Le falta uno de sus dientes, pero eso no impide que sonría y que robe sonrisas. Renato Jesús Seminario Aguirre, más conocido en las calles de Lima como el '', es uno de los miles de peruanos que desean hacer una diferencia.

Es hora punta en el Centro de Lima y decido tomar un taxi, el taxi del 'Taxista chistoso'.

-"Joven, si vemos a mi suegra, pasamos de frente", me dice Renato apenas abordo su auto. 

-"¿Cómo?", le pregunto extrañado. "Ya sabe, mi suegra, el tráfico", me responde. "Y ¿qué tiene que ver su suegra con el tráfico?", le digo. "Es que mi suegra es igual que el tráfico. Ambas son espesas, bulleras y metiches", dice risueño.

Reí, pero por un momento pensé que me había subido al taxi de un loco, pero no. Se trataba de un hombre distinto, que no deseaba ser el mismo taxista de siempre (ese que a lo mucho te ofrece cambiar la estación radial de tu gusto o te hace la conversación). 

Renato  ya tiene preparado su repertorio de chistes para ponerlo en práctica ante sus pasajeros. Algunos ríen y salen agradecidos, otros no le siguen la corriente. A él solo le basta con haber robado al menos una tímida carcajada. Lo de la suegra es broma, aclara. Respeta a las mujeres como todo un caballero.

Con 37 años y solo cuarto año de primaria, Seminario Aguirre desea dignificar su profesión, pues considera que, hoy en día, muchas personas ven mal a los taxistas.

"No es un delito ser taxista. No hay nada que avergonzarse. Por todos los hijos de sus madres que están en la calle, nos ven como rateros o delincuentes. Al presentarme como el 'Taxista chistoso' evito eso. Antes de subirse a un taxi, lo primero que hacen es verte la cara. Hay mucho prejuicio, uno ya ni puede ser feo", resalta Renato, quien tiene su fanpage en Facebook, donde hace público su DNI, brevete y número personal.

Taxista chistoso
Taxista chistoso

"Mira que edad tengo y estoy haciendo algo que me gusta, estoy haciendo algo que me gusta en mi trabajo", agrega orgulloso.

Según el 'Taxista chistoso', no se necesita tener estudios superiores para hacer un cambio en la sociedad.

"Los taxistas somos como los cirujanos. Tenemos mucha responsabilidad. Cuando subes a mi carro, confías en mí y pones tu vida en mis manos. Mi idea es mejorar esto. La confianza no tiene precio", sostiene Renato, quien tiene la esperanza que otros colegas decidan imitar su actitud.

Seminario Aguirre sabe perfectamente que las cosas no cambiarán de un día para otro, pero su objetivo, por ahora, es sencillo: una carrera por una sonrisa.