Un lugar de paso, de encuentro, de placer gastronómico. Hace mucho tiempo, Lima se caracterizaba por las pulperías, donde había de todo para llevar. El clásico negocio del barrio se extinguió, pero en Miraflores, en la calle Chiclayo 999, está .

“Se crea para recuperar una tradición perdida con la venta de productos gastronómicos de alta calidad nacionales e importados. En la mayoría de los casos nuestros productos son comprados directamente a los productores”, dice Luis Flores.

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En su emprendimiento no falta un buen café de Sandia, Puno, o de Jaén, Cajamarca.

Entre quesos y mieles, no faltarán antojos como el pulpo a la gallega, la tortilla de patatas, mermeladas, paellas, vinos y más.

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En San Juan de Lurigancho, el distrito más grande de Lima, Carlos Arqueros vio un futuro: gente trabajadora, emprendedora y con recursos suficientes para regalarse un buen almuerzo trujillano. Para muchos, SJL es sinónimo de pobreza y caos, pero no es así. San Juan es una radiografía del Perú, donde hay diversidad, y un mercado que no deja de crecer a veces silenciosamente, y en otras con demasiado ruido. Es un distrito complejo, donde la gente no es de tirar la toalla, y donde sus avenidas principales son como una vitrina para ver, por ejemplo, construcciones en marcha y nuevos negocios.

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