Rebeca Escribens al natural.
Rebeca Escribens al natural.

Fue una niña que quiso llamarse Bárbara. Un día, vio su partida de nacimiento y con su puño y letra de 8 años de edad escribió en ella. A Victoria Lucila le agregó Bárbara, nombre de una actriz del momento. En la adolescencia, con los cuatro nombres de aquella partida tramitó sus documentos. Pero no era legal y tuvo que rectificarlos, aunque la travesura, finalmente, se impuso: incluyó legalmente Bárbara.

Su padre temía que ella entrara al mundo de la . Él llegaba de trabajar y mientras sus dos hermanos menores leían un libro, ella estaba frente al espejo cantando “Yo no te pido la Luna” de Daniela Romo. “Qué haces mirándote tanto al espejo, se te va a aparecer el diablo”, le decía su padre. Hasta que llegó el día que quiso entrar al concurso de la paquita peruana, el elenco de Xuxa, quien por entonces era la reina de los programas infantiles en buena parte de Latinoamérica.

Su madre la acompañó para consultarle al padre. Todo hacía prever que le diría no. “¿Quieres hacerlo?”. “Sí”. “¿Sientes que estás preparada?”. “No, pero tengo todas las condiciones”. Fue con ella al mercado de Magdalena, a una tienda donde tomaban fotos y le ayudó a escribir la carta que enviaron al concurso. Así nacía Rebeca Escribens, hoy actriz, conductora de e, incluso, ‘youtuber’ en Mujeres de la PM. “Su forma de decirme sí fue acompañándome”, recuerda emocionada a su padre que falleció el año pasado.

Sale del programa de TV que conduce y contesta mi llamada. Ya son ocho años frente a cámaras, cada mañana.

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-¿El bloque de espectáculos es el espacio en el que has trabajado más tiempo?

Sí. Y la verdad, es el que mayores satisfacciones me ha dado, sin menospreciar a los otros trabajos.

-¿A qué atribuyes estos ocho años?

No sé, hijo, dímelo tú... (ríe). Este espacio se ha vuelto terapéutico, porque me hace bien como persona, mujer y creo que, finalmente, deduzco que eso es lo que ven las personas en la pantalla.

-Diría que se ve verdad y naturalidad.

Gracias... Me hace bien, anímicamente y económicamente (risas).

-Estar varios años en un lugar podría decir de ti que, a la vez, eres una persona ‘estable’. ¿Eres así?

Es verdad, sino tampoco existiría Mujeres de la PM, que llevamos como 10 años.

-Lo decía también porque tal vez las generaciones actuales son más cambiantes.

Pero eso tampoco está mal. En los jóvenes es una tendencia válida para los tiempos en que vivimos. Para los jóvenes todo es más rápido, como la tecnología. Viéndolo de manera profesional, eso los hace también más experimentales, son como esponjitas que van nutriéndose de cosas de manera distinta. No temo estar de un lugar a otro; muy por el contrario, mi naturaleza siempre ha sido cambiante, sé acomodarme a los cambios.

Rebeca Escribens.
Rebeca Escribens.

-Has descrito a tu padre como un hombre de pocas palabras y que casi nunca sonreía. Y tú pareces ser todo lo contrario.

Yo era la excepción. Vengo de una familia de cinco personas: padre, madre y hermanos, siendo yo la mayor. Mi papá, mi mamá y mis dos hermanos siempre han sido personas escuetas, de pocas palabras, introvertidos, calmos. Yo era la pizpireta, la saltimbanqui, yo era la que decía y hacía cosas contrarias, iba contra la corriente. Siempre me sentí distinta al mundo o a ellos, que eran mi mundo. Y por mucho tiempo sentí que yo era la rara, que mi forma de comportarme no era apropiada. Mi madre era una mujer muy tranquila, no hablaba lisuras, ama de casa al 100%. Mi padre era parco, tenía una manera distinta: trabajar duro para darnos estudios. Lo veíamos poco. No era de darnos abrazos, pero sí de darnos buenos consejos. Debo confesar que de chiquita le tenía miedo.

