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Alegato por la empatía

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Alegato por la empatía. (Ana Estrada)
Fecha Actualización
En su última columna antes de morir por un cáncer, Javier Diez Canseco reflexionaba sobre la “epidemia invisible del dolor”. Explicaba que la dimensión exacta del padecimiento solo podía ser apreciada por el enfermo y que su alivio debía ser una preocupación central de un sistema de salud que ponga a las personas primero. Lo he recordado a raíz del caso de Ana Estrada, psicóloga y activista por el derecho a morir con dignidad.
Ana sufre hace 30 años una enfermedad muscular incurable, progresiva y degenerativa que produce dolor físico y psicológico extremos. En pleno uso de sus facultades intelectuales, ha manifestado su deseo de evitar el calvario que se le viene de máquinas invasivas e infecciones. Quiere programar su muerte en condiciones de dignidad y con asistencia médica profesional. ¿El obstáculo? Nuestras normas.
Si no acumuláramos tantos fracasos eligiendo congresistas, quizás habría un marco que regule un procedimiento seguro y sin abusos para Ana y cualquiera en su situación. Pero la ley puede ser cruel y golpear a los más vulnerables. Y lo que tenemos es un artículo del Código Penal que sanciona como homicidio al acto de compasión de asistir al enfermo que reclama una muerte digna por dolor extremo, haciéndolo impracticable.
Felizmente, la Defensoría ha tomado el caso. Su demanda de amparo busca “conquistar un espacio de libertad en un momento álgido y determinante del ciclo de la vida”. Con solidez jurídica pide que se tutelen los derechos de Ana a la dignidad, autonomía y prohibición de ser sometida a tratos crueles, inhumanos o degradantes. Corresponderá al juez constitucional salvar los derechos. La Constitución lo faculta a inaplicar normas inconstitucionales y ordenar las prestaciones necesarias.
Hay mucha valentía en esta lucha que expone un ámbito personalísimo. Pero también hay generosidad y solidaridad. Nos debe comprometer a reflexionar y tomar medidas en favor de los otros. De quienes hoy sufren y de quienes sufrirán mañana.
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