del mismo. Las cualidades e ideas que serían el sustento del gran consenso nacional.

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Torres

Por Alfredo Torres, Presidente ejecutivo de IPSOS

Difícil ser optimista hoy en el Perú. Solo 4% de los peruanos siente que el país está progresando mientras 69% cree que está retrocediendo. No siempre fue así. En la serie histórica de Ipsos (antes Apoyo) se observa que entre los años 1992 y 2000 y entre 2006 y 2015 fueron más los que sentían que el país progresaba. El pesimismo actual está sin duda correlacionado con los bajísimos índices de aprobación del Gobierno y del Congreso, sin precedentes desde que se iniciaron estas mediciones en el Perú.

“La esperanza más honda es la que nace del fondo mismo de la desesperación” decía el gran historiador Jorge Basadre en CADE 1979 y reclamaba lucidez para superar “los viejos vicios de la política criolla, que son el faccionalismo, la aptitud para el dicterio, el atolondramiento”.  Al ver la multiplicidad de partidos inscritos, la ferocidad con que se insulta en las redes sociales y el atolondramiento con que se aprueban leyes perniciosas tienta decir que nada ha cambiado. Sin embargo, no es así.

Cuando Basadre expuso en CADE, en su natal Tacna, en 1979, la esperanza de vida era de 59 años. Ahora es de 77 años, es decir, 18 años más de vida en promedio. Entonces, menos de la mitad de los hogares contaba con energía eléctrica, hoy son más de 95%. La tasa de analfabetismo era mayor a 20%, hoy es menor a 5%. Y el progreso pudo haber sido mayor si no hubiésemos tenido el demencial terrorismo desatado por el Partido Comunista – Sendero Luminoso entre 1980 y 1992 o la irresponsable política económica heterodoxa que llevó al país a una hiperinflación entre 1987 y 1990 o el avance de la corrupción y el crimen organizado en las últimas décadas.

Sin duda, la corrupción y la criminalidad nos duelen, sin embargo, los peruanos tenemos muchos motivos para sentirnos orgullosos: nuestro patrimonio histórico, incluyendo el icónico Machu Picchu; las riquezas que nos brindan la diversidad climática y geológica, y el talento de destacados compatriotas. Este último factor no era reconocido hasta hace una década. El Premio Nobel concedido a Mario Vargas Llosa en 2010 parecía una excepción. Sin embargo, a partir de 2016, la gastronomía pasa a ser mencionada en primer lugar como motivo de orgullo nacional en las encuestas de Ipsos y a partir de 2019 la cultura y arte avanzan al segundo lugar. Es decir, la creatividad contemporánea es hoy valorada por encima de factores heredados como la historia y la naturaleza.

Además de la creatividad, las encuestas coinciden en que los peruanos destacamos también por ser trabajadores y emprendedores. Las tres cualidades son muy valiosas para el desarrollo. Todas ellas deberían ser motivo de orgullo nacional. Lo que requieren es un entorno propicio para que se desplieguen y la necesaria capacitación para aumentar la productividad.

Junto con las cualidades que nos enorgullecen, existen también algunas ideas fuerza que nos unen y que deberían ser el sustento para un consenso nacional. Ipsos presentó en un reciente Perú21Foro algunas, entre las cuales quisiera destacar tres en las que una amplia mayoría está de acuerdo: 1) Para que haya más crecimiento económico se requiere más inversión privada nacional y extranjera (79%); 2) Para que el Perú construya más obras sin corrupción debe reformar su sistema de licitaciones a semejanza de los que mejor funcionan en el mundo (88%); y 3) Para que el Estado brinde mejores servicios se necesita promover la meritocracia (85%).  Cultivemos las cualidades que nos enorgullecen y las ideas que nos unen para recuperar la esperanza en el Perú.


 

VOCES por la ConciencIA Digital, convocatoria clave para el desarrollo de Latinoamérica

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Verónica Roca Rey

En la tercera edición de VOCES del Grupo Credicorp se convoca a la juventud y sus ideas enfocadas en la ConciencIA Digital con soluciones que maximicen el impacto de la Inteligencia Artificial (IA), fomenten su uso responsable y ayuden a cerrar la brecha digital, contrarrestando el fraude, el ciberacoso, la desinformación, los sesgos, la discriminación en decisiones basadas en algoritmos, entre otras problemáticas.

Para detallar los términos de la actual convocatoria y ahondar en el tema elegido, conversamos con Verónica Roca-Rey, gerente de Responsabilidad Social del BCP, quien nos adelanta el objetivo de VOCES por la ConciencIA Digital: “Escuchar a los jóvenes de nuestra región y contribuir a que sus ideas lleguen a donde deben llegar, porque los grandes cambios requieren de grandes ideas”.

¿Qué lineamientos rigen esta convocatoria?

Está dirigida a jóvenes de entre 18 y 32 años, que residan en Perú, Colombia, Chile, Bolivia o Panamá. Podrán postular sus iniciativas en la web vocescredicorp.com hasta el 14 de agosto y sustentar el impacto, la viabilidad y el alcance potencial de cada una de estas.

Un representante de cada una de las 10 mejores ideas, definidas por la evaluación del jurado, será invitado a un viaje a Bogotá, Colombia, en donde tendrá lugar la ceremonia de premiación. Se elegirán a tres ganadores, los cuales recibirán US$15,000 para la financiación de su iniciativa, un viaje al One Young World Summit 2025 en Munich, Alemania, y el acompañamiento de expertos para llevar a cabo la idea.

¿Cuál es el desagregado anual, por país, de los 7 mil participantes de las ediciones anteriores?

El primer año se sumaron 1,400 jóvenes a VOCES y en el segundo más de 5,600 jóvenes presentaron casi 2,700 ideas para el desarrollo de la región. Esta comunidad se despliega en más de 100 puntos geográficos de Perú, Colombia, Chile, Bolivia y Panamá.

Teniendo en cuenta esa acogida, ¿cuántos postulantes esperan este año?

Con VOCES 2024 esperamos continuar con la buena acogida, pero sin límite de postulantes. Por el momento, ya contamos con casi 1,300. Somos conscientes de que la ConciencIA Digital es una conversación clave para el desarrollo de Latinoamérica y por eso estamos llamando a las ideas de los jóvenes para aprovechar los beneficios de la tecnología en el avance social y económico de nuestra región.

¿Qué aportes de la IA considera que no están siendo aprovechados?

La IA puede contribuir enormemente a la transformación de los modelos de desarrollo en Latinoamérica para hacerlos más productivos, inclusivos y sostenibles. Pero esta también puede tener el efecto contrario si no se usa bien. En el ámbito de protección de datos, por ejemplo, Salesforce reveló en 2023 que el 83.5% de la población peruana considera que compartir sus datos tiene más riesgos que beneficios. Ya en 2019, el 94% de los peruanos sentía preocupación respecto a las aplicaciones móviles que usaban sus datos personales y un 72% rechazaba el uso de estas apps.

¿Podría mencionar algunos avances de las ideas ganadoras en los años pasados?

Cada uno de nuestros seis ganadores están en diferentes etapas de desarrollo dada la diversidad de sus iniciativas. Por ejemplo, Bruna Mora, ganadora de Perú en nuestra edición de VOCES 2023 ya se encuentra en etapa de ejecución con Tolki, un servicio de acompañamiento psicológico virtual. El colombiano Sergio Amézquita, ganador de VOCES 2022, se encuentra en la etapa de socialización de una billetera digital llamada C-Taxi, enfocada en la gestión de los ingresos del día a día de los taxistas.

Por su parte, las tres ganadoras del año pasado se están preparando para asistir, en septiembre de este año, al One Young World Summit en Montreal (Canadá), espacio clave para que estas jóvenes amplíen su red de contactos.


 

El Abismo y sus Bordes

Una mirada lúcida y sin anestesia respecto a los claroscuros que retan el futuro peruano inmediato. Una batalla cívica en la que urge la solidez de un liderazgo integral aún por descubrirse.

