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Josefina Barrón: “El peruano tiene una suerte de amor-odio por su país”

Josefina Barrón presenta su nuevo libro.

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“Soy políticamente muy incorrecta. No soy feminista. No es que seamos el sexo débil, pero tenemos atributos y preferencias distintas”.
Fecha Actualización
Josefina Barrón nos presenta su último libro. Nos cuenta las aventuras que este le trajo, así como las nuevas expectativas que se vienen para el futuro.
¿Cuál fue su experiencia al escribir su última obra El alma en la tierra?
Este último libro ha sido mi primera novela. Tuve que investigar mucho y visitar varios lugares. Inicialmente, planeaba escribir una biografía sobre el minero Eulogio Fernandini de la Quintana. Sin embargo, su bisnieto me animó a escribir una novela. Ahora estoy escribiendo otra novela basada en la vida de Hiram Bingham.
¿Ese interés por hacer una novela es actual?
Siempre he tenido la idea en mi mente. Sin embargo, he estado ocupada trabajando. Toda mi vida he hecho libros de mesa. Cada vez que he querido descansar, me salía un encargo. Me gustan los libros con fotografías. Pero llega un momento en tu vida donde te comienzas a preguntar: ¿soy una escribidora o una escritora?
¿Cómo fue la experiencia de estar dos años en una casona antigua para conocer más al personaje de su última obra?
Fue increíble. Siempre me involucro al máximo en mis proyectos, siempre con fuertes migrañas. Su casa había permanecido cerrada por mucho tiempo y estaba llena de ratas y polvo. Este hombre era muy disciplinado, tenía diversas cartas y facturas. Encontré un censo de los residentes de la casa de 1911-12. Cartas espectaculares de Pedro Paulet. Encontré un recibo de compra del primer cemento Portland en la antigua Lima. Además, su casa fue la primera en Lima en tener ascensor. Era un adelantado a su tiempo, como buen minero.
El protagonista de su obra fue un gran minero que impulsó el crecimiento del país. ¿Cree que la minería sigue siendo tan importante?
La minería es nuestro futuro. Según un ingeniero minero, el 90% de los minerales aún están sin explorar. Hay recursos para rato. Es importante diferenciar la minería formal de la informal. Además, uno de los grandes problemas son los gobernadores regionales que malgastan el dinero y no ejecutan los presupuestos. No se le puede pedir a la minería que reemplace al Estado.
¿Qué deberíamos hacer para solucionar estos problemas?
El verdadero enemigo es la minería ilegal, que no asume ninguna responsabilidad. Por ejemplo, Quintana era minero, agricultor y ganadero. Por lo que cuidaba tanto sus aguas como sus tierras. Debemos tomar medidas duras contra la minería ilegal, que está fuertemente vinculada con el narcoterrorismo. Las Fuerzas Armadas deberían intervenir ahí. No me importa si me llaman “facha”. Igualmente, debemos escuchar a los pobladores. Acabo de regresar de la selva y he visto lo abandonada que está.
Hoy en día, las personas son tildadas rápidamente de ‘fascistas’. También se encasilla a las mujeres según la corrección política. ¿Cuál es su opinión sobre esta nueva tendencia?
Yo soy políticamente muy incorrecta. No soy feminista. Me gusta que la mujer pueda decidir ser ama de casa. Me gustaría serlo. Poder leer, escribir, cocinar y cuidar mis flores. Tampoco quiero pelearme con los hombres. Somos diferentes. Considero que la mujer todavía necesita ser protegida de alguna manera. No es que seamos el sexo débil, pero tenemos atributos físicos y preferencias distintas.
Tiene diversas columnas en las cuales resalta muchos los símbolos patrios. ¿Cómo siente o entiende la peruanidad?
Siento una fuerte conexión con el Perú. Me pregunto lo difícil que debe ser convertirte en un migrante. Aunque cada uno decide su futuro y es cierto que tenemos un montón de problemas. Por ejemplo, acá el talento no es bien recompensado y es complicado prosperar siendo artista. En otros países hay más apoyo. Aunque la situación ha mejorado. El peruano tiene una suerte de amor–odio por su país. Hay muchas cosas por las que sentirnos orgullosos.
¿Cree que el Bicentenario se celebró de la correcta forma?
El Bicentenario fue una vergüenza. El peor momento del Perú. Hemos demostrado lo pobres que somos para escoger nuestros líderes. Ha sido como una radiografía. Hemos lidiado con un genocida como Vizcarra y un ladrón como Castillo. La clase política, creo, está en decadencia. Hay algunas excepciones. En 1924, Leguía celebró el centenario. Así que todavía hay una oportunidad para reivindicarnos.
¿Cómo fue su acercamiento a la literatura?
Con mis padres íbamos a los toros, la ópera, la zarzuela y el teatro. Nos enriquecieron con mucha cultura. Una vez de niña, por mi cumpleaños, me llevaron a conocer a Mario Vargas Llosa. Él se sentó con su máquina de escribir y me dio una lista de tres páginas con libros que debería leer antes de cumplir 18 años. Luego, entré a la PUCP a estudiar literatura. Tuve como profesores a Luis Jaime Cisneros, Washington Delgado, entre otros. También tuve cercanía con Patria Roja a través de la poesía. Uno comienza a ver nuevas realidades.
En su juventud, conoció a varios intelectuales. Posteriormente, logró entablar una amistad con Marco Aurelio Denegri. Cuéntenos un poco sobre ese acercamiento.
Fue a través de mi libro Malabares en taco de aguja donde me burlaba tanto de las mujeres como de los hombres. Escribí sin ningún tapujo, soltando todo. No pensaba en publicarlo al inicio. Llegó a Marco Aurelio y le gustó. Yo no tenía problemas en hablar de sexo. No de mis experiencias personales, sino de forma intelectual. Aunque la gente suele escandalizarse. Me llamaron libertina, cuando no tengo nada de eso. Hasta que a la tercera entrevista le dije que en la próxima íbamos a hablar de mis libros sobre el Perú, poesía o filosofía. No quería que me encasillen. Me siguió llamando y tuvimos alrededor de 11 entrevistas, en las que hablamos de Nietzsche, Hegel y demás. Al final, incluso, terminé entrevistándolo.

AUTOFICHA
-“Cuando era chica con mi prima nos íbamos a bailar punk al BIZ PIX en Larco. Nos poníamos lentes oscuros y vestidos negros. Era la única discoteca donde podías bailar sola. No es que fuéramos punks realmente, pero era muy relajante poder bailar sin nadie frente a un parlante. Algo similar a lo que pasa hoy con la electrónica”.
-“Nuestros padres fundadores no son como los que hicieron EE.UU. No había un Jefferson o un Washington. Nuestra historia proviene de figuras como Pizarro. Si bien somos emprendedores, a veces tendemos al ocio. Esto se ve reflejado en los proyectos de infraestructura. Lo más lejos del Perú es Lima, decía Humboldt”.
-Terruño, la última obra de Josefina Barrón, aún en vísperas de ser publicada, explora la historia del Perú con sus altos y bajos, a través de diferentes obras artísticas. Las épocas, costumbres, lugares y sensaciones se unen en esta obra para abordar desde otra mirada lo que es nuestro país. Este trabajo cuenta con más de cien artistas, los cuales son los protagonistas.

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