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[OPINIÓN] Luis Eduardo Cisneros: “Jaladinha”

“Reírse en situaciones de dolor suele ser un mecanismo de defensa de la persona para negar el dolor o angustia que algún elemento externo le genera”.

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La presidenta Dina Boluarte sufrió el pasado fin de semana un gran jalón de pelos por parte de Ruth Bárcena, viuda de Leonardo Hannco, asesinado durante las protestas contra su régimen el 15 de enero de 2023. Bárcena restregó una y otra vez de manera violenta el pelo de Boluarte, burlando tanto la seguridad de la mandataria como la ya alicaída investidura presidencial peruana.
Dentro del incidente un detalle pasó desapercibido y fue el hecho de que, mientras Boluarte sufría dolor por el zamaqueo constante de su pelo, su rostro nunca dejó de sonreír ante las cámaras. Esta imagen insólita tiene una explicación desde la psicología.
Reírse en situaciones de dolor suele ser un mecanismo de defensa de la persona para negar el dolor o angustia que algún elemento externo le genera.
El “dolor jocoso” de Boluarte se da, además, en un contexto y lugar como Ayacucho, un espacio donde se perpetró hace un año una masacre contra civiles que acabó con la vida de 10 personas en medio de protestas sociales nacionales. Boluarte y Alberto Otárola etiquetaron siempre estos hechos como atentados a la democracia y el orden, dejando de lado cualquier atisbo de empatía y reconciliación con decenas de familias en constante luto.
Lanzar caramelos en Ayacucho revela la escisión frente a la realidad de Boluarte y su gobierno ante las diversas problemáticas del Perú. Muestra también los lugares más oscuros de un ser humano que, así como con una sonrisa se niega a sí mismo el dolor que le imparten, es obviamente incapaz de poder conectar con dolores o problemas sociales exógenos, por más jalones de pelos o manchas de sangre con olor a plomo.