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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

"En la madrugada, aprovechándose de la recepción, un ministro había dado un golpe de estado y el presidente había sido obligado a dimitir." Así fue como las aspiraciones de don Fernando llegaron a su fin en El banquete, uno de los tantos relatos de Julio Ramón Ribeyro, el gran cuentista peruano que abandonó el mundo de las letras hace exactamente 17 años.

Recordado por el intenso realismo que impregnaba en sus obras, Ribeyro falleció el 4 de diciembre de 1994 luego de retratar con una prosa sencilla pero dura una Lima llena de marginación, de miseria, de aristocracias y de personajes que luchan por salir del abandono con tal éxito que le consiguió el puesto como uno de los autores más populares de la década del 50.

Sus viajes a Europa y su oficio como periodista no lo mantuvieron ajeno a la sociedad peruana, a la cual retrató en su obra desde mediados de siglo y obras como Los gallinazos sin plumas, Al pie del acantilado y Las botellas y los hombres todavía son consideradas joyas narrativas hasta la actualidad.

Autor también de "Prosas apátridas" (texto que quizá identifica con mayor acierto al literato), Ribeyro incursionó en la ficción con una fineza que se puede percibir en cuentos como El doblaje o La insignia. Pero nunca dejó de mantener un contacto con la realidad, con una humildad que no hizo otra cosa que potenciar su obra, capaz de ser recordada de forma paralela al despegue del 'boom latinoamericano' de Vargas Llosa y García Márquez.

A 17 años de su muerte, don Fernando seguramente habría repetido el mismo error, mientras que las calles de Lima todavía tienen a incontables muchachos como Efraín y Enrique, los cuales tendrán su propia versión del abuelo abusivo y el cerdo Pascual a quien temer. Y así la historia seguirá manteniendo vigente con el paso de los años a uno de los más grandes narradores nacionales del siglo pasado.