"Fue un año negativo. El concierto de Black Sabbath no lo realizamos por el poco público que iba a haber para un estadio, y el de Ringo Starr fue otro fracaso porque solo vendimos 3,500 entradas. Pensé que, por ser un ex-Beatle, irían 10 mil personas. Sucede que hay un desconocimiento de varios empresarios que traen muchos espectáculos. El Perú es una plaza en la que no existen los fans. Las repeticiones de los artistas no funcionan. Cuando vi anuncios de los conciertos de Metallica y de Juan Gabriel, que son dos artistas que se repiten, llego a la conclusión de que no hay escarmiento. Nadie aprendió nada", señala Ferrand.