A pesar de lo esforzado de su trabajo en la finca Porvenir, en Echarate, La Convención, Cusco, Plácida Chávez Salinas es de esas mujeres que no conoce la palabra rendirse. Siempre está llena de energía, entusiasta y planeando mejoras para sus tierras que le permitan obtener un cacao de excelente calidad.
A los 45 años, la cacaotera que nació en Inkawasi, uno de los quince distritos de la provincia de La Convención, me dice emocionada que no se esperaba un reconocimiento como el que acaba de recibir en los prestigiosos Premios Summum, donde se llevó el galardón a Mejor Productora de Cacao. Dice que la responsabilidad es grande, y ya está pensando en el futuro, en lo que hará. Los sueños —infinitos— revolotean en su cabeza. Se siente bendecida. Pocos llegan a Echarate —que pertenece a la zona del Vraem—, un lugar donde habitan mujeres y hombres trabajadores que también esperan un impulso para salir adelante.
Actualmente, entrega su cacao en baba —entre 20 y 25 quintales— a la Cooperativa Agraria Alto Urubamba, donde se procesa y se gestiona la venta.
Ella espera elaborar su propio chocolate y poder llegar a exportarlo. Confía plenamente en su producto y confía en que logrará el objetivo. La chacra no es impedimento para que ella se capacite y explore, por ejemplo, el uso del cacao en el mundo de la cosmética: “Yo creo que el aprendizaje es continuo, no podemos dejar de hacerlo si realmente queremos prosperar. Yo soy estudiosa, me gusta mucho recibir orientación y aplicar las recomendaciones”.
¿Qué significado tiene el cacao en tu vida?
Representa la economía para mi familia. El trabajo de cuidar los cultivos de cacao es arduo, pero es algo bonito, sobre todo cuando prueban tu producto y lo llenan de elogios. Gracias al cacao mis hijos han podido estudiar.
“Me levanto en tiempo de cosecha a las 3 de la mañana y preparo el desayuno para todos en mi casa. Luego salimos al campo. Es un trabajo esforzado, pero que da frutos. Cuando no hay cosecha, despierto a las 4 y 30 de la mañana, porque igual siempre hay trabajo”.
¿Ustedes huyeron del terrorismo?
Así es. En mi infancia fuimos desalojados mis padres y yo por los terroristas. Era 1984, uno de los años más feroces de violencia. La muerte estaba sobre nuestras cabezas, y tuvimos que dejar nuestras propiedades y hacernos un camino en Echarate. No sabíamos que la tierra sería tan generosa. Ha sido algo maravilloso, pero no puedo olvidar a mis vecinos que también sufrieron el terror. Tiempos muy difíciles.
¿Solo cultivan cacao?
Tenemos café, verduras y criamos animales menores. Pero el cacao es nuestro motor más importante. Tengo café en la finca, en una extensión de una hectárea más o menos. No nos hemos enfocado tanto en este producto porque se necesitan muchas personas para trabajarlo. Pero, de todas maneras está presente para más adelante. Eso sí, mi café también es bueno, tiene buena taza”
Me dijiste en una entrevista anterior que te sentías bendecida.
Dios me bendijo al darme un esposo trabajador y responsable, y dos hijos que tienen muy claro el valor de nuestra tierra y que han empezado a salir adelante. Ellos nos ayudan en sus vacaciones con el trabajo en la finca. Con mi esposo (Oseas Cuchillo) trabajamos a tiempo completo en la finca. Él es un gran apoyo, está entregado como yo. Somos una buena dupla. Mi hijo Gabriel es técnico titulado en Sistemas y actualmente está trabajando y estudiando Ingeniería de Sistemas. Mi hijo Isaac Abner está estudiando Derecho. Todo gracias al cacao, al bendito cacao. Me siento muy orgullosa porque a pesar de sus carreras profesionales no dejan el campo.
¿Dónde vendes tu producto?
Gracias al trabajo con la Cooperativa Agraria Alto Urubamba puedo comercializar mi cacao. Soy socia.
¿Qué sueñas?
Transformar mi producto en sus diferentes derivados, tener mi propia marca y trabajar de forma empresarial.
¿Consumes tu cacao?
Definitivamente. Es parte de nuestra mesa diaria. Lo tomamos como chocolate y también el mismo grano de cacao, el cual es muy nutritivo y muy beneficioso para la salud.
¿Qué tipo de cacao tienes?
Tenemos el famoso cacao chuncho, las variedades CCN (de color rojo), el ‘G’ de Ganso, conocido como VRAE-91, entre otros.
¿Qué dificultades enfrentas?
La presencia de plagas y las enfermedades de cultivo, así como el cambio climático.
Pocos conocen Echarate. ¿Qué me puedes decir de esta tierra?
Es una tierra muy buena para la cosecha, en especial del cacao y el café. La población es muy trabajadora, y las autoridades nos apoyan a pesar de los problemas económicos y sociales. Hay aspiración hacia el desarrollo y eso es muy bueno. Echarate fue creado el 2 de enero de 1857 durante el gobierno del presidente Ramón Castilla, pero su aniversario central se celebra el 15 de julio desde el año 1985. No se conoce mucho la historia. El lugar tiene mucho potencial turístico: está el zoológico de Echarati, el Complejo Municipal de Piscinas, las Cataratas de Illapani, el Mirador del Cóndor y más.
“Mi finca, llamada Porvenir, tiene un poquito menos de cinco hectáreas de extensión. Le puse ese nombre cuando me asocié a la cooperativa, eso ocurrió hace unos seis años atrás. Le pusimos Porvenir porque creemos en el futuro fervientemente”.
¿Por qué llamaron a tu finca Porvenir?
Porque creemos que lo mejor está ciertamente por venir, y este reconocimiento de los Premios Summum es una puerta que se abre para nosotros.
Estuviste en el Salón del Cacao y Chocolate Latinoamericano. ¿Qué tal la experiencia?
Fue increíble encontrar a tantos productores con ideas nuevas que son ejemplares. Yo fui como invitada de un grupo de mujeres.
¿Qué producto le llamó más la atención?
Su uso en la cosmetología me pareció muy importante.
¿Se conocen todas las propiedades del cacao?
Falta mucho por conocer, pero estamos en buen camino.
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