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Perú FOZ

Por Felipe Ortiz de Zevallos, Fundador y presidente de APOYO

La economía peruana viene recuperando un crecimiento a tasas aún mediocres, pero el país viene despeñándose en lo político y social. Hace diez años, la proporción de peruanos que veían al Perú progresando era superior — según encuestas de Ipsos— a la de quienes lo consideraban en decadencia; y aquellos que esperaban que las cosas pudieran mejorar casi triplicaba a quienes asumían que estas empeorarían. Hoy, solo el 4% de los encuestados considera que el Perú viene progresando y tanto como el 69% lo considera en decadencia. Y la proporción de los que creen que las cosas empeorarán casi triplica a los que vislumbran alguna potencial mejora.

Doscientos veinte mil peruanos muertos en la pandemia son, posiblemente, una de las razones de fondo para tan brutal cambio de ánimo. En Marruecos, más poblado y pobre que el Perú, los muertos por el COVID-19 no superaron 20,000, un cero menos. ¿Qué se hizo bien en Marruecos y tan mal en el Perú con el coronavirus? Aún no lo entendemos bien, pero es obvio que el triste destino de ser el país con el mayor número de muertes relativas en el mundo ha provocado en los peruanos, además de un duelo aún no bien resuelto, una sensación legítima de frustración y desamparo.

Durante la década pasada, los problemas sociales más angustiantes para los peruanos han sido la delincuencia y la corrupción, ambas estimuladas por el crimen organizado. En ambas lacras estamos peor. En 2014, según Statista, los asesinatos en el país fueron poco más de 2,000. En 2024, podrían alcanzan 3,000, 50% más. En Marruecos, los asesinatos no superan 700 al año. Vivir en el Perú se ha vuelto cuatro veces más peligroso que en Marruecos.

Y respecto de la corrupción, según el índice de Transparencia Internacional, el Perú retrocedió durante la última década del puesto 83 al puesto 121… ¡38 puestos! Marruecos, aunque también empeoró comparativamente, solo lo hizo del puesto 91 al 97. Por tanto, si en 2014 podíamos afirmar que la corrupción en Marruecos era mayor que en el Perú; hoy, resulta al revés.

Y estos cambios se han dado en un lapso en que la economía marroquí estuvo estancada, más que la peruana. Entonces, la delincuencia y la corrupción se han multiplicado en el Perú, a pesar de que su economía rebotó mal que bien, una expresión de que la sociedad viene gangrenándose. Hay razones justificadas para que muchos jóvenes emigren o hagan planes para hacerlo.

No resulta, pues, este, un Feliz 28. Viene marcado por la frustración y la angustia, hasta por la ira y la rabia de no pocos peruanos, que ven a su sociedad, gobierno e instituciones impregnados crecientemente por la polarización, la delincuencia y la corrupción. El Congreso, riéndose de su muy baja aprobación, legisla atendiendo demandas inescrupulosas de intereses particulares o populistas, sin el menor cuidado por el bien común ni por al análisis racional del beneficio - costo de las normas que dicta. Por su parte, el Ejecutivo carece de una agenda mínima y de una dirección que le permita atender la grave crisis en la que se encuentra y suele someterse, sin chistar, a lo que el Congreso le impone. Jueces y fiscales, de bajos estándares de competencia y probidad, contribuyen con una politización absurda al desprestigio del Estado de derecho. Y las reglas electorales han empeorado como para permitir que en las próximas elecciones de 2026 participen tantos como 30 candidatos a la Presidencia.

Así las cosas, tan solo regresar al estado de ánimo vigente hace una década —cuando los peruanos ilusionados con un país que progresaba superaban a los que vislumbraban una decadencia— costará un esfuerzo enorme. Para ello, sería necesario recuperar un mínimo de confianza interpersonal y empatía que permitan aspirar a una visión más compartida del bien común, así como de cursos definidos de acción que posibiliten no solo recuperar lo perdido, sino también aspirar a los ajustes y avances requeridos en esta época de transformación tecnológica y fragmentación geopolítica. Todo lo cual requiere, por cierto, de un liderazgo integral y lúcido, cuya aparición en el gobierno aún no se vislumbra.

Siempre es bueno reconocer la realidad con frialdad y dureza. El contexto no da para ser muy optimista. Si bien los precios de nuestro principal producto de exportación pueden sostenerse con márgenes estimulantes durante el próximo lustro, aún está por verse si podremos ofrecer las condiciones mínimas de estabilidad para una inversión significativa que permita aprovechar adecuadamente esta ventaja comparativa. Cómo disolver las lacras de la delincuencia y de la corrupción, aún no lo sabemos bien.

Pero en su historia, el Perú ha salido de crisis peores. En 1824, tres años después de la proclamación de la Independencia en Lima y en vísperas de Junín y Ayacucho, la economía se encontraba arrasada, con un PBI per cápita 40% inferior al que regía décadas atrás. Si fue la audacia de algunos húsares lo que permitió el triunfo que celebraremos pronto, hay que tener la misma audacia para creer que un futuro mejor sí es posible, para el cual hay que trabajar, ¡y mucho!


 

Cuatro iniciativas de Alicorp para fortalecer el talento de los emprendedores

Según el Ministerio de la Producción, al cierre de 2023 la cantidad de emprendedores que mueven gran parte de la economía nacional sumaba 3 millones 270 mil, un crecimiento de 4.1% respecto al año anterior, cifra que confirma que el Perú es un país de emprendedores. Se sabe también que en los últimos cinco años el número de quienes apostaron por abrir una micro o pequeña empresa (mype) se incrementó en más de 81,200.

Aunque están presentes en todas las regiones, las mype se concentran en Lima, con un 22.3%. El segundo rubro más importante para estos empresarios, después de la actividad agrícola, es el de servicios, nada menos que un 26.9 % del total.

Aliados de los emprendedores

Teniendo en cuenta estos datos y en reconocimiento al esfuerzo y dedicación de este grupo de peruanos, Alicorp ha desarrollado cuatro propuestas integrales que les brindan importantes herramientas para convertir sus sueños en historias de éxito.

 

1. Insuma: ecosistema de soluciones del negocio B2B de Alicorp cuyo objetivo es acompañar e impulsar el desarrollo de las pymes dedicadas a la gastronomía, panificación y lavandería con canales de atención virtuales y presenciales. Esta facilita a los negocios acceder a una gran variedad de productos y servicios de diferentes categorías, lo que les permite contactar con proveedores que los ayuden a abastecerse según sus tiempos y necesidades. Insuma permite hacer pedidos a cualquier hora desde la pantalla de un celular o computador (también a través de un asesor especializado presencial o telefónico), recibir los productos en la puerta de los negocios sin costo adicional y obtener asesorías que potencien a los comercios afiliados.

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Insuma

 

2. Reposteras de oro: acompaña a miles de mujeres desde el 2017 brindando conocimientos de repostería y de negocio para robustecer sus emprendimientos a través de una comunidad digital y capacitaciones presenciales. Alicorp aspira a convertirse en aliado estratégico en el desarrollo del mercado repostero y para afianzarlo ha desplegado por desde hace un par de meses la Ruta de Oro 2024 que incluye paradas en Lima, Piura, Huancayo, Trujillo, Arequipa, entre otros destinos. Demostraciones en vivo de recetas y técnicas a cargo de reconocidos expertos del rubro, son algunas de las actividades que se han desarrollado con éxito en estas regiones. Todas están disponibles en los canales digitales de Facebook e Instagram, con 95 mil y 13 mil seguidores, respectivamente.

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Reposteria

 

3. Crecemos Juntos: es un portal web de capacitación digital con más de 1,200 horas de enseñanzas para los clientes de Alicorp, emprendedores de restaurantes, panaderías y lavanderías. Nació en 2020, cuando la emergencia sanitaria obligó a cerrar a muchísimos negocios. Desde esta plataforma se planteó la continuidad de los mismos ofreciendo el acceso a créditos, promociones, entrega de capital semilla, así como capacitaciones virtuales que abarcaban protocolos de sanidad, implementación de delivery propio, marketing digital, entre otros temas. Actualmente el contenido formativo va desde gestión de negocios e información de productos hasta recetas para restaurantes y panaderías.

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Lavandería

 

4. Diadía: plataforma digital que ofrece un portafolio variado para las

bodegas y puestos de mercado. Mediante esta propuesta, Alicorp espera atender a más de 70 mil clientes en el 2024, ayudándolos a adaptarse a las nuevas tendencias y a mantener su competitividad en un entorno cada vez más retador. Diadía ha puesto a disposición de sus clientes un ecosistema digital enfocado en resolver sus principales necesidades, que incluyen acceso a herramientas digitales para una mayor agilidad y seguridad en sus transacciones y digitalización de su inventario y otros procesos operativos. También permite acceder a un marketplace disponible las 24 horas del día, con una amplia oferta de productos y proveedores.

