Puede ser pequeña, por momentos incómoda y hasta no nos puede gustar que esté ubicada en Larcomar (aunque nos digan románticos siempre la preferiremos en el parque Kennedy), pero el atractivo de los libros siempre será superior a cualquier contratiempo.
Si nos quedáramos en las meras sensaciones, pocas cosas son tan placenteras como rozar el papel, acariciarlo, olerlo, sentir el peso y el volumen de un libro.
Y si hablamos de su contenido, no es novedad que sus páginas son una invitación al conocimiento, al deslumbramiento, a la fantasía y, quizá, a la sabiduría.
Sí, los libros en nuestro país no son tan baratos como debería ser –en esta feria se han creado mesas redondas para discutir y solicitar una reforma de la Ley del Libro–, pero, precisamente, ferias como la Ricardo Palma permiten encontrar gangas (y motivaciones):
Poemarios de Vallejo a S/.5, los libros de Anagrama con 30% de descuento (y más), las publicaciones de Peisa con rebajas de hasta 15%, todos los libros de Contracultura en oferta, el catálogo de Estruendomudo rebajado, las reediciones de las novelas de Jorge Eduardo Eielson (El cuerpo de Giulia-no y Primera muerte de María) recién salidas de la imprenta y joyas como Desayuno, el libro de Micaela Chirif e Issa Watanabe (elegido el Mejor en Literatura Infantil), en edición especial. ¿Necesita más excusas para ir a la feria?
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