[Opinión] Milagros Campos: El Congreso en el bicentenario

En el mes de aniversario de la instauración del Congreso peruano, en el bicentenario de la independencia, propongo una mirada reflexiva hacia nuestras instituciones democráticas. El Congreso ha sufrido los avatares del autoritarismo y de los golpes de Estado, pero es el testimonio de la historia democrática. Como dice Francisco Eguiguren, el rol que ha desempeñado ha dependido de la correlación de fuerzas políticas y su relación con el Ejecutivo, configurando los matices del sistema de gobierno.

El Congreso ha albergado a diversos partidos políticos, próceres, héroes, actores políticos de la independencia, intelectuales y personalidades que ejercieron la función parlamentaria, cuya presencia y liderazgo en la política peruana deben merecer la mayor atención de cara a la reconstrucción de nuestra memoria. El pluralismo democrático que representa el Congreso se ha reflejado en representantes con diversas ideas que forjaron decisiones históricas desde su perspectiva. El bicentenario de esta institución debería llevarnos a conocer y destacar estos liderazgos, a reconocer a los partidos políticos con representación parlamentaria y el legado de los principales debates que se llevaron a cabo. Por ejemplo, el de la Ley 12391, que modificó la Constitución para reconocer el derecho de sufragio a las mujeres, cuyo aniversario se conmemora mañana.

Desde el siglo XIX, el Congreso ha sido el espacio de control político al Ejecutivo instalándose la interpelación y la censura ministerial como mecanismos de control propio de los regímenes parlamentarios en nuestro presidencialismo, la lectura de memorias como un espacio en el que los ministros reportan al Congreso sobre asuntos de su sector, y la invitación a informar, como un espacio de dialogo entre ministros y congresistas. Así se configura la labor de los ministros de Estado, designados por el Presidente de la República, pero controlados y dependientes de la confianza del Congreso.

Como dijo Francisco de Luna Pizarro, la soberanía reside esencialmente en la nación y su ejercicio en el Congreso que legítimamente la representa. Los congresistas, en palabras Gregorio Fernández de Paredes, quien fuera presidente del Congreso, son una clase de funcionarios que, desde que se les confiere el cargo, deben revestirse de entereza, resolución y prudencia.

Hoy, entre los temas pendientes de debate respecto de este poder del Estado, destacan dos: la bicameralidad y la restitución de la reelección parlamentaria.