A casa llena, Nito Mestre cerró la primera de las dos fechas en Lima con el público aplaudiéndolo de pie, pidiendo otra y coreando el eterno: ¡olé, olé olé, olé, Nito, Nitooo!
No era para menos. Con su buen humor, carisma y, por supuesto, impecable voz, Nito Mestre, piedra fundamental del cancionero argentino gracias principalmente a su trabajo en Sui Generis, se metió al bolsillo al teatro Nos entero. “¡Perú te quiere Nito!” gritó alguien desde la tribuna. “¡Gracias Nito!”, exclamó otro.
Arrancó la noche con nuevas rolas que vienen sonando en plataformas de streaming para luego continuar con el álbum Vida. Las más coreadas: Canción para mi muerte, himno de los despelucados jóvenes de los años de la dictadura militar argentina, Necesito, Natalio Ruiz, Mariel y el capitán.
Recordó también pasajes de su vida y su banda, como cuando él y Charly García pasaron los tres primeros años de su carrera siendo rechazados por todas las discográficas. Rememoró también cuando llegó a Lima por primera vez en 1985 y le sorprendió que existiera una gran fanaticada suya.
Para el viernes 5 el turno es del álbum Confesiones de Invierno con entrañables rolas como Rasguña las piedras, Cuando ya me empiece a quedar solo, Aprendizaje, la poética Un hada, un cisne, entre otras.
