[OPINIÓN] Mónica Delta: Para muestra...un botón

Ya se sabe que en 14 meses de gobierno Pedro Castillo ha cambiado 75 ministros. Sin embargo, los movimientos ministeriales, expulsiones, inconsecuencias, fugas vinculadas a actos de corrupción de funcionarios de segundo nivel designados desde el 28 de julio de 2021, con presunta protección del más alto nivel, aún no se han podido contabilizar, aunque hablamos de cientos de funcionarios de ese tipo que han afectado aún más la institucionalidad de la administración pública. Comparto la línea de tiempo sobre lo que pasó con el último asesor que tuvo que renunciar del Minsa –tras denuncia periodística–, pero que, increíblemente, pasó al sector Interior, donde no duró ni 24 horas. El domingo 23 de octubre, en Punto final hicimos un destape periodístico sobre Jorge López, en ese momento ministro de Salud, por pitufeo de dinero en efectivo que terminó en la cuenta de la madre de sus hijas para la compra de un departamento. Según el mismo López, le entregó 100 mil soles en efectivo, en su despacho, a su hombre de confianza para tal efecto. López negó que fuera dinero ilícito, asegurando durante la entrevista con nosotros que su “mano derecha” Juan Carlos Delgado Echevarría decidió, por cuenta propia, hacer las operaciones bancarias desde distintos locales, de nueve mil en nueve mil, a la cuenta destinada de Dervy Apaza, exconviviente del exmiembro del gabinete.

Este episodio generó la destitución por Twitter desde la cuenta del presidente Castillo. El 24 de octubre, Delgado Echevarría renunció por el escándalo. El 28 de octubre, este personaje se reunió con el actual ministro del Interior, Willy Huerta. El 31, Día de las Brujas, sale una resolución en El Peruano que da cuenta de su nombramiento como asesor II en ese despacho. La pregunta es esta: ¿le debían algo?

Ante la reacción en redes, el 1 de noviembre, Día de los Muertos, feriado, renunció Delgado Echevarría, al parecer, sin siquiera haberse sentado en la silla de asesor.

Lo más anecdótico de esta payasada es que al aceptar la renuncia le dieron “las gracias por los servicios prestados”. El cuento se cuenta solo.

¡Ah! Y ya viene la misión de la OEA con cancilleres en ejercicio. ¿Tendrá esta misión la independencia suficiente para una evaluación rigurosa de las crisis en nuestro país? ¿Podrán distanciarse de sus propios gobiernos y líneas políticas e ideológicas de los mismos? Preguntas sueltas.