Greissy Ortega, conocida por ser hermana de la también figura pública Milena Zárate, rompió su silencio tras el escándalo que se desató por su reciente desalojo en Lince.
Ortega explicó que había llegado a un acuerdo verbal con la dueña de la habitación que alquilaba. “Yo soy amiga de la dueña de la casa, no del señor. Él no pinta aquí, vive en Puente Piedra. Ella y yo hablamos y llegamos a un acuerdo para que a fin de mes pudiera pagar los 700 soles por el cuarto”, detalló para el programa de Lady Guillén, Dilo Fuerte.
Sin embargo, la situación cambió drásticamente cuando el esposo de la propietaria, de quien ella no tenía relación, exigió un pago anticipado de 1,400 soles, lo que provocó la ruptura del acuerdo.
“Me avisa y me dice que tengo que pagar los 1,400, o de lo contrario, debía irme el lunes. Era un cuarto, tenía acceso a la cocina. Fue un contrato verbal porque soy amiga de ella. Yo trabajé en EE. UU. y no les voy a regalar la plata. Ella trabaja, él no hace nada. No pueden venir a hacer todo esto delante de mis hijos, me sentí avergonzada. Nunca he tenido problemas así de vivienda. Esto ya estaba planificado por ellos”, comentó Ortega, visiblemente afectada.
A pesar de que se había acordado su salida de la vivienda, las cosas tomaron un giro inesperado. Ortega se dirigió a la comisaría para obtener asesoría sobre su situación, y al regresar, se encontró con que le habían cambiado las cerraduras. “Fuimos a presentar una denuncia porque eso es hurto. Tengo medicinas, soy una persona medicada, y tengo documentos de mis hijos. Me robaron documentos importantes”, expresó, añadiendo que poseía alrededor de 10,000 soles en efectivo en la habitación.
La situación no solo ha tenido repercusiones económicas, sino también emocionales. Ortega reveló que ha enfrentado serios problemas de salud mental. “Tengo depresión, ansiedad, ataques de pánico y anemia. Me descompensé, han sido días difíciles”, admitió, subrayando la angustia que ha experimentado debido a la presión y la inestabilidad que enfrenta. Actualmente, sus hijos están con ella, pero han tenido que trasladarse a la casa de sus suegros, los padres de Randol Pastor.
En un momento de reflexión, Greissy también se mostró autocrítica sobre su situación. Reconoció que, aunque es madre y se siente responsable de sus hijos, hay circunstancias que escapan a su control.
“La responsable soy yo, soy su madre, pero hay situaciones que se me salen de las manos. Peco de confiada, creo que todo el mundo es bueno. Las decisiones las tomé yo, y lamentablemente estaba viviendo una dependencia emocional demasiado fuerte. No me podía desatar”, remarcó, recordando su relación pasada con Ítalo Villaseca.
El testimonio de Greissy Ortega pone de manifiesto las dificultades que enfrenta no solo en el ámbito emocional, sino también en su lucha por recuperar su estabilidad y la de su familia en medio de una situación adversa.
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