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[Opinión] Alfonso Bustamante Canny: Impuesto a la pobreza

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“Para aliviar esta injusta e innecesaria carga a quien menos tiene, debemos revertir el efecto devaluatorio e inflacionario y recuperar dólares, atrayendo inversiones productivas y promoviendo exportaciones”. (Foto: GEC)
Fecha Actualización
Nadie en su sano juicio pensaría en imponer cargas tributarias que afecten a la población más vulnerable; sin embargo, la inflación resulta una carga desproporcionada para este grupo humano, que además no recibe los servicios elementales del Estado en seguridad, acceso a la salud y educación, acceso a la titulación, infraestructura social, entre otros. Esta vez, un acto presidencial es el causante de tal carga para los peruanos más pobres.
Al designar al gabinete Bellido, el presidente Pedro Castillo desató la desconfianza de los inversionistas, generando demanda de dólares para salvaguardarlos en el extranjero, disparando así el tipo de cambio y devaluando la moneda nacional y, por ende, encareciendo para los peruanos las importaciones, entre ellas el trigo, maíz y combustibles, con la consecuente subida de los precios del pan, el pollo, el transporte, etc. Así es que, queriendo o sin querer, el presidente Castillo impuso un impuesto a la pobreza.
Para aliviar esta injusta e innecesaria carga a quien menos tiene, debemos revertir el efecto devaluatorio e inflacionario y recuperar dólares, atrayendo inversiones productivas y promoviendo exportaciones, que en el 2021 alcanzarán la cifra récord de US$50,000 millones, de las cuales la minería y la agricultura son las principales exponentes.
La economía mundial está al final de un súper ciclo expansivo, período en el cual las bajas tasas de interés fomentan la inversión privada con el consecuente crecimiento económico, creación de empleo y renta fiscal. Es necesario, sin embargo, que el Gobierno se enfoque en generar confianza para atraer inversiones y retener el talento. Los jóvenes profesionales peruanos están preparados para asumir responsabilidades y pueden elegir trabajar en el Perú o en el extranjero y su migración sería nuestra mayor pérdida, como le sucedió a Venezuela.
Finalmente, quiero hacer un homenaje a mi querida Arequipa por haber cumplido 481 años de fundación. Es siempre el 15 de agosto, una fecha muy importante para los arequipeños que nunca dejamos de celebrarlo con familia y amigos. Mi deseo es que ese orgullo y unión de los arequipeños irradie a todo el Perú y en especial al presidente Castillo para hacer frente a cualquier ataque a nuestras instituciones o a la libertad. No es aceptable la vileza de quien hasta ayer ocupaba Torre Tagle –el exguerrillero Béjar – contra la Marina de Guerra del Perú al afirmar que fue esta la que inició el terrorismo en el Perú.
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