La época navideña llegó, y nada mejor que tararear villancicos que nos transportan al 25 de diciembre. Estas melodías no solo evocan recuerdos entrañables, sino que guardan una historia que va más allá de la festividad.
Aunque hoy en día los villancicos están ligados a la Navidad, su origen no estuvo relacionado con esta celebración.
Si bien es de origen italiano, en Perú tenemos variadas propuestas de sabores increíbles para los gustos más exigentes. Encontramos panetones de chocolate, de maíz morado, de cacao, de chocolate, de quinua roja y negra, y hasta rellenos de helado.
En un documental de National Geographic, se destaca que la procedencia de la palabra villancico deriva de "villa" y del latín villanus, que hacía referencia a los habitantes de pequeñas localidades.
En sus inicios, los villancicos eran canciones de carácter popular, con letras que hablaban de amor o narraban situaciones cotidianas. Incluso, la filóloga Silvia Iriso, en 'El gran libro de los villancicos', explica cómo estas canciones se adaptaron a diversos temas en el siglo XVI, desde noticias históricas como la toma de Granada hasta historias de amor.
Según Iriso, la Iglesia vio en los villancicos una herramienta ideal para transmitir mensajes religiosos, sustituyendo las letras profanas por textos sagrados. Este cambio logró que estas melodías comenzaran a formar parte de la liturgia, ganando espacio en las iglesias.
Este icónico cántico pronto se difundió por toda Europa, siendo interpretado incluso ante figuras de gran relevancia como el emperador de Austria, Francisco José I, y el emperador de Rusia, Alejandro I. En 1830, alcanzó las costas de América, donde se cantó por primera vez en los Estados Unidos.
Se dice, también, que era la canción navideña favorita de Federico Guillermo IV, rey de Prusia.
En 2011, la UNESCO declaró 'Noche de Paz' como Patrimonio Cultural Universal. A pesar de su simplicidad, esta melodía se ha convertido en una de las canciones más y hermosas del mundo, siendo una pieza indispensable en las celebraciones navideñas.
Entre los villancicos más emblemáticos destacan 'Blanca Navidad', escrito en 1940 por el compositor Irving Berlin y reconocido por el Récord Guinness como el tema más vendido en la historia. También está Mi Burrito Sabanero, conocido como 'Burrito de Belén', compuesto por el músico venezolano Hugo Blanco en 1975.
Por su parte, Marimorena, de origen español y autor desconocido, data del siglo XVIII, mientras que 'El Niño del Tambor', también llamado 'El Tamborilero', es atribuido a la pianista norteamericana Katherine Kennicott, quien lo tradujo al inglés en 1941, basándose en un supuesto original checo.
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