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Juan Mendoza Pérez: El suplicio de Venezuela

“Gobernantes como Maduro gastan sin ton ni son para apropiarse del Estado y utilizarlo para sus fines”.

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Fecha Actualización
Economista

El hermano país de Venezuela está siendo destruido por el nefasto gobierno de Nicolás Maduro. Al descalabro económico se le une la opresión política de una dictadura inaceptable que el continente entero debe rechazar. ¡Que no pase un año más en que los venezolanos sufran el suplicio de la dictadura chavista!

Maduro ha continuado con las políticas económicas de su predecesor, Hugo Chávez. Estas se basan en la utilización de los recursos públicos y privados para buscar el rédito político sin respeto de los equilibrios macroeconómicos. Gobernantes como Maduro gastan sin ton ni son para apropiarse del Estado y utilizarlo para sus fines. ¿Y cómo financian su despótica aventura? Con los impuestos de los contribuyentes, haciendo que el Banco Central imprima dinero irresponsablemente, y expropiando los negocios privados.

Los resultados de políticas como las de Maduro son predecibles: déficit fiscal, alta inflación, fuga de capitales, caída en la inversión y destrucción del aparato productivo. A pesar de la enorme riqueza del país, se estima que en el 2015 la economía se ha contraído en 8%, la inflación se acerca al 200%, y la diferencia entre el tipo de cambio en el mercado libre y el oficial es de más de 100 a 1. Cada día las penurias económicas de los venezolanos se multiplican: las colas son interminables, las empresas quiebran, los ingresos reales se contraen y la desesperanza crece.

Pero la razón por la que es inaceptable el gobierno de Maduro es que se trata de una dictadura. Emplea las mismas tácticas que dictaduras de derecha e izquierda han utilizado a lo largo de la historia para aferrarse al poder. Los líderes de la oposición son amedrentados, acosados o encarcelados, los medios de comunicación están parametrados, las libertades individuales brillan por su ausencia. Por ejemplo, en los últimos días se busca impugnar los resultados de las elecciones del 6 de diciembre en que los venezolanos rechazaron de manera categórica las políticas de Maduro y sus secuaces.

Todo hombre libre está en la obligación de rechazar y luchar, desde el lugar que le toca, por ponerle fin a cualquier dictadura en cualquier parte del mundo. La libertad es un bien preciado que debemos proteger a toda costa. Por ello necesitamos que nuestros gobiernos tengan una posición enérgica de denuncia y aislamiento internacional a la dictadura chavista.

Dictaduras como las de Maduro y Chávez son una afrenta al progreso y a la civilización. Hagamos que el sol de la libertad vuelva a brillar en la cuna de la emancipación sudamericana.