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[Opinión] Mónica Delta: Los juegos del hambre

La última puesta en escena del primer ministro, Aníbal Torres, deja en evidencia su urgencia de cambiar la agenda del debate público. Él está en el centro de la crítica por las imperdonables expresiones misóginas y machistas contra la colega Sol Carreño.

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La última puesta en escena del primer ministro, Aníbal Torres, deja en evidencia su urgencia de cambiar la agenda del debate público. Él está en el centro de la crítica por las imperdonables expresiones misóginas y machistas contra la colega Sol Carreño.
El tema escaló más de lo imaginado para el propio gobierno en un contexto de una próxima visita de la misión de la OEA, pedida por ellos, y la reciente marcha contra Castillo, que tuvo cierto impacto, a diferencia de otras. Plantear una cuestión de confianza sobre la “delimitación de la figura de confianza” ante el Congreso, cuando, incluso, el Tribunal Constitucional ya se ha pronunciado, busca tensar, aún más, la confrontación entre poderes, forzar una denegación fáctica para estar a un paso de la disolución del Congreso y victimizarse al máximo, colocando al Legislativo como “el único malo de la película” en la pugna por el equilibrio de poderes, pese a que la Constitución que nos rige es fundamentalmente presidencialista. Es evidente que, en medio de tantas investigaciones que lo acorralan, para Castillo –y compañía– es más fácil cargar la tinta contra un poder tan desprestigiado como el Congreso. Es un juego ya jugado cuyos resultados han resultado peores. Y, por el otro lado, Aníbal Torres, que sabe bien que no lo van a censurar por la famosa “bala de plata”, lo que busca, hace mucho, es irse del gabinete con alguna victoria política “jalando el mantel” con la mesa servida. Se agudizan entonces los “juegos del hambre”.
El Congreso que tendrá que resolver cómo “zafarse” políticamente de esta nueva arremetida de Torres en un ambiente de alta beligerancia, en el que Bermejo, clave operador del gobierno en el Parlamento, califica de “fin de la obstrucción” a esta cuestión de confianza, y cuando se anuncia, desde cuentas sospechosas en redes sociales, una marcha que denominan “La Toma de Lima”. La embajada de Estados Unidos se ha pronunciado a favor de la libertad de expresión, cosa que, evidentemente, tiene una connotación que no es casual.
El ministro de Economía, Kurt Burneo, no disfraza que habrá menos presupuesto, menos empleo, menos crecimiento el 2023 y, prácticamente, una inversión nula de la empresa privada, como en este año, que será negativa. Al final, el tan mentado pueblo es el que seguirá estando en el medio de estos “juegos del hambre” protagonizados por las autoridades del país.