La periodista es autora del libro 'Morir de amor. Un reportaje sobre el feminicidio en el Perú' (César Campos/Perú21).
La periodista es autora del libro 'Morir de amor. Un reportaje sobre el feminicidio en el Perú' (César Campos/Perú21).

Limeña, pero de raíz arequipeña. Asegura que es tímida, aunque su voz firme la contradice. Divorciada. Libre. Sentimental. Desborda emoción cuando recuerda a su madre. Autora de 'Morir de amor. Un reportaje sobre el feminicidio en el Perú' (Aguilar, 2017), libro que narra el bárbaro asesinato de cuatro mujeres. Son las generales de ley de Teresina Muñoz-Nájar, “periodista desde que tiene uso de razón”. La atroz coyuntura de violencia e indolencia nos sienta frente a una grabadora, rodeados de mesas vacías, a media de cuadra de Palacio de Gobierno, en el corazón de una ciudad de la furia.

Lo revelado en los audios de los magistrados deja la sensación de que el negociado es hasta peor que los feminicidios o las violaciones.
Se convierten en cómplices. La violación sexual a menores de edad es una suerte de pandemia en el Perú. Es una cosa gigantesca. Las cifras son enormes. Es horrible, indignante e inmoral.

¿Qué está pasando?
Siempre ha pasado, lo que ocurre es que se ve más. Y también pienso que hay un contraataque machista, sobre todo por los feminicidios, que han aumentado.

¿Por qué tanta crueldad?
Es como decirle a la víctima: no pienses, desaparece, no hables. Tiene que ver con eso. Siempre ha habido crueldad y siempre con el afán de desaparecer a esa ‘propiedad que creo que es mía’ y ‘que creo que no me ha obedecido’. Mientras no cambiemos ese chip, seguirá pasando.

¿Y dónde se fabrica ese chip?
Desde siempre hemos tenido sociedades patriarcales, donde todo está concebido alrededor de lo que el hombre necesita. Las mujeres han tenido que luchar un montón; primero por el voto, luego para trabajar, estudiar, el acceso a la información. Siempre luchando por una igualdad de género y que nadie entiende. No sé por qué quieren mantener una estructura en la que el hombre tiene más derechos y prerrogativas. No se quiere abrir los ojos. Solo se apagan pequeños incendios. Tiene que haber un cambio estructural desde la educación, pero también se oponen a eso.

Una de las aristas del problema es la justicia. Y los recientes audios lo revelan. ¿Cómo llegan ahí esas personas?
Ya lo sabemos, pagando, comprando y vendiendo. Qué insensibilidad, quiénes se creen que son, en qué país están. Es desalentador. Mientras uno ve la euforia y patriotismo que ha generado el fútbol, por qué no vemos lo mismo en este tema.

Tersina Muñoz-Nájar: "Nos han criado así: no puedes divorciarte porque es pecado, y tienes que estar subordinada al marido. Eso te enseñan hasta en la iglesia".
Tersina Muñoz-Nájar: "Nos han criado así: no puedes divorciarte porque es pecado, y tienes que estar subordinada al marido. Eso te enseñan hasta en la iglesia".

Con autoridades y ciudadanos insensibles, ¿adónde estamos yendo?
Desde el colegio tenemos que cambiar, pero la casa es fundamental, pese a que en más del 50% de los hogares peruanos maltratan a las mujeres. ¿Qué valores tienen esos niños? El colegio y la casa son fundamentales para crear peruanos nuevos.

¿Por qué un hombre odia a una mujer?
Porque a los hombres les enseñan y obligan a ser machos, a ser guerreros, a defenderse. A los hombres no les ha importado entrar al mundo femenino.

¿Al punto de llegar a odiar a una mujer?
Creen que la mujer es su pertenencia. Al criarnos en la desigualdad, se crean jerarquías. Y nos han criado en esa desigualdad. Por eso el acoso. El psiconalista Jorge Bruce ya habla de terrorismo de género. No meto a todos en un saco, pero es una enorme mayoría criada para ser así y que no quiere cambiar. Y lo peor de todo es que se normaliza. Los medios tampoco están tratando con equidad los casos: levantan unos y otros no importan. Ahí también hay algo de responsabilidad.

¿Qué papel tiene la mujer ante esta violencia?
A la mujer le toca empoderarse, convertirse en activista y buscar la solidaridad de otras mujeres. Necesita más modelos de rol, mujeres empoderadas a quienes imitar. Aunque la historia ha invisibilizado a todas las mujeres empoderadas de este país.

¿Qué pasa cuando una madre cría desde el machismo a su hijo o hija?
Nos han criado así: no puedes divorciarte porque es pecado, y tienes que estar subordinada al marido. Eso te enseñan hasta en la iglesia. Es difícil sacarlo de la cabeza. Hay que ponerse en el pellejo de todas: no tengo plata ni trabajo, tengo cinco hijos y él trae la comida. ¿Cómo sales de eso?

Para usted, ¿cómo ha sido salir adelante?
Pese a que vengo de una familia conservadora por parte de padre, nunca me he sentido menos. Sin embargo, he sido criada en un colegio de monjas, donde adquirir seguridad, empoderarse y estar bien plantada es muy difícil.

¿Y cómo ha logrado estar bien plantada?
Me ha costado, un poco por esa formación donde te educan como la mujercita que tiene que sentarse como señorita. Todo el tiempo te lo recalcan y eso te hace perder seguridad.

¿Qué le ha enseñado la vida?
A ser un poco más tolerante, más segura de mí misma.

No proyecta inseguridad.
Soy tímida, pero estoy contenta con lo que soy hasta ahora.

No tuvo hijos. En una sociedad que ‘obliga’ a tenerlos, ¿qué representó para usted?
Las mujeres estamos hechas para la maternidad, pero es una opción ser o no madre.

"Mientras uno ve la euforia y patriotismo que ha generado el fútbol, por qué no vemos lo mismo (frente a los casos de violencia contra la mujer)", declara Muñoz-Nájar.
"Mientras uno ve la euforia y patriotismo que ha generado el fútbol, por qué no vemos lo mismo (frente a los casos de violencia contra la mujer)", declara Muñoz-Nájar.

'Morir de amor' es un libro que puede seguir escribiéndose.
Me he sentido muy bien al hacer el libro, por haberles dado cara a mujeres que se pierden en las estadísticas. Ahora estoy abocada a investigar la trata de personas.

¿Por qué elige esos temas?
Son temas de los que no se habla. Es un mundo que hay que ver. Es injusto lo que viven esas mujeres y niñas, y mientras no se visibilicen, esos problemas no existen.

Datos: 
- "Tengo 63 años. Soy limeña, pero he vivido hasta los 25 años en Arequipa y me considero arequipeña. Mi padre era de allá. Estudié periodismo y me vine a Lima. Entré a trabajar en Caretas, donde estuve como 18 años. Luego pasé a la revista Caras, donde he sido editora y directora. Una revista frívola”.

- “Esa experiencia en Caras fue divertida, porque sabíamos lo frívola que era y contrabandeábamos temas no frívolos, que nos costó a muchos irnos de la revista. Contrabandeábamos el no glamour, cosas reales, gente que hacía trabajos reales. Y la revista dejó de ser muy frívola”.

- “También he enseñado en las universidades de Lima y San Martín. Hoy formo parte del equipo técnico de la Comisión Investigadora que preside el congresista Alberto de Belaunde sobre abusos sexuales a menores de edad en instituciones públicas y privadas. Ahí trabajo como periodista, investigando”.