El 'Gordichef' es conocido por compartir en redes videos de sus divertidas y deliciosas recetas. (Ají Causa)
El 'Gordichef' es conocido por compartir en redes videos de sus divertidas y deliciosas recetas. (Ají Causa)

Tiene solo 26 años y más de la mitad de su vida los ha dedicado a la cocina. Frank Saldaña, conocido en redes sociales como ‘Gordichef’ por sus divertidos videos de recetas en su plataforma , es un apasionado de la cocina y un convencido de “que los tiempos de Dios son perfectos” (una frase que ha tomado como estilo de vida). Pese a no tener recursos para estudiar gastronomía, nunca dejó de soñar con convertirse en reconocido chef.

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Y lo logró. Luego de años de incansable trabajo, de victorias y derrotas, y una dolorosa despedida, el destino le dijo que estaba en el camino correcto: hoy su talento no solo es disfrutado por los comensales, también deleita a miles de personas en redes sociales.

Saldaña está agradecido con la gran oportunidad que le ha brindado sus seguidores en redes, y espera que su popularidad lo ayude a lograr su sueño de tener un restaurante con nombre propio.

Mucha gente conoce al ‘Gordichef’, pero no saben quién es Frank Saldaña. Cuéntanos sobre ti.

Siempre he sido gordito y de buen diente. La pasión por la cocina es algo que me inculcaron desde niño. Desde los 11 años, estoy metido en este mundo por mi mamá. Vivo en Trujillo, pero mi familia es de Celendín, Cajamarca. Nací en Tocache, San Martín, porque mi mamá tuvo que abandonar su tierra durante la época del terrorismo. Luego, nos instalamos en la zona de Alto Moche, en el norte.

¿Cómo fue tu primer acercamiento con la cocina?

Me metí en la cocina de mi mamá, desde muy niño. Ella ahora tiene un restaurante al costado del mercado de Salaverry, pero años atrás recuerdo que vendíamos chanfainita y me levantaba muy temprano para ayudarla pelando papas y picando cebolla. Ahí fue donde aprendí primero. Mi mamá tiene una gran sazón y no lo digo solo porque sea mi mamá (risas). Primero empezó con una mesita, luego dos y después un toldo. Nos terminaron corriendo, porque no permitían ambulantes en la calle. Mi mamá tuvo que alquilar una casa cercana y, con su trabajo de tantos años, pudo comprarla. Ahora tiene su casa de tres pisos y en el primer piso está su restaurante. Recuerdo que aprendí a preparar ceviche, gracias a los pescadores que iban al mercado. En mi familia, yo soy el encargado de hacer ese plato. Ellos me esperaban a que llegara del colegio, para que yo les cocinara.

¿Cuál fue tu primer trabajo como cocinero?

En un momento, mi mamá estaba muy ocupada con el restaurante y yo descuidé mis estudios. Para alejarme de las calles, mi abuela decidió llevarme a Chiclayo. Tenía 12 años y, como quería seguir aprendiendo de cocina, me ofrecí para trabajar en un restaurante frente al Banco de la Nación. Era menor, pero lo hice para aprender, porque mi sueño era ser cocinero. Ahí trabajé por S/6 diarios, durante un año. Trabajaba de 6 de la mañana a 9 de la noche y el colectivo me costaba S/4.50. Solo me quedaba con S/1.50 al final del día.

¿Qué tan importante fue la influencia de tu abuela en tu formación como persona?

Para mi abuela, yo era el mejor cocinero del mundo. Hasta cuando se me quemaba el arroz, ella decía que era el mejor arroz de todos. Recuerdo que, después de mi primer día de trabajo, ella estaba esperándome. Tenía esa creencia que el primer sueldo debe compartirse con la familia, para que nunca falte trabajo y ni dinero. Fuimos juntos a una bodega y, con mi S/1.50 compramos dulces, para comer los dos.

¿Por qué volviste a Trujillo?

Terminé mis estudios en un colegio no escolarizado en Chiclayo, y trabajé en varios restaurantes y hoteles. Incluso, después de un tiempo, puse una pequeña cevichería llamada Pa’ bravo, yo. Yo era el cocinero, el mozo y el jalador. Pero mi mamá enviudó y me pidió ayuda con su restaurante. Me vine a Trujillo junto a mi abuela, y estuve ayudando a mi mamá, mientras trabajaba también por mi cuenta. Justo cayó la pandemia y mi abuela falleció por coronavirus. Caí en una terrible depresión, no quería salir de mi casa por nada del mundo.

¿Tu trabajo en Ají Causa ha servido para reponerte de su pérdida?

Me está ayudando a seguir el sueño que mi abuela siempre apoyó. Fue la mujer que más he amado y la que más me ha amado. Recuerdo que ella me compró mi primer libro de cocina. Estaba firmado y con su dedicatoria: Para mi querido nieto, porque algún día será un chef reconocido. Estoy seguro que ella estaría muy orgullosa de mí.

¿Cómo nace la idea hacer videos en redes sociales?

Estaba hundido en depresión. Mi primo intentó animarme y me insistió varias veces para hacer videos de recetas. Pero tenía muchas inseguridades. No me gustaba cómo me veía y me comparaba con otros cocineros que hacían este tipo de contenidos. Por eso, al principio, solo grababa mis manos. Teníamos pocas reproducciones en Facebook. Cuando estábamos a punto de dejarlo, decidimos apostar por Tik Tok y hacer un último video. Como pensamos que era nuestro último cartucho, decidimos que se me enfoque por completo y también lo hicimos divirtiéndonos. Publicamos y, sorpresivamente, y a la hora y media, llegaron miles de notificaciones a mi celular. Yo pensaba que estaba malogrado. Nos hicimos virales y así empezó todo. Lo que más me reconforta es el cariño de las personas que ven nuestros videos, porque promovemos un humor sano. La cocina no está para competir, sino para compartir.

¿Qué mensaje quisieras dejarle a las personas que, como tú, siguen persiguiendo sus sueños?

No sirve de nada ser talentoso si no existe un esfuerzo y trabajo de por medio. Yo soy clara muestra de eso. Yo no estudié cocina, pero siempre me gustó. Trabajé a más no poder y fracasé mil veces. Cuando vendía combinados con mi abuela, no me compraban mi comida y a veces ni se acercaban. Mucha gente, porque fracasa en un negocio, ya se siente fracasada. Pero lo que fracasa es el negocio, no la persona. Es importante nunca dejar de anhelar algo y poner tu trabajo siempre en manos de Dios.

AUTOFICHA:

-”Mi nombres es Eugenio Franklin Saldaña, pero todos me llaman Frank. Mi familia es de Celendín, Cajamarca, nací en Tocache, San Martín, y ahora vivo en Trujillo. Estoy metido en el mundo de la cocina desde niño, pues mi madre tiene un restaurante cerca al mercado de Salaverry”.

-“También viví en Chiclayo, junto a mi abuela. Allá terminé mis estudios en un colegio no escolarizado. Para aprender más sobre cocina, trabajé por S/1.50 diarios durante un año en un restaurante frente al Banco de la Nación”.

-“Ají Causa tiene más de 2 millones de seguidores en Facebook y supera los 687 mil en TikTok. Estamos muy enfocados en sacar contenido divertido, pero siempre con humor sano. Los videos que compartimos en redes son trabajados por mí, mi primo y mi ahijado que es el editor”.

@aji.causa

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