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El atentado de Tarata

El próximo martes 16 de julio recordaremos a las víctimas del atentado terrorista en la calle Tarata de Miraflores.

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Carlos Tapia, Opina.21ctapia@peru21.com

El próximo martes 16 de julio recordaremos a las víctimas del atentado terrorista en la calle Tarata de Miraflores. Hace 21 años, a las 9:15 p.m., un coche bomba cargado con media tonelada de anfo y dinamita explotó, dejando un gran forado en la calle y produciendo una onda explosiva de cerca de 300 metros. Fueron 25 los muertos y 155 los heridos. Cerca de 90 departamentos y casas fueron destruidos, así como 63 automóviles estacionados.

La TV transmitió las imágenes de los muertos y heridos, de los llantos de los familiares, de los bomberos que apagaban el incendio y trasladaban a los heridos a las salas de emergencia de los hospitales. Las caras atónitas y ensangrentadas de los vecinos y sobrevivientes, de otros rezando arrodillados en la calle, y de una mujer gritando y jalándose los pelos, fueron imágenes que difícilmente serán olvidadas por los limeños. A la noche siguiente, el grupo Colina secuestró a los estudiantes de La Cantuta.

El accionar terrorista del senderismo hizo explotar en Lima, de enero a julio de 1992, 37 coches bomba, en bancos, comisarías, oficinas estatales y el Canal 2 de televisión.

En realidad, se encontraban fuertemente debilitados por la derrota que sufrían ya en el campo ante las Fuerzas Armadas y las autodefensas campesinas; y, en Lima, gracias al eficiente trabajo de la Dincote y del Gein ya se había capturado, en los 18 meses anteriores, a cerca de 80 miembros de los aparatos centrales de Sendero Luminoso. Entre ellos a Luis Arana, lo que permitió llegar hasta el escondite de Abimael Guzmán, aislado ya de sus bases.

El cruel asesinato de María Elena Moyano, el 15 de febrero, por oponerse al paro armado de SL, y el coche bomba de Tarata, el 16 de julio de 1992, aisló al senderismo en la capital. La indignación le ganó al miedo y su derrota estratégica se aproximaba. Y así fue, con la captura de Abimael Guzmán, dos meses después.