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Bodeguera

 


 

Ya es Hora

El testimonio de un abuso judicial que criminaliza la libertad de pensamiento. Y cómo a pesar de ello no se pierde la esperanza en un país con un futuro mejor.

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Briceño

Por Ricardo Briceño, Presidente de Textil del Valle y Agrícola Don Ricardo

Hoy, después de más de seis años en los que me ha tocado enfrentar un juicio injusto por lavado de activos, con el que no tengo absolutamente nada que ver, recién puedo mirar hacia atrás y entender que cometí algunos errores.

Visto en retrospectiva, cuando el fiscal José Domingo Pérez decidió investigarme por haber desarrollado una campaña en apoyo a la inversión privada desde Confiep, tal vez no debimos salir a argumentar que no habíamos apoyado ninguna campaña electoral, tal vez  en lugar de desgañitarnos explicando que jamás recaudamos fondos en favor de ningún candidato; tanto Confiep como yo debimos haber salido a reafirmar, desde un inicio y con la frente en alto, que nos sentíamos orgullosos de defender el modelo económico que durante dos décadas había traído progreso y bienestar a los peruanos. Y que no íbamos a permitir que se criminalice la libertad de pensamiento. Ese fue el propósito de nuestros programas de apoyo a la inversión privada, que se tradujo en piezas de comunicación sin ninguna carga política, que se financió con dinero limpio y que la Fiscalía inexplicablemente quiere criminalizar.

¿Por qué, en su momento, no dijimos en voz alta, que defendíamos la libre empresa, el modelo capitalista con respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos, el derecho a generar riqueza y dar trabajo sin vergüenza ni temor? ¿Por qué no salíamos a decir que los empresarios, como cualquier otro ciudadano, tenemos el derecho de apoyar y contribuir con los partidos políticos que coincidan con nuestras ideas? ¿Es acaso un delito?

Los últimos años han sido de zozobra y angustia para todos, y los empresarios hemos mantenido un perfil bajo con el temor de que se nos encaje gratuitamente el sambenito de corruptos o se nos enjuicie por tratar de cambiar las cosas.  A lo largo de este tiempo, hemos sido testigos de un deterioro constante de nuestra sociedad y nuestras instituciones. El resultado de las elecciones de 2011 dio inicio a un proceso de polarización en las preferencias políticas y un retroceso en el plano económico que no pudo mantener el impulso de crecimiento al que estábamos acostumbrados. Luego, en 2016, creímos que volvíamos a la senda trazada cuando dos candidatos con planes de gobierno favorables a la economía social de mercado pasaron a la segunda vuelta.  Los empresarios estábamos esperanzados en que un Ejecutivo y un Legislativo con la misma visión de desarrollo podrían reformar el Estado y dar las leyes necesarias para afianzar el crecimiento y beneficiar a más peruanos, pero nos equivocamos. Otra vez la polarización, las fuerzas políticas sin voluntad de diálogo, las mezquindades personales, las miradas cortoplacistas se impusieron y provocaron que tuviéramos cinco presidentes y tres congresos de la República entre 2016 y 2021; y que los pilares que sostienen una nación como son los poderes del Estado (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) entraran en un proceso acelerado de descomposición que ha hecho nuestro país ingobernable.

Hemos sido testigos asustados de un desmantelamiento del Perú y nuestra voz ha dejado de sonar con la contundencia de otros tiempos. Los empresarios hemos asumido gremialmente los delitos de algunos, que no son todos y no son la regla, y hemos actuado como si querer el desarrollo de nuestro país fuera un pecado. Pero ya estuvo bueno.

Pese a lo vivido, a las persecuciones injustas, a ver cada día cómo se toman las peores decisiones para nuestro futuro, me ha regresado el optimismo. Soy un convencido de que el Perú es un país viable, lleno de recursos y sobre todo de gente muy valiosa, donde la suma del empeño, el talento y la resiliencia de nuestra población conforman nuestro activo más importante. Soy un convencido que ahora es momento de que un nuevo empresariado comprometido diga basta.   Basta a la satanización de quienes quieren generar riqueza y puestos de trabajo. Basta de enfrentar a los peruanos pensando que si uno tiene recursos el otro se queda sin nada. Basta de tergiversar un modelo que no plantea la bonanza de unos cuantos, sino el bienestar de la mayoría, porque una economía de mercado se robustece si mejoro yo y mejora ese otro que está a mi lado. Solo así habrá más peruanos con más poder adquisitivo, más industrias saldrán adelante, y habrá más trabajo.

Para que ese sueño de una sociedad próspera vuelva a tener sentido cada uno debe hacer su parte. Ya no son tiempos de “el cholo barato”, es nuestra obligación poner en valor el empeño, el esfuerzo y la creatividad de nuestra gente para insertar cada vez a más peruanos en la economía de mercado y sacarlos de la informalidad. Tampoco hay espacio para el proteccionismo y el mercantilismo, ahora competimos a nivel global y para eso contamos con una generación de empresarios capaces de hacerlo.  

Al final de todo túnel siempre hay una luz. Hace unas semanas, cuando se inició el juicio en el que estoy injustamente involucrado, la Confiep sacó un comunicado protestando enérgicamente por este atropello e indicando que jamás hice un uso fraudulento de dinero alguno. Fue ese comunicado emitido el 2 de julio, por acuerdo unánime del directorio, lo que renovó mis esperanzas de que el mundo que habito hoy es diferente.

Estamos listos para demostrar que somos un empresariado consciente, que trabaja por su país, y que no teme defenderse gremialmente ante los abusos de cualquier forma de poder.  Pero para eso nos tenemos que hacer cargo y si eso implica participar en política habrá que hacerlo sin temor y con la frente en alto. Por eso aprovecho mi renovado optimismo y hago un llamado a la nueva generación de empresarios: abandonen su zona de confort, participen activamente en el debate nacional, sean actores directos en el proceso electoral que ya se inició. El 2026 está a la vuelta de la esquina. Ya viene siendo hora de que volvamos a confiar en nosotros mismos, en nuestro país, en su gente y que seamos los protagonistas de construir un futuro mejor. Es hoy, no mañana. Sin miedo y con mucho orgullo.


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Afiche

 


 

El poder del esfuerzo conjunto

Recuperando el árbol de la quina: un proyecto transformador en Pataz con la participación de Minera Poderosa, Asociación Pataz y la comunidad.


 

Por Eva Arias, Presidenta del directorio de Compañía Minera Poderosa

En enero de 2020, iniciamos un proyecto para la conservación ambiental del árbol de la quina (Cinchona sp) en algunas poblaciones del distrito de Pataz, La Libertad. El objetivo es promover la producción de plantones y establecer plantaciones en campo definitivo, asimismo, difundir los beneficios de la planta e información técnica y científica existente, para que la población del distrito la adopte y cuide; así de esta manera lograr la recuperación de este árbol emblemático para los peruanos.

Esta iniciativa es ejecutada por Asociación Pataz, ONG de Minera Poderosa, en colaboración con la comunidad y el financiamiento y soporte de Poderosa.

Como aprendizaje de la experiencia al ejecutar las actividades, encontramos que la quina es una planta especial en lo que se refiere a cuidados para su reproducción y crecimiento en ambientes externos del ecosistema natural; al inicio encontramos poca información de manejo, problemas sanitarios como plagas y enfermedades que afectan el crecimiento y desarrollo de las plantas. Por ello, nuestro equipo se dedicó a recopilar información disponible sobre la quina y a establecer contactos con especialistas en el tema. Realizamos experimentos y ensayos para entender más las necesidades y determinar las mejores prácticas de manejo. A pesar de las complicaciones iniciales, avanzamos y desarrollamos un protocolo de manejo silvicultural efectivo.

Finalmente, con el protocolo de manejo silvicultural desarrollado hemos conseguido logros en el vivero. Este protocolo incluye prácticas específicas para la siembra, riego, fertilización y control de plagas y enfermedades, adaptadas a las condiciones particulares del distrito de Pataz y aledaños. Por fin podemos ver resultados positivos en la producción de plantas de quina.

