(Jaime Cabrera Junco)
(Jaime Cabrera Junco)

Redacción PERÚ21

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Por Juan Carlos Fangacio y Jaime Cabreraleexgusto@gmail.com

Por alguna extraña razón esta conversación se fue postergando. Empezamos a contactar al poeta desde agosto, mes que hacía juego con el título de su poemario reeditado: Tromba de agosto (Lustra Editores, 2012). Sin embargo, o el poeta no podía o nuestros tiempos no coincidían. Al final, antes de que acabe el 2012, conversamos con él. (Lima, 1944) nos recibió en su casa para poder hablar sobre su obra, la influencia de y su poesía en particular.

En un texto que recoge Tulio Mora en la antología de Hora Zero (Los broches mayores del sonido) y que inicialmente iba a publicar José Miguel Oviedo, usted dice que empieza a escribir a los 18 años y que escribir es su "venganza". ¿Por qué lo dijo?Mira, si tú rememoras el año 1965 (Hora Zero sale en el 70), la sociedad peruana en esa época era terrible. Se excluía a la gente, a los obreros, a los trabajadores. Ahora dicen que la realidad es frívola, pero en esa época la frivolidad era terrible desde todo punto de vista. Yo nací en la calle Miller, en Jesús María, y estaba desconcertado porque ya percibía mi sensibilidad en esa época y lo mejor que hice fue mudarme de ese barrio al que quedaba en el Bar Pilsen, por el Ministerio de Salud. Por esa época mis padres se divorciaron y me quedé viviendo con mi madre. Ella, por primera vez, trabaja y yo la veía tomando su microbús para ir hasta el Centro Lima a trabajar. Yo he querido vengarme de la sociedad peruana siendo poeta. Pero hay que ser muy valiente para dedicarse a la poesía y a la literatura, porque desde que decides ser poeta, todo está en tu contra. Eres un sujeto bajo toda sospecha. Aparte de eso, cuando yo veía a mi madre ir en microbús al Centro, eso no lo veía en la poesía peruana. Leía a César Calvo –que es bueno, pero sus trabajos posteriores me gustan más, como Las tres mitades de Ino Moxo– o leía a Sologuren hablando de cosas líricas… y me decía ¿dónde está mi vieja yendo en microbús al trabajo? ¡No estaba!

Eso que usted llama venganza entonces es también contra esa poesía alejada de la realidad…No, no. Hay una venganza contra la época, que era muy clasista, muy de barones del azúcar. Y la otra venganza es para tratar de que la poesía aterrice en la realidad. Si yo cantaba "¡Vivan los obreros! ¡Hay que tomar las fábricas!", no estaba diciendo nada de poesía, mejor era ponerlo en un panfleto. Estábamos contra la poesía social-realista, contra la poesía elitista influenciada por la poesía inglesa, francesa y española. Entonces decidí entrar en la Villarreal, la peor universidad del Perú (ríe), y allí nacieron poetas muy importantes, allí nació Hora Zero.

La entrevista completa en el blog .