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Salvajismo senderista

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Seguidores del Militarizado Partido Comunista del Perú (como los de la foto de archivo) ingresaron al centro poblado Huarcatán, distrito de Pucacolpa, provincia de Huanta, región Ayacucho, y secuestró a cinco integrantes de una familia.
Fecha Actualización
El analista español Federico Aznar Fernández escribió para el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) el artículo “De la gestión del salvajismo”, que explica por qué ISIS o “Estado Islámico” o “Dáesh” (terroristas de origen religioso) ejecuta con extremo salvajismo crímenes contra sus enemigos de la “Coalición global”, apóstatas e infieles (a la voluntad de Alá).
ISIS utiliza un poderoso sistema de comunicaciones para difundir sus actos brutales, cuya finalidad es “la instalación de un nuevo modelo político a partir de la polarización de las sociedades”. Las terribles imágenes de decapitaciones, ahogamientos y otras atrocidades son una muestra de su inhumanidad. En el Perú, no estamos lejos de ese salvajismo, aunque no sea por motivación religiosa, sino por razones ideológicas.
El 23 de marzo un grupo aproximado de 25 del autodenominado Militarizado Partido Comunista del Perú ingresó al centro poblado Huarcatán, distrito de Pucacolpa, provincia de Huanta, región Ayacucho, y secuestró a cinco integrantes de una familia, siguiendo la misma práctica sanguinaria de Abimael Guzmán y de ISIS.
Luego, con crueldad extrema, torturó a sus víctimas, entre ellos dos menos de 15 y 16 años, para pretender arrancarles información. Finalmente, asesinó salvajemente a cuatro de ellos, dejando sus cadáveres expuestos como muestra horripilante de sus malhadadas prácticas y estrategias.
La fría actitud del gobierno del presidente Francisco Sagasti y los defensores de los derechos humanos frente a la tragedia de los verdaderos mártires de la sociedad, como es la familia Coriñaupa Curo, se reflejó durante el sepelio de las víctimas, sin discursos, mensajes a la nación, menciones, lamentos de organizaciones políticas, vigilias, marchas ni “ojos que lloran”. La indiferencia en su máxima expresión.
Esta semana, pese a lo confuso de las causas de la muerte del terrorista ‘Raúl’, se puede considerar como un duro golpe al terrorismo en el Vraem, que, en todo caso, no fue gestado durante el presente gobierno de transición. Esta situación de ninguna manera opaca los golpes estratégicos propinados contra sendero en el Vraem durante los últimos 10 años por parte de las FF.AA. y las unidades especializadas de PNP como son Dircote, Dirandro y Diviac.
Aún quedan remanentes de Sendero en el Vraem y el nuevo gobierno elegido el 11 de abril debe aplicar una verdadera política de Estado contra el terrorismo en la que se incluyan aspectos vinculados a la educación, el reordenamiento de la inteligencia y la asignación de mayores recursos para las operaciones, así como una verdadera inversión, a fin de empezar el desarrollo social y económico que deje atrás el salvajismo de Sendero Luminoso.