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Juntos y las mujeres más excluidas

Hace poco se presentó un estudio sobre el programa Juntos elaborado por los antropólogos Norma Correa Aste de la PUCP y Terry Roopnaraine, consultor del International Food Policy Research Institute.

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Fecha Actualización
Carolina Trivelli,Sumas y RestasEconomista

El estudio, realizado con el apoyo del BID, se basa en evidencia recopilada entre febrero y agosto del 2012 en seis comunidades indígenas de la sierra y la selva. El estudio presenta, a partir de lo visto, conclusiones sobre cómo opera Juntos al relacionarse con el grupo más complejo de atender y frente al que el estado ha sido menos exitoso en brindar servicios pertinentes y efectivos: las mujeres rurales, indígenas y en situación de pobreza.

Las conclusiones son alentadoras. Las mujeres que reciben Juntos en estas comunidades han sido empoderadas, se han reducido los niveles de violencia doméstica, a pesar de los altos niveles de machismo encontrados, y se ha incrementado su presencia y su voz en los espacios de toma de decisiones en sus familias y comunidades. Las mujeres han aprendido a interactuar con el Banco, con la cuenta de ahorros en la reciben su transferencia. Hoy administran mejor sus recursos y han reducido su vulnerabilidad porque tienen un ingreso básico seguro y regular que les permite planificar, alimentar a su familia y establecer nuevas relaciones dentro y fuera de su comunidad. Las mujeres no han dejado de trabajar porque reciben Juntos, ni las adolescentes se embarazan para entrar al programa. El estudio no ha encontrado filtraciones, pero sí subcobertura.

Las mujeres receptoras de Juntos cumplen con las condicionalidades del programa, sus niños van más a la escuela y se mantienen en ella, también acuden al centro de salud, aunque algunas preferirían acudir a servicios de salud tradicional, pertinentes culturalmente para ellas, pero igual llevan a sus niños a sus controles y vacunas. Sus niños y ellas tienen DNI. Desgraciadamente, se encuentra también que algunos actores locales agregan condicionalidades que no corresponden (barrer la plaza, pagar cuotas, etc.) bajo amenaza de quitarles su transferencia. Esto hay que corregirlo.

Las mujeres de estas comunidades perciben que tienen una vida mejor, que el estado hoy las conoce y reconoce como ciudadanas peruanas, las atiende, y que sus hijos tendrán un mejor futuro. Juntos da resultado. Es bueno leerlo de investigadores independientes, que reconocen lo que se logra y que proponen una ruta para que Juntos haga cada vez mejor su trabajo.