A la fecha, hemos logrado instalar en campo definitivo 1,647 plantas que se encuentran en buen estado de crecimiento. Además, actualmente contamos con 67,680 plantas en vivero, preparadas para ser trasladadas a campo definitivo a fines de 2024. Este resultado refleja el funcionamiento del protocolo de manejo desarrollado y el compromiso del equipo y de los agricultores involucrados en el proyecto.

Como parte de la difusión de información relacionada al árbol de la quina hemos publicado en 2021 el libro: La corteza peruana que salvo millones de vidas. Breve historia de la quina y la quinina. Publicación del Dr. Antonio Brack Egg, gran persona de quien conocimos personalmente sus esfuerzos como educador, comunicador e investigador especializado en temas relacionados con la diversidad biológica, además de haber sido el primer ministro del Ambiente del Perú.

Hemos mejorado también la adopción de prácticas de manejo entre los agricultores locales. Realizamos capacitaciones y talleres para enseñar a los agricultores cómo manejar adecuadamente las plantas de la quina y asegurar su crecimiento saludable. Además, hemos establecido redes de apoyo y cooperación entre los agricultores, facilitando el intercambio de conocimientos y experiencias. Al finalizar el proyecto aspiramos a contar con una importante población de plantas de quina en el ámbito de trabajo que nos hemos propuesto.

 


 

Cómo tener un futuro peruano

La lista de consideraciones y pendientes necesarios para empezar a pensar en construir un porvenir común.

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Tait

Por Cecilia Tait, Deportista y excongresista de la República

Responder a la pregunta “¿Tiene futuro el Perú?” implica considerar varios aspectos:

 

1. Economía:

Perú tiene recursos naturales significativos, como minerales y productos agrícolas, que pueden impulsar su crecimiento económico. Sin embargo, el desarrollo sostenible requiere diversificación y una economía menos dependiente de la exportación de materias primas.

 

2. Educación y capacitación:

Invertir en educación y capacitación de la fuerza laboral es clave para el desarrollo. Mejorar el sistema educativo y promover la innovación tecnológica pueden asegurar un futuro más prometedor.

 

3. Gobernanza y corrupción:

Mejorar la transparencia y la gobernanza es crucial. Combatir la corrupción puede aumentar la confianza en las instituciones y atraer inversiones extranjeras.

 

4. Infraestructura:

Desarrollar infraestructura moderna (transporte, telecomunicaciones, energía) puede facilitar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida.

 

5. Salud y bienestar:

Mejorar los servicios de salud y las condiciones de vida es esencial para un desarrollo sostenible y para asegurar un futuro saludable para la población.

 

¿Cómo?

• Políticas económicas diversificadas: implementar políticas que fomenten la diversificación económica, apoyando sectores como el turismo, la tecnología y la manufactura.

•Reformas educativas: invertir en educación de calidad y accesible, así como en programas de formación técnica y profesional.

•Fortalecimiento institucional: implementar reformas para fortalecer las instituciones y la lucha contra la corrupción.

•Inversiones en infraestructura: priorizar proyectos de infraestructura que mejoren la conectividad y la eficiencia económica.

•Políticas de salud pública: aumentar el acceso a servicios de salud y promover programas de bienestar social.

El futuro del Perú depende de cómo se aborden estos desafíos y se aprovechen las oportunidades para un desarrollo inclusivo y sostenible.


 


 

 


 

“El Poder Transformador de un Balde de Pintura”

Como CEO de QROMA, Rodrigo Mejía ahonda en el poder transformador de la pintura y en el impacto positivo del Proyecto Arcoíris de Qroma en los miles de peruanos que han disfrutado del arte, la pintura y el color durante los últimos seis años.


 

Tras varios años de intervención y 22 ediciones en Perú y Chile, ¿qué significado ha cobrado un balde de pintura?

Esta experiencia ha convertido un balde de pintura en un motivo de congregación, una herramienta de conexión y un precedente de conciliación entre las comunidades y su entorno, recuperando sus barrios. La metodología convoca a los vecinos en un primer taller para conocer el proyecto, diseñar el boceto de pintado y elegir colores. En ese contexto de conversación, las anécdotas, tradiciones, anhelos y orígenes de los vecinos, muchas veces migrantes, cobran relevancia, pues se identifican lazos que comparten y los conectan. Arcoíris habilita el ver a la pintura como un paso de conciliación en la comunidad: definir colores en conjunto, por ejemplo, es un desafío, sin embargo, al mismo tiempo una evidencia de que sí se puede llegar a acuerdos como equipo entre vecinos. Con esto, un balde de pintura hoy se convierte en una herramienta social con mucho propósito detrás.

 

¿Qué efectos positivos han provocado el color y el arte en los vecinos y en la dinámica de los lugares intervenidos?

Según Ipsos, en promedio, solo el 30% de latinoamericanos cree que se puede confiar en los demás. En el Perú esta cifra es de 17%. En los últimos años, luego de las intervenciones del Proyecto Arcoíris, este indicador, entre los vecinos de las zonas que hemos intervenido, tuvo un crecimiento en promedio de 5.8 puntos porcentuales. Lo cierto es que la pintura se convierte en un habilitador para generar confianza, pues la dinámica del día a día, el sostener la escalera mientras otro vecino pinta, el abrirse a compartir anécdotas, y el compartir una visión común del barrio son formas de construir confianza. Muchos lugares de nuestros países se sienten fragmentados, de hecho, la mayoría de los espacios que intervenimos tienen una división social incluso dentro de la misma comunidad; y en ese contexto es aún más relevante el impacto positivo que se pueda generar a través de la confianza, la búsqueda de la conciliación y de cohesión comunal.

Otros impactos que hemos podido evidenciar son la percepción de orgullo de vivir o trabajar en el barrio, que mejoró en 8.5 puntos porcentuales versus las mediciones previas, y la del cuidado del espacio público, que aumentó en 10.5 puntos porcentuales en promedio.

 

¿Cuál es el papel que han desempeñado los aliados en el Proyecto Arcoíris?

Creemos firmemente en la potencia que se genera a partir de la articulación entre las empresas, el sector público y la comunidad. En ese sentido, Arcoíris no solo busca transformar espacios y comunidades, sino también ser un ejemplo de la integración de esfuerzos entre distintos actores sociales. Una de las premisas del proyecto, es la articulación asertiva con distintos actores, pues esto asegura la amplificación del impacto, al tener mayor alcance de personas, y maximiza el presupuesto para realizar la intervención. Asimismo, las alianzas potencian otras iniciativas locales, ya que buscamos que la intervención se dé en el marco y compromiso de un proyecto mayor de desarrollo comunitario. No serviría de mucho pintar un hermoso mural en un espacio público que no tiene las condiciones físicas para estimular su uso. Finalmente, los aliados son una pieza clave que nos ayuda a velar por la sostenibilidad del proyecto en el tiempo.

 

Después de esta experiencia, ¿cuáles son los principales aprendizajes de la empresa y de quienes la conforman?

Destapar el potencial de un balde de pintura en sí es un aprendizaje revelador. Es inspirador saber que puede llegar a incentivar conductas del uso del espacio, así como percepciones y sentimientos muy profundos. Del mismo modo, la importancia que tiene generar espacios de confianza para la reconciliación de la comunidad. Otro hallazgo es el rol y valor de los murales: tienen un impacto más allá de lo estético y visual, son un constante refuerzo del poder que tiene el compromiso y trabajo entre la comunidad, el sector privado y las instituciones públicas; siendo así un ejemplo que todos podemos construir un mejor Perú. (Web del proyecto Arcoiris: www.proyecto-arcoiris.com)


 

Una propuesta a todo color

En 2018, Proyecto Arcoíris dio el primer paso para descubrir el poder transformador de la pintura. La muralización de espacios públicos en Lima, el interior del país y en ciudades de Chile continuaron el camino trazado con resultados tan sorprendentes como alentadores.

