La entrega de los premios —los más importantes de la televisión— trajo varias sorpresas; sin embargo el resultado fue el mismo: la gente no encendió el televisor para ver la ceremonia que duró tres horas y se emitió el último lunes.

El rating que registró el evento que fue transmitido por la cadena NBC es el más bajo de todos los tiempos, pues solo fue visto por un promedio de 10,2 millones de televidentes, 11% menos que los 11,4 millones del año pasado, según cifras de Nielsen difundidas el último martes.

Esto se debería a que la transmisión del partido de fútbol americano —sagrado en Estados Unido— por ESPN, acaparó la teleaudiencia.

De hecho, NBC colocó el show para el lunes porque tenía transmisión de NFL el domingo. Y la decisión fue acertada: el partido captó 20,7 millones de televidentes.

El público viene perdiendo en general interés en estas largas ceremonias de premios, ya que prefieren acudir a las redes sociales para enterarse de los detalles.

Y los anfitriones Colin Jost y Michael Che, de "Saturday Night Live", tampoco tuvieron éxito en conquistar a la audiencia: medios especializados como el Hollywood Reporter catalogaron su diálogo de presentación de "plano" e "incompatible" con este tipo de eventos.

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