El para Grimanés Morales es vida. Es esfuerzo. Y es lucha. Pero, sobre todo, es esperanza. Lo dice con una sonrisa inmensa, mientras tomo su café, el que ganó la Taza de Excelencia 2019. Es un café con cuerpo, agradable, de notas florales, que logró 92.28 puntos tras un proceso de selección en el que participaron 209 muestras procedentes de diferentes regiones cafetaleras.

En su finca La Lúcuma, Grimanés trabajó este café de la variedad Marshell, que es una mutación de bourbón. Creció en La Coipa, San Ignacio. Su tierra.

A los 46 años, Grimanés puede decir que los sueños se cumplen, que las metas se logran, que nada es imposible. “Yo tengo tres secretos. Fe y confianza en Dios, unión familiar y pasión y amor por el café”, dice esta mujer que tiene cuatro hijos, todos dedicados al café, y uno de ellos se llama Franklin Chingel, y ocupó el cuarto puesto en la competencia de café más importante del Perú. Su café es bourbón, 90.88 puntos.

“Desde niña he crecido al lado del café. Para mí es todo”, comenta Grimanés, quien confiesa que se siente orgullosa.

“Nosotras las mujeres sí podemos”, afirma, con una alegría que contagia. Sencilla, cálida y muy comprometida con el trabajo en el campo, Grimanés sueña con llevar su café al mundo entero, y claro, que en el Perú se consuma más café peruano.

En La Lúcuma trabajan Grimanés y Marcelino Chingel, su esposo. Franklin y Jhon, los dos hijos mayores, también están allí, pero es esta mujer la que lleva las riendas, la que nunca baja la cabeza, la que nunca pierde la ilusión. Tanto de aprender de ella.