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Croma

 

Hace más de seis años una iniciativa social cobró un impulso mayor con resultados más que optimistas. Bajo la iniciativa de Qroma, el Proyecto Arcoíris decidió utilizar el color como instrumento de transformación a través de la intervención de espacios públicos abandonados con arte y pintura, siempre acompañados de la participación de los vecinos de la zona. Las docenas de murales —que hoy se lucen en diversas ciudades de Lima y el interior del Perú, así como en algunas ciudades de Chile— se convirtieron en símbolo de los grandes objetivos trazados: repotenciar espacios, promover el sentido de comunidad y despertar sentimientos y comportamientos positivos en los ciudadanos. Todo alineado con el propósito de Qroma, “inspirar a las personas a pintar la mejor versión de su mundo”.

Cifras que dan resultados

A la fecha se han realizado 22 intervenciones, 17 en Perú y cinco en Chile. En Lima Metropolitana son 14 y tres en las regiones de Ayacucho, Cusco e Ica. Las restantes se ejecutaron en las provincias de Santiago, Valparaíso y Viña del Mar. En resumen, se pintaron alrededor de 400 mil metros cuadrados y se utilizaron 11,330 galones de pintura, beneficiando a más de 37 mil personas. Las intervenciones fueron trabajadas por más de 100 artistas y estuvieron involucrados 22 aliados.

Los efectos de esta enorme labor se traducen en el fortalecimiento de las comunidades y el orgullo de sus integrantes por pertenecer a ellas. Con la muralización de espacios vitales en los barrios, el aumento de la confianza vecinal no se hizo esperar. Como consecuencia, el incremento del uso del lugar intervenido se hizo evidente, así como el cuidado del mismo. Atrás quedaron un alto porcentaje de conductas negativas como arrojar basura; la percepción de inseguridad disminuyó y la satisfacción del espacio habitado y el sentido de pertenencia fueron en aumento.

Sin duda, el ambiente alegre y de armonía que solo el color y el arte pueden brindar colaboró con la construcción de una mejor ciudadanía, la que todos los peruanos merecemos.


 

La opinión de los aliados

Representantes de tres organizaciones que sumaron esfuerzos con el Proyecto Arcoíris dan su mirada a esta labor que apunta al cambio positivo de los ciudadanos.

 

José Salazar

Coordinador del sector cultura de UNESCO

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Salazar

“En 2021 creamos una plataforma multiactor llamada el Pacto por la Cultura, la primera plataforma a nivel mundial que convoca el sector privado para trabajar en temas relacionados con la cultura y promover la diversidad cultural. Una de las primeras empresas que se sumó a este pacto, presidido por el Ministerio de Cultura y bajo la gestión de Unesco, fue Qroma. Para entonces ya tenían en marcha el Proyecto Arcoíris, que no solo ha tenido resultados bastante positivos, sino que incluye una metodología para medir su impacto transformador.

Fuimos aliados en Ayacucho, en Sarhua, que custodia una de las expresiones inmateriales más conocidas del arte popular peruano, las tablas de Sarhua. Allí implementamos un centro de interpretación comunitario. Nosotros resaltamos la capacidad de innovación y de complementariedad de los aliados del sector privado. Porque no solo implica recursos financieros sino también tecnología y experiencia. Buscamos que la empresa se involucre participando en proyectos que tienen una mirada de sostenibilidad y no solo acciones en busca de visibilidad”.

 

Mariana Alegre

Directora de Sistema Urbano

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Marina Alegre

“Trabajamos con Qroma desde Ocupa tu Calle, con el proyecto piloto en El Agustino. Creemos en la capacidad de impactar en las políticas públicas y las prácticas privadas para llevar una transformación urbana y social al espacio público, todo a través de un modelo participativo. Fue muy gratificante conocer el Proyecto Arcoíris porque incorporó la necesidad de levantar data para demostrar el cambio y medir resultados, a la vez que logró incorporar esta experiencia como un proyecto propio.

Antes de la intervención mural y social de Qroma, el colegio Héroes del Cenepa era conocido como el colegio ‘basurita’. El proyecto funcionó en términos del retiro de basura y lavado de manos, pero también se logró potentes cambios en la identidad de la comunidad y de la escuela que no estaban contemplados. El impacto en la tasa de matrícula fue grande. Todos querían estudiar allí y los vecinos pedían replicar lo hecho en otras zonas. Esto activó a la comunidad y la sostenibilidad del proceso se dio porque las familias, los padres y los profesores se apropiaron del proceso”.

 

Francisco Dobbertin

Superintendente de Desarrollo Sostenible en Marcobre

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Dobbertin

“En Marcona, el proyecto tuvo bastante intervención de la población. Todos los murales pintados tienen alusiones propias a la cultura de la población. Hay temas de minería, pesca y naturaleza, relacionados directamente con las actividades que allí se desarrollan y la gente se ve reflejada en ellos.

Los indicadores tras la llegada del Proyecto Arcoíris fueron notables: aumentó en un 90% la percepción de la seguridad, ornato y el orgullo de la población de vivir en Marcona. Hubo campañas de limpieza, se involucró a la Municipalidad y a la propia población. Todo aquel que pasa por los cuatro murales queda impactado porque Marcona era una ciudad un poco gris que desde entonces se pintó de alegría”.


 

Levanta la mano, Perú

La incertidumbre respecto a nuestro futuro inmediato obliga a tomar partido por el país. Ponerse de perfil ni salva ni ayuda a nadie.

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Correa

Por Juan Fernando Corre, empresario

Existen varias maneras de vivir nuestras Fiestas Patrias. Para la mayoría de los peruanos es un motivo de celebración y la oportunidad de reunirse con sus seres queridos; también de tomarse unos días de descanso y viajar por el país. Para los emprendedores, la posibilidad de trabajar en todo lo relacionado al comercio, el turismo y la gastronomía.  

Para una minoría, sucede todo lo contrario. Son manipulados para que participen en marchas que generan violencia. Una convocatoria que va en contra del espíritu de estas fiestas y en sentido contrario de lo que quieren los peruanos de bien.  

¿Qué viviremos el 28 de julio de 2026? El futuro no está claro, pero podríamos volver a vivir lo segundo: la violencia manipulada por los enemigos de la libertad, mientras un nuevo gobierno asume el poder y un nuevo congreso, con diputados y senadores de todos los colores, marca una nueva dirección política para el país.  

El Perú tiene un potencial gigantesco de lograr progreso y desarrollo. Tenemos una compleja geografía, pero que nos da una fabulosa diversidad y riqueza productiva enormes. Somos el único país en Sudamérica con una historia milenaria de altísimo valor que nos marca una personalidad única. Y tenemos también una enorme diversidad cultural que nos da múltiples visiones de cómo llevar la vida en nuestro país.  El Perú sí puede ser un ejemplo de desarrollo en América Latina y el mundo.  

Si es así, si en efecto estamos en un país con un potencial gigantesco, ¿por qué estamos paralizados?  

Los primeros 12 años de este siglo mostraron un enorme crecimiento económico y una fuerte reducción de la pobreza. En el mundo formal, la mayoría pensábamos que ya estaba nuestro país encaminado al progreso, pero todo eso se detuvo producto de una guerra cultural para la que el sector privado no estaba preparado. Desde 2011 a la fecha hemos sido gobernados principalmente por políticos de izquierda radical y populistas que han creado pérdidas y frustración para todos los peruanos.  

Hoy la mayoría de peruanos siente una profunda desconfianza en el Estado y los políticos; son vistos como sinónimo de corrupción. Y ve a la empresa privada como insensible a las personas. Siente un profundo estado de abandono. Esto es un caldo de cultivo para tener el 28 de julio de 2026 juramentando a un presidente que promueva las ideas del socialismo, como lo vivimos en 2021.  

Para asegurar el progreso, la sociedad civil debe tener una presencia fuerte para poner topes a los desmanes del Estado. En el Perú, lo único que vemos son organizaciones que buscan crear el cambio cultural hacia el socialismo. Y claramente, están alcanzando un impacto significativo en nuestra población.  

En defensa de las ideas liberales hay muy pocos esfuerzos. El sector privado ha pensado muy poco en la necesidad de aportar a estas ideas, a pesar de que son las que definen el futuro del crecimiento económico y de las empresas. La respuesta ha sido impulsar acciones individuales de responsabilidad social y de sostenibilidad. Tenemos más de diez mil acciones de este tipo, pero es evidente hoy que eso no cambia la percepción del mundo privado.  