-¿Qué te decía?

Es que no decía nada o lo hacía con una mirada o una frase célebre...

-¿Qué tienes de tu padre?

¡Ah! Esa pregunta me hace llorar... Tanto renegué de él, de su forma de ser, que terminé siendo igualita a él; de hecho, mi madre me lo decía: “Eres igual a tu padre”. Pero me siento feliz de ser una combinación perfecta entre mamá y papá. Ahora, sí predominan en muchas cosas del papá, como el carácter.

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-Se nota en tu voz.

¿Sí? ¡Qué miedo! (ríe).

-Una voz de mando.

No es de mando. No confundamos el carácter con el mal carácter. Todos tenemos temperamento, y tener carácter es tener la sabiduría emocional para saberlo entrenar y no ser una persona de mal carácter. No me gustan las medias tintas ni me gusta dorar la píldora, soy frontal. Y tengo el buen humor (bromista) que caracterizaba a mi papá.

-Supongo que era irónico, sarcástico.

Un humor precioso. Con el tiempo aprendí a conocerlo. Las pocas veces que pude subir historias (a Instagram) con él, la gente lo quería mucho como si lo conociera de toda la vida. Entonces, yo decía: ‘Ah, caray, a ver, vamos a estudiar un poquito más a este viejo hermoso’. A través de los comentarios de la gente empecé a conocer más a mi viejo. Fue una etapa deliciosa, porque empecé a verme al espejo. Me esmeré por conocerlo más, por abrazar más ese amor que mi padre nos tuvo a su manera.

-¿Cómo es una mujer de la PM?

A estas alturas de nuestras vidas el qué dirán ya no importa, solo cuenta lo que nosotras pensemos de nosotras mismas. Esa es una mujer de la PM.

-¿Estamos preparados para mujeres de la PM o aún nos cuesta?

Está preparado el que quiere vivir distinto sin hacerle daño a nadie. Pero creo que una vida no nos alcanza para estar preparados a nada. Lo que sí es importante es el tomar decisiones. Los cambios empiezan por uno.

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-Días atrás subiste una imagen a tus redes sociales y la acompañaste con este texto: “ser es creer”. ¿En qué crees?

En mí. Cada persona tiene una misión distinta en la vida y tienes que descubrir para qué estás hecha. En algún momento le dije a Lucho (productor): ‘¿Crees que debamos salir con el bloque en medio de esta situación del país?’. Y él me dijo: “Tú estás aquí porque mucha gente se ríe contigo, se ríe con esta media hora y la gente necesita un poco de entretenimiento”. El entretenimiento siempre será para aliviar los males, para calmar un poco las aguas. La risa lo cura todo y la música calma el alma.

-¿Hoy sigues siendo la niña que quiso llamarse Bárbara?

Sí y la repotencio. Una niña-mujer de 45 años que sabe lo que quiere y lo que no.

Rebeca Escribens.
Rebeca Escribens.

AUTOFICHA:

- “Soy Rebeca Victoria Bárbara Lucila Escribens Pásara. Fui la primera hija. Rebeca se llamaba la abuela de mi papá, Vicky se llamaba mi mamá, Lucila se llamaba la mamá de mi mamá y Bárbara creo que se llamaba la protagonista de una novela”.

- “Bárbara me puse yo. Hoy mi familia es mi centro. Mi punto de partida siempre ha sido y será mi familia. A raíz del concurso de la paquita peruana se formó un taller que duró casi 4 años. Estudiamos con los mejores profesores de este país”.

- “En novelas habré hecho como 8; teatro hice poco, pero hice el musical de Evita Perón que lo tengo que volver a hacer. Y programas de TV hice más. Ahora con Mujeres de la PM por ahí podríamos estar en el teatro, por ahí una peliculita; son ideas locas que se nos ocurren”.

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