Familiares y amigos despidieron este domingo en un funeral privado en Manhattan a Joan Rivers, la fallecida comediante estadounidense que se hizo famosa por sus comentarios ácidos y su estilo descarado.
Rivers murió el jueves a los 81 años en Nueva York, una semana después de sufrir un episodio de insuficiencia cardíaca durante una operación.
A su funeral, al que solo se podía asistir con invitación, llegaron las periodistas Barbara Walters y Diane Sawyer, las comediantes Whoopi Goldberg y Kathy Griffin, el empresario Donald Trump, y la actriz Sarah Jessica Parker, entre otras celebridades.
El servicio religioso se realizó en el templo Emanu-El, una emblemática sinagoga en la Quinta Avenida de Nueva York a la que Rivers asistía.
Su hija Melissa protagonizó sentida despedida al féretro de Joan. (The New York Post)
En su autobiografía Odio a todo el mundo… empezando por mí, que publicó en 2012, Rivers había escrito que quería que su funeral fuera un gran evento de la farándula, y su deseo se cumplió.
El periodista y presentador de la televisión Geraldo Rivera comentó que nunca había estado en un funeral con tantas risas. "Fue de verdad muy divertido. Comenzó Howard Stern con un chiste para adultos (…), el rabino se tapaba la cabeza por las groserías", contó.
"Después Hugh Jackman dio en el clavo con (la interpretación de) una gran canción de Broadway. Así que fue un verdadero espectáculo de Nueva York. Fue exactamente como Joan lo habría querido", relató Rivera.
Melissa, la única hija de Rivers, también habló durante el servicio. “Melissa se mostró fuerte, ingeniosa, todo lo que Joan quería que fuera”, detalló el médico y estrella de televisión Mehmet Oz.