Se vienen dos años complejos. Levanta la mano si quieres que el Perú regrese al camino del crecimiento y el desarrollo.  Únete y aporta a los esfuerzos privados que defienden la libertad y los que llevan adelante acciones que buscan generar impactos masivos en la población que muestren que al sector privado sí nos importan las personas de nuestro país.  

Hagamos todos un verdadero esfuerzo patriótico para hacer un impacto positivo que nos lleve al cambio de aire que el Perú necesita.


 

Academia del Progreso: mejorando las capacidades financieras de los microempresarios

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NR

Con la ambiciosa meta, a 2026, de capacitar a 700 mil clientes por año y brindar planes de desarrollo específicos para cada uno de ellos, la Academia del Progreso de Mibanco continúa trabajando a favor de los emprendedores peruanos y ofreciendo soluciones financieras que los ayuden a gestionar eficazmente sus negocios.

La propuesta educativa de Mibanco es la más relevante dentro de la estrategia corporativa “Educación para la Inclusión”. Se enfoca en los empresarios de la microempresa, quienes en los últimos años se han visto positivamente impactados por esta iniciativa. Dentro del perfil de los emprendedores capacitados destaca su edad, el promedio es de 40 años; su origen, el 66% proviene del interior del país; y, el género, 54% son mujeres.

Herramientas para crecer

Este 2024 la Academia del Progreso busca impactar en 500 mil emprendedores y fomentar su desarrollo económico sostenible. La estrategia se basa en contenidos interactivos de cuatro a diez minutos de duración, diseñados para romper la barrera digital. Los medios elegidos y con mayor eficiencia para hacerles llegar información relevante que ayude a superar retos económicos y alcanzar el éxito son el canal de WhatsApp y la plataforma web academiadelprogreso.mibanco.com.pe. El primero interactúa mediante un chatbot con el cliente y culmina en una certificación final que da cuenta de su progreso. La segunda tiene un diseño amigable que también utiliza una lógica interactiva y de corta duración para brindar contenido didáctico, talleres en vivo, cursos, foros, etcétera.

La iniciativa que Mibanco ofrece consta de dos programas enfocados en las necesidades del emprendedor. Educación Financiera y Gestión del Negocio, que incluye el manejo de herramientas digitales y costos operativos, márgenes de ganancias, flujo de caja, salud crediticia, entre otros temas. Para una mayor conexión con el desarrollo de los emprendedores el contenido de las capacitaciones es personalizado, es decir entregado en función a la experiencia individual de cada usuario.

Como parte de la amplia política de inclusión de Mibanco, la Academia del Progreso está dirigida a quienes son clientes y a los que no. El banco tiene, además, un especial interés en las organizaciones sociales de base como son las ollas comunes y los comedores populares, todos ellos liderados por valientes mujeres que merecen tanto apoyo incondicional como los emprendedores que apuestan por el Perú y sus familias.


 

¿La R de qué?

Repensando los códigos y rituales nacionales, en este caso una pieza clásica de la música criolla peruana, en busca de generar un antídoto al clima de violencia e inseguridad que vivimos.

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Rifle

Por Gonzalo Figari, Director Creativo en CandyStore

Llegan las Fiestas Patrias, es 28 de Julio, extendemos nuestras banderas en ventanas y balcones, escarapelas en los pechos y empiezan esos días de vacaciones; en el ambiente se respira un sentimiento blanquirrojo a pesar de la Copa América y entonamos nuestra voz con alta graduación para cantar en coro:

¡¡Y SE LLAMA PERÚ!! …Con P de Patria, la E del Ejemplo, la R de… ¿¿¿la R de qué???

 

¿La R de Rifle?

¿No les resulta estrepitosamente disonante que en un país azotado por una tronadora y creciente violencia celebremos cantando: …Con la R de Rifle?

…Síííí, lo entiendo, esa letra es intocable, está tatuada a fuego en nuestra memoria y en nuestros corazones, es un casi un himno nacional y los himnos no se cuestionan, y mucho menos se modifican… pero…

¿Sería factible cambiar la R de Rifle por una R menos violenta?

Por ejemplo, se me ocurre:

¿la R de Respeto?, ¿la R de Razón?, ¿la R de Risas? o ¿la R de Reflexión?

TENGO UNA IDEA: Propongo hacer ese cambio efímero, al menos que sea tan solo un ejercicio por 28 de Julio, modifiquemos LA R DE RIFLE por una R pacífica, una R que no dispare balas, regalémosle este pequeño gran cambio al Perú por su cumpleaños.

Si esta idea genera al menos una conversación en las redes sociales y nos hace reflexionar un poco sobre el exceso de violencia que vivimos a diario, sería más que suficiente. Soy consciente de que puede resultar una idea descabellada y que algunos la tildarán de antipatriótica, pero mi mente no deja de imaginar a un grupo de destacados músicos peruanos unidos en un estudio de grabación cantando:

Y SE LLAMA PERÚ con una R que no sea la del RIFLE, sería como una versión peruana de “We Are The World” donde músicos y víctimas de la violencia cantan juntos este cover de nuestro segundo himno nacional. Es complicado llevarlo a cabo, necesitaríamos muchos permisos y el activismo de mucha gente, pero soñar no cuesta nada. Esta versión con una R más pacífica se tendría que hacer gracias a una votación general por todos los peruanos:

¿Qué R elegirías tú para reemplazar la palabra Rifle?

Estoy seguro de que desde el cielo don Augusto Polo Campos nos daría su bendición para hacer este experimento social que nos ayude a reflexionar sobre la violencia que vivimos cada día. Yo entiendo que llevar a cabo esta idea es una misión imposible, pero la esperanza es lo último que se pierde. Además, es bueno recordar que no es la primera vez que se cambia algo importante, ya que Dios a la gloria le cambió de nombre y le puso Perú.


 

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El futuro brillante del turismo

Los argumentos para creer en un despegue exponencial de la industria turística son sólidos y factuales. Eventos como el megapuerto de Chancay y el nuevo aeropuerto internacional son la base de este crecimiento inminente.

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Stoessel

Por Juan Stoessel, Gerente general de Casa Andina

Creer que el turismo en Perú tiene un futuro brillante no es un ejercicio de optimismo, sino de realismo. Basta analizar la evolución y tendencias del sector –acá no hace falta leer el Tarot–, para tener claro que la oportunidad seguirá tocando nuestra puerta.

Comenzando por lo macro. Más allá del ruido político de hoy, veamos qué dice la historia reciente. En los últimos 25 años, Perú fue el único actor en la región que logró crecer por encima del 4%. No hemos dejado de ser ese país. Seguimos teniendo los recursos, el potencial. Nuestra moneda es probadamente sólida, reconocida durante dos décadas entre las más estables de Latinoamérica. Continuamos siendo uno de los principales productores de cobre del mundo, en una época en que el cambio de la matriz energética acelerará su demanda, garantizándonos ingresos futuros inmensos por el canon minero. En unos meses, con la inauguración del megapuerto de Chancay, nuestra nación tendrá el segundo puerto más importante del Pacífico. Lo que reconfigurará el comercio marítimo del hemisferio, abriendo innumerables oportunidades comerciales.

Si hablamos de grandes proyectos e inversiones, el panorama también se perfila sumamente auspicioso. Proinversión viene desplegando un magnífico trabajo. Este año podríamos cerrar en 8 mil millones de dólares en proyectos adjudicados, además de 2 mil millones de soles en obras por impuestos. Un récord histórico en inversiones, que abarcan rubros clave como: aeropuertos, red vial, hidrocarburos, saneamiento, turismo, puertos, telecomunicaciones, etcétera. El impacto positivo a nivel desarrollo económico, generación de empleos y reducción de brechas de infraestructura será enorme.

