/getHTML/media/1229342
Nicolás Yerovi: "Celebramos la sobrevivencia"
/getHTML/media/1229339
Fernán Altuve: "¿Presentar candidato de 87 años se puede considerar estabilidad?"
/getHTML/media/1229338
Orgullo de ser peruano: ¿Qué nos hace sentirlo?
/getHTML/media/1229336
Nancy Arellano sobre Elecciones en Venezuela: "Esta no es una elección tradicional"
/getHTML/media/1229265
Zelmira Aguilar: "Alejandro Villanueva creó el estilo de juego de Alianza y Selección"
/getHTML/media/1229195
Cherman: "Quien me quiebra el lado patriótico fue Juan Acevedo con Paco Yunque"
/getHTML/media/1229190
Marco Poma CEO de Tkambio: "Perú está atrasado en materia de 'open banking'"
/getHTML/media/1229009
Javier Arévalo, escritor: "Sin bibliotecas, el hábito de leer no nace en los niños"
/getHTML/media/1228674
Mujeres Aymaras sorprenden con su arte en Desfile de Modas
PUBLICIDAD

[Opinión] Richard Arce: Toma de Lima

“Ha sido una pequeña manifestación bulliciosa. No hubo toma de Lima, ni siquiera de la avenida Abancay”.

Imagen
[Opinión] Richard Arce: Toma de Lima.
Fecha Actualización
El mensaje que viene de la calle después de la marcha de ayer, denominada “La Toma de Lima”, es que los seguidores del gobierno siguen estrictamente las consignas oficialistas sobre la polarización y división del país, exacerbando sentimientos revanchistas de problemas históricos. Por eso, podríamos afirmar que lo más resaltante de esta movilización pro gobierno fue la poca convocatoria y las muestras y mensajes de odio que se exacerbaron hasta agredir e insultar.
El blanco del ataque ha sido principalmente la prensa, llegando al extremo de agredir a varios reporteros de medios nacionales y hasta extranjeros con una beligerancia notoria durante toda la movilización.
Más que una toma de Lima ha sido una pequeña manifestación bulliciosa, que no tuvo la trascendencia que esperaban los círculos del gobierno que movilizaron a los trabajadores de las diferentes instituciones que han copado en el Estado. Se resalta el trabajo de los subprefectos a nivel nacional como brazo político de movilización.
Sería interesante conocer cómo se financió esta movilización, con qué recursos y si realmente tuvo la genuina motivación de defender al gobierno. La consigna fue clara, se vitoreaba el cierre del Congreso y la acusación de “prensa basura” a cualquier medio de comunicación que osaba cubrir la marcha.
Definitivamente resaltó más la convocatoria entre bombos y platillos que la propia movilización. Inclusive tuvo el precedente de una reunión en Palacio de Gobierno con algunos de los más conspicuos dirigentes de la marcha. No hubo ninguna toma de Lima, ni siquiera de la avenida Abancay.
La manifestación pública de cualquier índole, que cuestione o avale al gobierno, es válida en democracia y, además, es un derecho ciudadano que en ejercicio de la libertad se puede manifestar. Se debería garantizar la seguridad ciudadana y que la marcha sea pacífica, evitando las agresiones y destrucción de la propiedad pública o privada, la responsabilidad está en los organizadores.