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La salida de Lionel Messi y un sueño que se acaba [CRÓNICA]

El astro argentino comunicó el martes vía fax su decisión de desvincularse del club en el que desarrolló toda su carrera futbolística profesional, el Barcelona. Es el final de una era.

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ÚLTIMA POSTAL. En su partido final como culé, padeció al Bayern Múnich y cayó 2-8.
Fecha Actualización
Messi tiene la edad de Cristo. A sus 33 años, con todo el camino recorrido, sabe que los buenos tiempos, los ciclos de gloria, acaban para –en la mayoría de casos– no regresar. Que es necesario tomar decisiones difíciles.
El delantero imparable se dio cuenta de que había que hacer una pausa. Lo que siguió representaría el cambio más radical. Irse del club sería abandonar su entorno natural. Veinte años son toda una vida. Sin embargo, Messi había decidido transformarse en alguien distinto que el 10 del Barza.
El martes envió un mensaje que lo cambiaría todo. Un austero y frío fax. Y con ello ya nada sería lo mismo. Los clubes más importantes del mundo mostrarían interés para hacerse de su ficha. Incluso fans del modesto Newell’s Old Boys, en el que se formó, habrían soñado con tenerlo. No obstante, todo parece indicar que migraría al Manchester City dirigido por Pep Guardiola.
El delantero tiene contrato hasta el próximo año, pero dispone de una cláusula que le permite irse libre un año antes de la finalización del vínculo previa comunicación. Es la llamada cláusula de lealtad que también tuvieron Xavi, Puyol y otros referentes.
Había prometido no hacerlo. Henk Ten Cate, asistente de Frank Rijkaard en el Barcelona, contó hace unos años que el ídolo argentino le juró al ex DT del Barza Tito Vilanova –en sus últimos días antes de morir de cáncer– que nunca se iría del club. Las leyendas no faltan a sus promesas. Son héroes. O tal vez son más humano de lo que queremos creer. Messi ha evaluado su condición física, su edad, se ha visto en sus limitaciones. El astro en su hora más humana.
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Es comprensible no querer que su historia quede así. Los ídolos también se ven en la necesidad de reinventarse. Messi puso su destino por encima del futuro del club. Tiene la edad de Cristo pero no es un mártir.
Las razones son varias. Eliminaciones ruidosas en Champions League: ante Roma, Liverpool y Bayern Múnich. Un proyecto que fue en declive. La venta de Neymar y su frustrado regreso. Un plantel que alcanzó para ganar títulos en España pero no más.
El detonante, dice Santiago Villahoz, director de Marca Argentina, fue la reunión que tuvo con el nuevo técnico, el holandés Ronald Koeman, quien no habría accedido a sus peticiones y no tendrá en cuenta para la siguiente temporada, entre otros, a Luis Suárez, el mejor amigo de Messi en la cancha.
Podría haber tenido un epílogo distinto. Porque fueron cuatro trofeos de Champions League, diez ligas, seis Copas del Rey, ocho Supercopas de España, tres Supercopas de Europa y tres campeonatos de Mundial de Clubes. Además de momentos imborrables como la goleada 6-1 al PSG, la mayor remontada de la historia de la Champions, o el maradoniano gol que anotó en 2007 tras una carrera de 55 metros en la que superó a seis jugadores del Getafe. El sueño de todo fan era verlo retirarse con esos colores. Y ya no es posible.
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De hecho, cientos de hinchas tomaron las instalaciones del Camp Nou en protesta por la salida del delantero. Una protesta con mascarillas, en medio de la pandemia.
Debutó con el primer equipo el 6 de noviembre de 2003 y su primer partido oficial en La Liga fue el 16 de octubre de 2004 en el derbi Espanyol-Barcelona. De ahí vendrían los seis balones de oro, el último obtenido el año pasado. En total, 731 partidos, 34 títulos, 634 goles y seis botas de oro.
IMAGINAR AL BARZA SIN SU REFERENTE
Que el astro rosarino se vaya del club debe sentirse como una amputación. Barcelona es Messi. Messi es Barcelona. ¿Cómo quedará el equipo? “Un poco en broma y un poco en serio, peleando por entrar a Europa League”, dice Villahoz, quien no ve bien al plantel anímica ni moral ni futbolísticamente; esto último por la incapacidad de los dirigentes de contratar, en los últimos años, jugadores que funcionen.
Cada hora que pasa, el argentino parece más lejos del Camp Nou. Según medios extranjeros, pidió el viernes una reunión para negociar su salida, pero el club no quiere dejarlo ir por menos de 700 millones de euros, que es la cláusula de rescisión de su contrato. Con este desencuentro, ambos pueden quedar en fuera de juego.
La historia comenzó con un contrato improvisado en una servilleta, como la más emocionante aventura adolescente, y terminó con una notificación de carácter legal, como un trámite con abogados.
A los 13 años, uno es movido por las ilusiones. Llegó al equipo de sus sueños como un niño que quería comerse el mundo –y lo hizo– y se va como alguien atribulado, contrariado, que se preocupa por su legado. Se va como alguien de 33 años, buscando el final que merece una carrera que llegó a lo más alto.
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El mundo que hace girar la pelota es mucho más grande y complicado. Hay que sacar provecho de los años que le quedan con un equipo competitivo que lo comprenda, dar los primeros pasos para luego retirarse en un club con un contrato millonario.
Villahoz considera que se adaptará a cualquier equipo al que vaya. Incluso en el fútbol inglés, que es más rápido y vertical. “Porque es él”, acota.
En estos 20 años hemos visto a Messi crecer, madurar, envejecer, y al Barza llevar el deporte a otro nivel, y luego ir perdiendo la espontaneidad, el asombro, la magia. Lo más seguro es que haya otro episodio glorioso para ellos. Messi y el Barza. El Barza y Messi. Pero es hora de soñar separados.
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