Jefferson Farfán ha demostrado que su espíritu competitivo se extiende más allá de las canchas. Contrario a la creencia popular de que el centro comercial KM40 en Lurín representa su primera incursión en el mundo de los negocios, Farfán ya había explorado el ámbito empresarial hace cuatro años con un proyecto gastronómico en Turquía.
Sin embargo, la pandemia global truncó este emprendimiento, dejándolo con inseguridades sobre futuras inversiones.
Recientemente, en una conversación con Santiago Cafu Salazar, el exfutbolista profundizó sobre su primer emprendimiento fuera del Perú, describiéndola como un punto de inflexión en su trayectoria personal y profesional.
«Siempre he tenido la inquietud de emprender en áreas ajenas al fútbol, especialmente en el sector inmobiliario. Mi madre siempre me aconsejó invertir en propiedades. Inicialmente, nos enfocamos en eso», contó para el programa ‘Edición Limitada’.
«Posteriormente, durante mi etapa en Rusia, decidí aventurarme con un restaurante que, lamentablemente, la pandemia afectó negativamente, llevándome a perderlo todo. El dolor y el sufrimiento fueron inmensos, una etapa muy difícil. Pero el apoyo incondicional de mi madre me dio la fortaleza para seguir adelante. Sus palabras fueron: ‘Vendrán cosas mejores, si esto ha pasado es por alguna razón’”, compartió Farfán.
El exfutbolista describió su proyecto en Turquía como una empresa conjunta con un amigo, ubicado en un hermoso entorno cerca de un lago en Estambul.
“Aún conservo una fotografía de ese lugar y, cada vez que la veo, me invade la nostalgia. Realicé una inversión considerable, pero la pandemia lo paralizó todo. Sin embargo, lo considero parte del aprendizaje. Seguí adelante gracias al gran apoyo de las personas que me rodeaban. Ahora, mi enfoque y mi alegría están puestos en mi nuevo proyecto: KM40”, añadió.
Tras este duro golpe en Turquía, Farfán admitió haber sentido temor de volver a invertir. No obstante, el aliento de su madre, ‘Doña’ Charo, lo impulsó a apostar nuevamente, esta vez por un terreno en la antigua Panamericana Sur, lugar donde se erige hoy el centro comercial KM40.
“Mi madre me contactó desde Lima para decirme: ‘Hijo, encontré un lugar con un gran potencial, que será el futuro y el legado de nuestra familia. Confía en mí’. Le pregunté el precio y me asusté al escuchar las cifras. Le dije: ‘Mamá, ¿estás segura? ¿Y si ocurre un huaico?’. Estaba preocupado y le recordé la pérdida del restaurante. Ella me respondió: ‘Hijo, esta oportunidad se presenta por una razón. Si aquello salió mal, esto es tu futuro, confía en mí’”, relató.
Finalmente, Farfán tomó la decisión de adquirir el terreno, a pesar de sus reservas. “Recuerdo el temor con el que hice la compra, pues recordaba que esa zona había sido afectada por un huaico. Pensé que podría ocurrir de nuevo. Pero mi madre fue una visionaria. Me insistió innumerables veces para que comprara ese terreno. Yo tenía la intención de emprender algo, pero no sabía qué”, concluyó el exdeportista.
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