Si los políticos –en especial, los miembros de la familia Humala– hubieran aplicado la vieja frase popular “el hombre es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios”, otra sería la historia. El año que pasó, se dejaron llevar por sus impulsos y, algunos, por su ingenio, acuñaron comentarios para el recuerdo. Nunca cambiarán.