[OPINIÓN] Richard Arce: La bicameralidad trucha

Esto era de esperarse conociendo las angurrias políticas de los congresistas que están desbocados y creen que pueden hacer lo que se les venga en gana y ahora quieren asegurarse el futuro, porque si compran un lugar expectante en la lista congresal de algún partido mercantilista y que tenga un presidenciable, ya está la reelección hecha, porque el arrastre existe y por eso tenemos a tanto impresentable de congresista.

Se olvidaron de que hace apenas cuatro años hubo un referéndum, donde la población se manifestó abiertamente en contra de la reelección y en contra de la bicameralidad, por ende debería haber cierto mecanismo de debate público para retomar la propuesta, pero no, en el Congreso están ensimismados por el poder y van a aprobar todo lo que les convenga.

Aquí no está en discusión la importancia de tener una cámara reflexiva, como una segunda instancia para las decisiones trascendentales del Parlamento, que permita mejorar la calidad de las leyes que emite el Congreso. Definitivamente, es válido regresar a la bicameralidad por múltiples razones, que mejoraría el desempeño parlamentario, pero ese no es el objetivo y menos les importa la calidad de la labor parlamentaria, aquí solo buscan perennizarse en el poder.

El siguiente zarpazo del Congreso será tumbarse la ley que obliga ahora a la realización de una primera vuelta en las próximas elecciones presidenciales, en la modalidad de las PASO argentinas, que tuve el honor de participar en su aprobación durante mi gestión parlamentaria. Es un procedimiento para cortar de raíz el tráfico de candidaturas al Congreso, que los partidos políticos han hecho un modus operandi para enriquecer a los dueños de los partidos y tener a impresentables en el Congreso.

Los congresistas muestran una vez más su desprecio por el país y se burlan de los electores introduciendo de manera subrepticia la reelección inmediata y lo aprueban con 93 votos aprovechando la ley de la bicameralidad, para que en la siguiente legislatura se someta a votación y tengan aprobado la ley. Unos sinvergüenzas los que votaron a favor y que creen que van a salirse con las suyas, están equivocados.