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[Opinión] Gonzalo Elías: Las almas sensibles

Columna de Gonzalo Elías

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Fecha Actualización
No era amigo de Diego Bertie, pero siempre lo admiré. De chico iba a la misma playa que él y creo que el primer concierto al que fui en mi vida, de adolescente, fue a uno de Imágenes. Me marcaron sus letras, siempre me gustó su música y creo que era un buen actor. Diego Bertie era un artista de verdad. Un alma sensible. De esas que sufren mucho en este mundo.
Yo no sé si lo suyo fue un accidente o un suicidio, pero sí sé que la salud mental en nuestra sociedad pende de un hilo, que los suicidios existen, que son más frecuentes de lo que creemos y que es importante hablar del tema.
Unos días antes de su muerte, DB salió en una entrevista cantando: “Me mataron / tantas veces me morí, / sin embargo estoy aquí...”.
Una de las razones por las cuales es importante desestigmatizar estos temas y que dejen de ser tabú es precisamente porque quienes más sufren necesitan ser comprendidos, escuchados y acompañados en su dolor. Los amigos y la familia son también para estar en las malas, no solo en las buenas. Necesitamos compartir no solo la simpatía y la diversión, sino también la empatía y el dolor. Cada vez que alguien muere, también muere una parte de nosotros, y somos responsables como sociedad.
Preguntar si el suicidio es valiente o cobarde no es pertinente. No somos quién para juzgar. Lo que sí es necesario es comprender que la gente carga siempre con dolor y a veces desesperación. Las personas que sufren de salud mental necesitan empatía, ayuda y compasión, no “lástima” ni juicio. Tampoco necesitan personas que se acercan desde una posición de superioridad y que probablemente están en negación de sus propias heridas y vulnerabilidad.
La depresión es ya la primera causa de discapacidad en el mundo y la salud mental en nuestro país sigue tremendamente desatendida. Las compañías de seguros deben incluirla en su cobertura, y el gobierno debe darle prioridad.
Sin embargo, lo más importante es que nosotros, las personas comunes y corrientes, dejemos de evadir estos temas, y brindemos el mismo apoyo y empatía que brindamos cuando una persona sufre de un mal físico.
Si eres uno de los cuatro de cinco que no sufren de enfermedad mental, no ignores a ese 20% que te necesita. Y si eres uno de esos cuatro de cinco, no significa que seas totalmente sano; o sea, acércate con humildad y vulnerabilidad. Si te sientes parte del grupo que sufre, recuerda: tú también estás lleno de recursos y grandezas.
“Las sombras me acompañarán y con dragones habrá que luchar. Me basta saber que estás conmigo, que donde vaya siempre tú estarás”.