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El legado continúa

Gisselle Franco, cantante uruguaya: "Vine a recorrer las huellas que dejó mi padre con los Iracundos"

Siempre escuchó de su padre, el legendario Eduardo Franco, las buenas sensaciones que le dejaban sus presentaciones en el Perú. Entonces, decidió sentirlo en propia carne.

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Gisselle Franco
Gisselle Franco, hija del recordado Eduardo Franco, mítico vocalista de Los Iracundos. (Foto: Martín Pauca)
Fecha Actualización

“¿Quieres subir a cantar?” fue la pregunta que cambió todo para Gisselle Franco, hija del gran compositor y vocalista original de Los Iracundos, Eduardo Franco. Hoy, el legado continúa y ha decidido unirse a la banda, que sigue encandilando al público latinoamericano con las letras cargadas de amor, obra de su padre.

Siempre escuchó de él las buenas sensaciones que le dejaban sus presentaciones en el Perú. Entonces es que decidió sentirlo en propia carne, arribando a nuestro país como parte del tour “Bienvenida”, y esta fue su experiencia.

 

¿Cómo te sentiste en Perú?

No tengo más que palabras de agradecimiento con este país tan hermoso del que mi padre (Eduardo Franco) siempre hablaba, que lo quería tanto y era feliz aquí; lo mismo digo: fui feliz aquí. La gente es muy cálida y cariñosa. Lo más importante para mí es saber que la gente valora mucho la obra de mi padre a nivel poeta; eso me encanta y agradezco infinitamente a todo el Perú que me hayan recibido con tanto cariño.

 

¿Te contaba del Perú?

Él llegaba de aquí y me decía “¡ay, china!, no sabes lo que es el Perú, te va a encantar”. Me lo dijo, creo ahora, por la variedad que hay: tienen montaña, mar, selva, esto, lo aquello, lo otro y encima la calidez de las personas. Vine como a juntar un poquito de cariño para llevar a Paysandú. Es tan lindo. Cuando vine por primera vez al Perú, a ver a Eva Ayllón, no me detuve a ver la obra de papá; ahora sí lo hice, porque creo que el Perú lo acogió y él adoraba este país. Él me contaba que iba a Iquitos, en la selva, y me decía “es tan lindo tocar en esos lugares”. Por eso ahora vivo el show desde una parte muy emocional.

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Gisselle Franco
Gisselle Franco con la bandera de su natal Paysandú, Uruguay. (Foto: Martín Pauca)

 

¿Cómo decides iniciar esta aventura?

En la vida a veces hay que elegir momentos y yo elegí, en este momento de mi vida, a mis 53 años, subirme al barco de Sebastián Velázquez, este gran emprendimiento de cantar, no es casualidad. Y es que la simple pregunta de “¿quieres subir a cantar?” cambió todo para mí. Y le dije que sí, porque es un honor recorrer las huellas que dejó mi padre. ¿Con cuántas canciones de Los Iracundos se habrán casado? ¿Con cuántas canciones se habrán enamorado? Tengo varias de esas anécdotas y eso me llena el alma. Le cuento esas cosas a mi madre y ella se enamora aún más de mi papá. Ella en muchas canciones está, no la nombra, pero ella está.

 

¿Cómo recuerdas a tu padre?

Tengo un montón de memorias. Él tenía una gran creatividad, yo a veces dejaba mi cuaderno de apuntes e iba a lavarme los dientes o merendar, y él ya había escrito algo. A esa edad no me podía dar cuenta, pero ahora es un tesoro: nunca dejaba de crear y por eso era tan dedicado a su carrera, lo tenía muy interiorizado. Él estaba en casa y a la vez trabajando, cumpliendo su rol de padre y también el de artista.

 

¿Era un romántico?

Claro. Uno de mayor empieza a estudiar la obra de su padre y sí, repartió amor por todo el mundo, porque la música de él es amor. Toca fibras emocionales en las personas con un mensaje siempre lindo. Cuando él estaba por morir, llega la canción “Apróntate a vivir”, y si la escuchas con detenimiento, te está diciendo que ya va a morir, que se va, que ya sos libre. Tenía el don, siempre estaba componiendo, lo descuidabas un minuto y ya estaba creando una canción. Fue una bendición tenerlo como padre.

 

Tiene un gran repertorio.

Vivió por 43 años, corto lapso y desde sus 16 hasta su muerte declaró 473 canciones; más todas las que tiró, contando esas, no imagino cuántas tendría. A mí me motiva mucho la canción “Tu nombre en la pared”; su letra es como un mensaje de despedida, para que todos vean que el amor nunca muere. Él sabía que iba a morir y seguía escribiendo. No buscaba el hit. No era que, porque ahora sí, tenemos el marketing, sabemos para dónde apuntarnos, pero en esa época no. Estoy hablando del año 83, o menos. Él no se imaginó.

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Eduardo Franco
Fotografías que conserva Gisselle de su padre. (Foto. Martín Pauca)

 

Se fue muy joven.

Él comienza con Los Iracundos en 1966, a los 16 años, y fallece a los 43, pero se enfermó a los 38 de Hodgkin, que es un cáncer a los ganglios, y quizás no se sepa si se sabía de la enfermedad o no aquí en Perú; pero él sí sabía, aunque no la gravedad del caso. Yo era pequeña, pero mi madre le dijo que tenía estadio 1, para que él siguiera y siguió, sin desmoralizarse. Si tú le decías a una persona que se va a morir en seis meses, ¿qué hace? Hay que ser muy fuerte para lidiar con eso.

 

Tenía un gran amor por el arte.

Continuó seis años y murió luego de una última actuación en Cochabamba, en la que no tenía necesidad de ir, porque económicamente estaba bien, lo hizo por sus compañeros, con quimioterapia y con todo. Si uno se cansa estando normalito, imagina una persona con cáncer. Lo que es el amor por la carrera… es por eso que vengo a ver su legado, más allá de que tenga una gran admiración por él.

 

A pesar de los años, está vigente.

Es una emoción muy grande, más que nada porque sé el tipo de persona que era, sé que la peleó con la enfermedad; hoy, a más de treinta años de su muerte, pongo en una balanza lo que hizo él y lo que dejó, y veo que crece más. Conozco a chicos de ocho años cantando “Marionetas de cartón”, ya es como parte del inconsciente colectivo, y pienso que ni él ni nosotros, su familia, tomamos dimensión del impacto que generó y me ha dejado realmente sorprendida, sorprendida para bien, tengo una gran alegría.

 

AUTOFICHA

  • “Soy Gisselle Franco, tengo 53 años, hija de Eduardo Franco, compositor de grandes obras musicales. Nací en una familia de músicos del interior de Uruguay, en Paysandú. Vine a recorrer un poquito lo que hizo mi padre. Nunca supe con certeza el impacto que generó”.
  • “Mi primer show fue en Salto (Uruguay) y la gente me apoyó mucho, estoy muy contenta. Esta es mi primera gira internacional, el Tour Bienvenida, que preparó Sebastián Velázquez, hijo de Juan Carlos Velázquez, baterista original de Los Iracundos. Soy parte del grupo”.
  • “Mi padre era una persona muy sencilla, no se movía tanto por el escenario, no era un bailarín como se dice, y odiaba hacer playback. Siempre le gustó, en cualquier escenario, en cualquier país, cantar en vivo. Él era tímido un poco para el escenario, pero siempre encontraba el temple, era pura voluntad”.