A respetar autonomías

Hace mal el presidente Martín Vizcarra en presionar al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) para que defina “de una vez” si los miembros del recientemente disuelto Congreso podrán postular en los próximos comicios que se llevarán a cabo en enero.

Como se sabe, uno de los ejes de la reforma política que el Ejecutivo propuso al Legislativo antes de que se desencadenaran los incidentes que condujeron a la disolución de este último era precisamente la abolición de la reelección parlamentaria, una institución largamente trajinada en la vida democrática del país. El JNE ha mantenido la calma y ha manifestado en su momento que resolverá el tema, como corresponde a un organismo que resuelve este tipo de controversias específicas, una vez que se presenten. Como lo aclaran conocidos letrados en esta misma edición, el jurado no tiene por qué pronunciarse por adelantado y la autonomía del máximo tribunal electoral debe ser respetada escrupulosamente, más aún teniendo en cuenta el crispado contexto en que se convocaron estas elecciones.

El planteamiento del presidente está completamente fuera de lugar y no hay por qué darle gusto. Él debería guardar silencio sobre temas en los que no le corresponde emitir palabra, por mucho que a veces pretenda escudarse bajo tópicos tan oleaginosos como “opino como ciudadano”. Su metida de cuchara respecto al compromiso de devolver el dinero de Chaglla a Odebrecht, como parte del acuerdo de colaboración eficaz firmado entre el Ministerio Público y la empresa brasileña, fue, por ejemplo, otra clamorosa muestra de torpeza e imperdonable intromisión.

No hay político que logre esconder cabalmente su salaz debilidad por el aplauso público –sea en votos, encuestas o en forma de ‘likes’–, pero al desempeñar el más alto cargo público en el país, se deja de ser un “simple ciudadano”. Y el presidente de la República debe ser el primero en respetar fueros, autonomías y contextos. Hasta que se demuestre lo contrario, el Jurado Nacional de Elecciones está haciendo su trabajo, ya ha expresado sus reglas y no tiene por qué adelantar opinión.