En este contexto, ¿cómo no van a ser favorables las perspectivas del turismo? Haciendo zoom en algunos de los proyectos que se vienen, tendremos: el nuevo Jorge Chávez, que será el aeropuerto más moderno de la región. Con tecnología de punta, 2 pistas y terminal nueva, nos permitirá recuperar la condición de hub latinoamericano. Por otro lado, tras una larga espera, se adjudicará el tercer grupo de aeropuertos –Chinchero, Jaén, Jauja, Chimbote, entre otros–, lo que será decisivo para trasladar más turistas a los llamados destinos secundarios. En Cusco, el futuro aeropuerto de Chinchero nos dará una segunda gran puerta de entrada, a través de la cual no solo recibiremos más visitantes en nuestro principal destino, sino que podremos conectar con otros circuitos interregionales, como la ruta Moche, la selva, etcétera. Otro proyecto es el teleférico de Choquequirao. Al facilitar el acceso a nuestro “segundo Machu Picchu”, haremos despegar este maravilloso atractivo, lo que se calcula traería un millón de turistas adicionales. Sin mencionar que todos estos proyectos repercuten también en el turismo corporativo, pues ejecutar las obras implica el viaje de numerosos funcionarios nacionales y extranjeros, un segmento que aporta significativamente más (200 dólares diarios) que el turista local (100 soles diarios) o extranjero (100 dólares diarios).

En el frente del turismo de eventos, recordemos que el Perú posee excelentes ventajas competitivas. Estamos ubicados estratégicamente al centro de Sudamérica. Nuestra capital tiene vista al mar. La gastronomía peruana es mundialmente famosa y nuestros atractivos turísticos, ni qué decir. ¿Qué nos faltaba? Un lugar para albergar megaeventos. Por fin, el Centro de Convenciones de Lima será concesionado y puesto en valor. Así, nos reinsertaremos en el circuito de los grandes eventos internacionales. Un mercado sumamente lucrativo, donde nuestra participación es de apenas 11.4%. El turista que asiste a grandes eventos gasta en promedio 50% más que el vacacionista. De ellos, un tercio realiza pre y postours. El 40% regresa con sus familias, para hacer turismo. Incrementar un par de puntos de participación significaría sumar a la economía 240 millones de dólares extra anuales. Adicionalmente, recordemos que este año somos anfitriones de APEC. Ya se dieron los primeros eventos en Lima, Cusco y Arequipa, a los que seguirán eventos en Trujillo, Pucallpa y, en noviembre, la Semana de Líderes Económicos en la capital. Ayacucho albergará los Juegos Bolivarianos a fin de año. En 2027 Lima repetirá como sede de los Juegos Panamericanos (sobre esto último, cabe resaltar que los Panamericanos de 2019 generaron un movimiento económico de 5,200 millones de dólares y 500 mil empleos directos e indirectos). Las señales favorables son muchas.

Definitivamente, somos un país privilegiado. El momento que vivimos también lo es. No es wishful thinking, las condiciones están dadas. Lo que necesitamos es elevarnos por encima de la bulla y el populismo. Acá no tenemos que descubrir la pólvora, durante 25 años supimos brindar estabilidad, predictibilidad, reglas de juego claras. Fuimos la envidia de nuestros vecinos, por nuestra capacidad de atraer inversiones y nuestra resiliencia a las crisis globales. Lo hicimos antes, sabemos cómo volver a hacerlo. Las grandes ligas del turismo mundial esperan por nosotros, simplemente debemos estar a la altura.



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Lograr que el sueño peruano se vuelva realidad

Cuando se reconoce a la gastronomía peruana se reconoce a la vez una cadena de valor que empieza desde el trabajo duro del productor y el respeto al ingrediente nacional.

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Misha

Por Mitsuharu Tsumura, Cocinero, Maido, top 5 de los 50 mejores restaurantes del mundo

El Perú de por sí tiene una riqueza natural privilegiada. Tiene una infinidad de fauna marina. El tema es cómo cuidamos eso. Cómo evitamos que se empiecen a extinguir especies. Tenemos que proteger esa riqueza porque es un patrimonio único. El problema está en que siempre hablamos de cómo los restaurantes o los hoteles van a hacer algo para cuidarlo. Eso no es tan cierto, nosotros ya hacemos nuestro trabajo: no compramos productos en veda, no compramos productos fuera de talla mínima, etcétera. Acá, realmente lo que tiene que suceder es que el Estado, finalmente, haga el trabajo de fiscalizar. Lo bueno es que el mar es uno de los ecosistemas que más rápido se regenera si uno lo deja descansar. Lo vimos en la pandemia.

Este año Maido cumple 15 años. Al principio, cuando arrancamos, fue un concepto más enfocado hacia lo japonés. Poco a poco lo fuimos peruanizando. Lo que ha pasado en el tiempo es que hemos ido investigando más sobre la riqueza marina propiamente peruana. La Amazonía es una de las inspiraciones más grandes que hemos tenido en el restaurante. Nos hemos dado cuenta de que tiene muchos productos: la latitud en la cual está la Amazonía peruana es la misma latitud en la cual está la Amazonía asiática. Encontramos productos muy similares. Nosotros no hacemos solamente cocina japonesa o peruana, puede haber algo de chino también. Es una cocina un poco más libre. En ese ámbito hemos tenido que inventar mucho usando la creatividad.

Hemos logrado un enganche entre cocinas. La cocina japonesa para un peruano puede ser muy sutil y la cocina peruana para un extranjero puede ser a veces bien potente. Cuando llegas a un punto en el cual mezclas ambas, no necesariamente por ingredientes ni forzándolas, sino balanceando los sabores, te encuentras con una cocina que siempre le llamo yo sexi, porque es una cocina que no llega a ser ni muy muy ni tan tan. Es una cocina que abraza y se balancea. Por eso es, yo creo, que la cocina nikkei ha crecido tanto en el mundo, en Europa, en el Medio Oriente. Porque es una cocina que probablemente una a lo mejor de dos mundos. Esto hace que esta cocina sea gustosa y sabrosa para mucha más gente en el planeta, lo cual es beneficioso para el país. ¿Por qué? Porque exportas esta cocina. Y exportar esta cocina es exportar el Perú también.

El éxito hay que compartirlo. Lo que hemos logrado es gracias al equipo que tenemos. Gracias a los productores que nos dan la materia prima, a los pescadores que nos aportan estos productos maravillosos del mar. Si Maido tiene éxito es por todos los involucrados dentro de lo que sucede en el día a día. Hay que saber ser desprendido y hay que saber ser agradecido.

Tenemos que empezar a ver el mundo como un mercado para venderles materia prima, o bien procesada. Por ejemplo, es una locura que seamos un país productor de papas y que no tengamos una industria de papas precocidas congeladas. Justo estamos trabajando en eso, en un proyecto grande que está funcionando con papas huamantanga y que muy pronto saldrá al mercado. La idea es lograr que las pollerías y que todos los lugares que venden papas vendan papa peruana. Eso se puede trasladar al mundo: concentrados de frutas, se puede trasladar las semillas de macambo, se puede trasladar un montón de productos agrícolas que son maravillosos y son superalimentos. Si logramos colocar estos productos en el mercado internacional, como lo que ha pasado con la quinua, por ejemplo, y darles valor, ya estaríamos generando un gran cambio importante en la vida de muchos peruanos, los productores de esas materias primas. Creo que por ese lado es que hay que ir, lograr crear una industria de exportación de productos agrícolas peruanos. No solamente el mango, no solamente los arándanos, no solamente los productos masivos que se exportan a todo el mundo. Tenemos mucho más.

Sigo siendo optimista respecto al Perú porque siempre lo fui. Me ponen en cualquier otro país del mundo y no voy a poder vivir ahí, yo amo el Perú. Fui optimista desde colegial, en los peores momentos. Fui optimista cuando mi papá estuvo de rehén en la embajada de Japón. Fui optimista cuando mi vecino era el terrorista Freddy Rincón y reventaron cuatro granadas en mi casa. Fui optimista cuando reventó un coche bomba a tres cuadras de mí. En esos momentos todo el mundo se quería ir de Perú. Yo no. Lo que decía era ojalá que Perú algún día sea un país al cual la gente quiera venir, y no solo por la cocina. En ese momento era muy chico, no sabía si iba a ser cocinero. Pero ya sabía que este es un país hermoso, con gente maravillosa. Mi deseo era que fuera un país del cual nos sintiéramos orgullosos todos los peruanos y que el mundo quisiera conocerlo. Para mí, este es un país antibalas. A pesar de todo lo que pasamos, la gente sigue viniendo y el turismo sigue aumentando. Siempre creí en que tendríamos un futuro mejor. Yo no me pienso mover del Perú. Así que lo único que queda es meterle el hombro, soñar y hacer que los sueños se vuelvan realidad.


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Patria libre y sostenible

La necesidad de lograr el triple impacto en personas, el medioambiente y la economía. La sostenibilidad es el camino común para crear valor como país.

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Por Micaela Rizo Patrón, Gerente general en Perú Sostenible

Qué valioso y necesario ejercicio para estos tiempos complejos, donde mi optimismo inquebrantable a veces se siente raro y literalmente, terco, que nos pongamos a pensar en el porvenir del país. Bajo el lente de la sostenibilidad el Perú no solo sí tiene futuro, sino que tiene la posibilidad de ser un país líder y referente en el mundo.

Entiéndase esto en el sentido del desarrollo sostenible, donde un país avanza en balance, idealmente armonioso y dinámico, mejorando la calidad de vida de las personas, asegurando el cuidado del medioambiente y creciendo económicamente de manera inclusiva. Este triple impacto positivo de interconexión entre las personas, el medioambiente y la economía resume justamente las razones que quiero sustentar.

Comencemos por las personas. Aquí tenemos dos razones claves que resaltar: nuestra diversidad y nuestra vena empresarial.

Somos un país genuinamente diverso, que reúne muchas culturas, con historias milenarias y miradas del mundo diferentes. Según el Ministerio de Cultura, en el Perú tenemos 48 lenguas originarias. La multiculturalidad se manifiesta en nuestra gastronomía, nuestro arte, nuestra música, nuestra celebración de la vida y nuestra conexión con el territorio y la naturaleza. La increíble experiencia peruana de tradición criolla, costeña, marina, andina, selvática, mestiza, morena, de vals, de salsa, de cumbia, de chicha, ¡de abundancia!

Es importante reconocer que la diversidad es una valiosa fuente de resiliencia y creatividad, de una cultura de emprendimiento frente a la adversidad. Peruanas y peruanos con garra, emprendedores que luchan día a día para salir adelante. Citando a Arellano: “¡Somos el país más empresario del mundo!”. Con alrededor de 2.3 millones de empresas formales, se calcula que hay una empresa por cada 14 peruanos. Mientras que en Chile hay una empresa formal por cada 18 chilenos, en Estados Unidos una por cada 22 y en Colombia una por cada 33. Y, si consideramos a las empresas informales, la cifra en Chile y Colombia es 15 y 21 respectivamente, y en Perú es de una empresa por cada 7.5 habitantes (Arellano, 2021). Esta cultura empresarial genera soluciones, y nos lleva a generar valor.

Pasemos al segundo eje, el medioambiente, donde no es casualidad que también nos defina la diversidad. Tenemos una geografía compleja, que si bien muchas veces ha sido un reto para conectarnos como país, hoy nos distingue con múltiples ventajas competitivas, ideales para adaptarnos a diferentes desafíos globales.

Somos uno de los 17 países megadiversos del mundo. Esta biodiversidad, esta riqueza, se da a nivel de ecosistemas, de especies y genes, teniendo varios récords de flora y fauna. Contamos con el 71% de los glaciares tropicales del mundo y con 84 de las 104 zonas de vida. Somos el país número uno del mundo en agrobiodiversidad, con distintos cultivos oriundos, y más de 4 mil variedades de papa producto, en parte, de nuestros 6,000 años de historia de innovación agrícola. Y esta diversidad, de nichos, de sabores, de productos con historia, es lo que el mundo busca. Un plato de comida, con la creatividad de nuestros chefs, con los colores de nuestro Perú, genera muchísimo más valor agregado adicional que la papa, el arroz y la carne que lo componen. La diversidad, la cultura, las historias y los servicios son la base del valor en el siglo XXI.

Esta riqueza también es abundante en diferentes recursos naturales claves para el desarrollo de nuestro país. Somos el segundo mayor productor de cobre a nivel mundial, mineral esencial para la transición energética global. Por otro lado, Perú tiene un potencial envidiable para la producción de energía renovable, hidro, solar y geotérmica en diferentes regiones del país.

Esto me lleva al tercer eje, la economía. En nuestra historia hemos vivido booms económicos, como el del caucho y el guano, caracterizados por una extracción irresponsable. Hoy debemos mirar al futuro con otros ojos. El desarrollo sostenible se basa en el aprovechamiento adecuado de los recursos, donde se genera valor a la vez que se busca regenerar la naturaleza. El Perú, con su gran riqueza natural, tiene una gran oportunidad para crear valor sostenible y ofrecer lo que el mundo necesita: cobre proveniente de minería sostenible, energía renovable, producción agrícola sostenible, cultura y diversidad para un turismo inigualable, por mencionar algunos ejemplos.

Existen muchas razones para creer en el Perú, pero, como dijo Vallejo, “¡Hay, hermanos, muchísimo por hacer!”. No queda duda que al enumerar las tareas y desafíos pendientes para avanzar en la ruta del desarrollo sostenible: institucionalidad, productividad, seguridad, confianza, eficiencia, competitividad, la lista es larga.

Dicho eso, es importante comenzar por lo primero: las personas. Como plantea el economista premio nobel Amartya Sen, el punto de partida para el desarrollo está en promover las capacidades de las personas, que dependen de lo más básico: una alimentación adecuada para que el cerebro se desarrolle normalmente, una educación de calidad y seguridad para vivir sin miedo.

Finalmente, en vez de entrar al debate sobre quién es el responsable, quisiera cerrar invitándolos a reflexionar diferente. Comencemos con nosotros mismos, con creérnosla y sentirnos parte del todo, respetarnos y dar el ejemplo para cuidar nuestro país, para que todos nos podamos sentir orgullosos de ser peruanos. El cambio comienza con uno mismo. Hagamos que esta terquedad positiva se convierta en una realidad a favor del país, a favor de todos.


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Gloria

 


 

La promesa de la vida peruana

Palabras sabias, y visionarias, que obligan a la reflexión de cuál es nuestro papel como peruanos.

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Basadre

Por Jorge Basadre (1903 - 1980), Historiador

En nuestro país no solo debemos preocuparnos de la distribución; sino también de la mayor producción y del mayor consumo. Nuestro problema no es solo de reparto; es también de aumento. Que el peruano viva mejor; pero que al mismo tiempo el Perú de más de sí. Y para elevar y superar el nivel general de vida aquí no hay que actuar exclusivamente sobre el indio descalzo, pues hay quienes no se hallan en esa condición y se mueven dentro de un horizonte económico asaz reducido.

Ninguna de nuestras soluciones nos vendrá, pues, cocida y masticada de otros países, aunque sean hermanos, primos o prójimos. Y, sobre todo, nada se podrá hacer a fondo si al país no le conmueve la conciencia de sí, si no afirma en esta hora feroz, su querer existencial nacional. Por eso, la promesa de la vida peruana atañe a la juventud para que la reviva, a los hombres de estudio en sus distintos campos para que la conviertan en plan, a la opinión pública en su sector consciente para que la convierta en propósito.

Al leer esto no faltará quien haga una mueca de sarcasmo, de amargura o de cólera, creyendo que se le habla de cosas manoseadas, vacías o cínicas. Porque la promesa de la vida peruana sentida con tanta sinceridad, con tanta fe y con tanta abnegación por próceres y tribunos, ha sido a menudo estafada o pisoteada por la obra coincidente de tres grandes enemigos de ella: los Podridos, los Congelados y los Incendiados.

Los Podridos han prostituido y prostituyen palabras, conceptos, hechos e instituciones al servicio exclusivo de sus medros, de sus granjerías, de sus instintos y sus apasionamientos.

Los Congelados se han encerrado dentro de ellos mismos, no miran sino a quienes son sus iguales y a quienes son sus dependientes, considerando que nadie más existe.

Los Incendiados se han quemado sin iluminar, se agitan sin construir.

Los Podridos han hecho y hacen todo lo posible para que este país sea una charca; los Congelados lo ven como un páramo; y los Incendiados quisieran prender explosivos y verter venenos para que surja una gigantesca fogata.

Toda la clave del futuro está allí: que el Perú se escape del peligro de no ser sino una charca, de volverse un páramo o de convertirse en una fogata. Que el Perú no se pierda por la obra o la inacción de los peruanos.

La Promesa de la vida peruana y otros ensayos. Lima, Editorial Juan Mejía Baca, julio 1958


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